Por Juan Carlos Zapata (KonZ).-
La excusa son los casos de Ecuador y Chile. Pero el mensaje es para Nicolás Maduro. Jaua, exministro, excanciller y exvicepresidente de Chávez y Maduro, ahora castigado por Maduro, pero chavista hasta la médula, escribe y señala que el silencio de los pueblos es la antesala a la protesta, al estallido social. Porque la procesión va por dentro. Es una “aparente pasividad”.
Más claro no puede ser Elías Jaua. Analiza los estallidos sociales de Ecuador y Chile. Encuentra las causas en el paquete neoliberal, caso Ecuador, y en la “exclusión estructural”, caso Chile, como consecuencia de la “continuada” aplicación de las recetas neoliberales. Jaua no ataca al FMIcomo lo hace Nicolás Maduro. No quiere ubicarse en el mismo discurso. Lo suyo es un mensaje. Un alerta. Una advertencia.
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Señala que “los pueblos avisan”. De hecho, este es el título de su más reciente artículo en Aporrea. ¿Y cómo avisan? ¿Cómo se va conformando la crisis? Lo que Jaua aplica a otros casos es lo que aplica para el caso de la Venezuela de Maduro. Y de allí el mensaje. Dice:
No hay duda. Jaua describe el cuadro político de Venezuela. No el de Ecuador. No el de Chile. No el de Argentina. Jaua los pone como ejemplo a los dos primeros. Es la excusa para hablar de lo que ocurre en Venezuela y de la eventualidad de que ocurra un estallido social.
Los avisos no son oídos arriba. (Se entiende que en el poder. En la cúpula del poder).
No son vistos arriba.
O los ignoran arriba.
Jaua apunta cuatro señales:
La abstención. La gente deja de votar. Con lo cual el proceso político pierde legitimidad. Jaua no lo dice. Pero cabe la interpretación que esto es lo que pasó con la Asamblea Nacional Constituyente. Esto es lo que pasó con la elección fraudulenta de Maduro.
Señala que la gente se va desafiliando de los partidos. Los gremios. Los sindicatos. “Hasta quedar convertidas en cascarones vacíos u ocupadas por un pequeño grupo de ‘irreductibles’ que asumen, equivocadamente, que representan a la mayoría”. Es lo que ha pasado con el PSUV. Es lo que ha venido ocurriendo con los sindicatos en Venezuela. Y los gremios.
Apunta Jaua que otro aviso es la “anomia social”. Esta se expresa a través de “la resolución ilegal de problemas”. De allí la violencia social, la criminalidad. La dirigencia pierde la capacidad de mediación social. Y la relación entre el Estado y la sociedad se reduce a la actividad represiva.
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Entonces, se produce una “aparente pasividad, la gente deja de protestar, de demandar ante las autoridades no porque estén felices, sino porque saben que no obtendrán de estas ninguna respuesta o solución. El calvario va por dentro”.
No hay duda. Jaua describe el cuadro político de Venezuela. No el de Ecuador. No el de Chile. No el de Argentina. Jaua los pone como ejemplo a los dos primeros. Es la excusa para hablar de lo que ocurre en Venezuela y de la eventualidad de que ocurra un estallido social. Porque, Jaua remata citando al expresidente de Chile, Salvador Allende: “Los procesos sociales no se detienen…” La rebelión de los pueblos contra la exclusión y en la búsqueda de un modelo donde puedan vivir bien, con justicia, con igualdad, con dignidad podrá ser dilatada, contenida pero al final, si no hay rectificaciones profundas y sinceras en el plano ético, político, económico, social y cultural, éstos se van a manifestar ejerciendo el supremo derecho humano a la rebelión”.
Más claro no canta un gallo.
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