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Análisis: ¿El bloqueo de EE. UU. a Venezuela empujará caída de Nicolás Maduro?

Leyenda de Foto: En los últimos días el gobierno de Nicolás maduro ha llamado a la movilización en protestas por las nuevas sanciones de Estados Unidos. Reuters

Nuevas sanciones de EE. UU. son más presión sobre el régimen, pero podrían dinamitar el diálogo.

Por: Redacción Internacional (AFP) 10 de agosto 2019 , 10:38 p.m.

Estados Unidos apretó aún más la soga a Nicolás Maduro con la congelación de activos del gobierno venezolano en ese país, lo que reduce el margen comercial de Caracas, y de la misma forma impactó el diálogo en Barbados, que con la suspensión de los encuentros –al menos temporal– impuesta por la ausencia de los delegados de Nicolás Maduro, plantea serios interrogantes sobre el futuro de esta iniciativa impulsada por Noruega.

De hecho, la semana desnudó las serias divergencias que hay dentro de la oposición sobre el futuro del régimen chavista, y enfrentó a dos de sus principales líderes: Henrique Capriles y María Corina Machado, por la recalcitrante posición de la segunda de optar por una vía militar como salida a la crisis, un escenario varias veces descartado, pero que su sector político sigue privilegiando por encima de la salida negociada.

Estas son las claves de los escenarios que plantean las nuevas sanciones:

¿Qué implica económicamente el bloqueo?

Cualquier empresa podrá ser sancionada si comercia con el gobierno, aunque una licencia excluye las transacciones de alimentos, agroinsumos, medicinas, material hospitalario y ropa, escasos o impagables por una inflación que –según el FMI– cerrará 2019 en un millón por ciento.

Citgo –subsidiaria de la petrolera PDVSA y principal activo en Estados Unidos– había sido bloqueada con anterioridad, junto con cuentas bancarias y sedes diplomáticas. La presión incluía el embargo al crudo venezolano –prácticamente, la única fuente de ingresos– y la expulsión del sistema financiero estadounidense.

Las sanciones “intentan cerrar las válvulas de oxígeno que el gobierno había conseguido para sobrevivir”, dijo a la AFP Asdrúbal Oliveros, director de la consultora Ecoanalítica. Según expertos, Maduro viene triangulando las ventas de petróleo con ayuda de Rusia para eludir las restricciones.

La situación de Venezuela es devastadora: la producción petrolera se derrumbó de 3,2 millones a 1 millón de barriles diarios en una década, mientras la economía se redujo a la mitad desde 2013 y el FMI prevé una contracción de 35 por ciento este año.

“El sector privado no asociado al gobierno, en la medida que los bancos no tengan capacidad de discriminar si apoyan o no a Maduro, pueden ver afectadas sus operaciones”, dijo Oliveros. La orden ejecutiva incluye exenciones que autorizan a la banca pública para “transar” con franquicias de tarjetas de crédito y débito, el pago de servicios para el uso de internet, ciertas operaciones con bonos de PDVSA y transacciones para mantener operativas a petroleras como Chevron.

¿Y el venezolano de a pie?

Otra licencia garantiza las remesas que envían los migrantes (3,3 millones de venezolanos salieron del país desde 2016), estimadas por Ecoanalítica en 3.000 millones de dólares para 2019.

Pero la disponibilidad de bienes y servicios seguirá limitada en un país cuyo sector productivo solo abastece 25 por ciento de la demanda, el salario mínimo es de apenas 5 dólares y los subsidios están pulverizados. Con el agravante de que las importaciones estatales, de 57.000 millones de dólares en 2013, caerían este año por debajo de los 8.000 millones, según Ecoanalítica.

¿Es un embargo a la cubana?

No, pues “en Cuba se prohibió cualquier tipo de exportaciones estadounidenses”, dijo a AFP el internacionalista Mariano de Alba, refiriéndose al embargo vigente desde 1962, endurecido por Trump y que afecta a los privados.

A diferencia de la isla, añadió, los particulares venezolanos podrán seguir negociando con empresas estadounidenses, aunque algunas podrían abstenerse para no ser sancionadas. El gobierno venezolano advierte que no se podrán pagar, por ejemplo, suministros para el sector eléctrico, que controla el Estado y colapsa continuamente.

¿Afecta el proceso de diálogo?

En rechazo al bloqueo, Maduro canceló el miércoles el viaje de sus delegados a la cuarta ronda de conversaciones con la oposición en Barbados y dijo que revisará el proceso, en el que media Noruega. Para el gobierno, las nuevas sanciones son una “patada a la mesa”.

Nicolás Maduro, líder del régimen venezolano .Foto: Manaure Quintero / Reuters

A la cita viajaron los representantes del líder opositor Juan Guaidó, reconocido como presidente encargado por medio centenar de países encabezados por Estados Unidos. Guaidó defendió las medidas como parte de una estrategia coordinada con sus aliados para sacar a Maduro, que según él incluye la protesta ciudadana, venida a menos en los últimos meses. La oposición exige nuevas elecciones, pero Maduro las descarta y plantea un acuerdo de “convivencia democrática” y el levantamiento de sanciones.

¿Caerá Maduro?

Pese a la arremetida de Trump, Maduro se aferra al poder con el apoyo de los militares, Rusia, China, Irán y Cuba.

“Es improbable que las sanciones logren un cambio de gobierno, pero reducirán significativamente su capacidad operativa”, opinó Diego Moya-Ocampos, del IHS Markit Country Risk, basado en Londres.

El sector privado no asociado al gobierno, en la medida que los bancos no tengan capacidad de discriminar si apoyan o no a Maduro, pueden ver afectadas sus operaciones

Trump no descarta una intervención militar, pero esta opción parece lejana a 14 meses de las elecciones estadounidenses, por lo que el ‘bloqueo’ parece ser su carta.
“Su estrategia es seguir apostando al quiebre militar”, afirmó De Alba, destacando que las sanciones prevén beneficios para funcionarios que den la espalda a Maduro.

Una cuarentena que Trump también considera e implica un bloqueo naval “generaría indignación internacional por una situación que no es una amenaza para la seguridad nacional” de Washington, comenta David Smilde, profesor de sociología y estudios latinoamericanos en la Universidad de Tulane.

Hambre desacelera hiperinflación

El poco acceso que el venezolano común tiene a los alimentos desaceleró la hiperinflación del país, que en julio registró un crecimiento del 264.872,9 por ciento en su tasa interanual, según un cálculo del Parlamento, de mayoría opositora.

La inflación en julio fue de 33,8 %, 10 puntos por encima de la reportada en junio, y en lo que va de año acumula una subida de precios de 1.579,2 %, según las cifras que presentó el diputado Alfonso Marquina. “Esta reducción drástica en el consumo (…) ha desacelerado la hiperinflación” y “tiene mucho que ver con que el pueblo de Venezuela está pasando hambre”, dijo .

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