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Análisis: El desquite de Pedro Sánchez

El historiador británico Archie Brown, en su obra más conocida, El mito del líder fuerte, menciona el papel de los líderes políticos cuando se incorporan al selecto club de los primeros ministros del mundo. «Ni siquiera los gobernantes más interesados en la política interna pueden soslayar el escenario internacional. La mayoría, de hecho, aprende a disfrutar con él», dice el profesor.

La noche de la cena en el Museo del Prado, cuando Pedro Sánchez iba saludando, explicando los cuadros y notando el asombro en los ojos de los mandatarios del mundo occidental frente a la belleza del arte, las elecciones andaluzas quedaban tan lejos como si nunca hubieran tenido lugar, y la tragedia de Nador era sólo un recuerdo algo amargo. La Cumbre de la OTAN pasará a la Historia por la reinvención del concepto de atlantismo y la guerra con Rusia, sí, pero lo que sucedió en El Prado, la complicidad de los mandatarios del mundo, tendrá también un lugar muy destacado en la Historia. Eso sólo podía pasar en este Museo. Y pasó.

En el peor momento político de la legislatura, con una dolorosa derrota electoral en Andalucía y la inflación disparada, Pedro Sánchez ha vuelto a asombrar a su partido, a su Gobierno, a la oposición y a sí mismo. «Ha sido apabullante. El poder de transformación y de adaptación de Pedro es increíble, le ha dado la vuelta a situaciones adversas imposibles ya muchas veces. El futuro será lo que sea, la situación es grave por la guerra y las consecuencias económicas, pero ha quedado claro que Pedro Sánchez domina el plano internacional y es un gobernante respetado en el mundo», señalan desde el interior del Gobierno.

Y van más allá. «Como país, la Cumbre de la OTAN ha supuesto un subidón en todos los sentidos. Todo lo que podía salir bien ha ido incluso mejor. Un ejemplo de buena organización que sin duda tendrá un retorno para España. Las imágenes que hemos mostrado al mundo no tienen precio en términos de reputación de país».

Es difícil resumir en palabras el júbilo del Gobierno y del PSOE después de esta semana grande de Pedro Sánchez. El presidente español más censurado por gobernar con los comunistas ha resultado ser el más atlantista entre los atlantistas. El presidente que ha puesto la alfombra más roja a EEUU para ampliar el uso de sus bases en España. Hay un hilo que une las presidencias de José María Aznar y Pedro Sánchez. El hilo atlantista.

En una coyuntura diferente y desmontando muchos de los lugares comunes que se despachan en la política española, Pedro Sánchez está desarrollando la misma política Exterior y de Defensa que el PP; al mismo tiempo que mantiene a Unidas Podemos en el Consejo de Ministros. «No es un izquierdista, ni un radical, el compromiso con la OTAN en la dinámica mundial desencadenada con la invasión de Ucrania en este momento es lo progresista, y buscar una potente relación con EEUU es un objetivo prioritario del Gobierno español. La OTAN ya no es lo que era en los años 80», señalan los socialistas.

La oposición conservadora, sin dejar de reconocer el éxito de la cumbre y el buen papel del Gobierno -lo ha hecho elegantemente Alberto Núñez Feijóo- tiene otra interpretación de esa capacidad de transformación del presidente del Gobierno. «La Historia le ha pasado por encima. Él venía a otra cosa, a repartir los frutos de la bonanza económica que se preveía, pero la guerra le ha cambiado los planes y como oportunista que es, un hombre sin ideología, ha aprovechado la ocasión para sacar pecho. En realidad, no tenía más remedio que hacer lo que ha hecho», señalan fuentes del PP.

«Yo soy un político en casa, pero cuando viajo al extranjero, me convierto en un hombre de Estado». Son palabras -dichas con humor británico- de Harold Macmilland, primer ministro en tiempos de Kennedy, De Gaulle y Adenauer, citadas por el profesor Brown en su célebre libro sobre los líderes.

Biden, Macron, Johnson, Draghi, o Scholz quieren más a Pedro Sánchez que los de casa. El presidente del Gobierno es un líder censurado e insultado dentro y un «actor global» -Moncloa dixit- apreciado fuera. Él mismo se dolió en la entrevista con Antonio García Ferreras, de que sectores políticos y mediáticos conservadores intenten caricaturizarle «poco menos que como un dictadorzuelo».

Sin que el Gobierno y el PSOE quieran expresarlo de forma clara, el éxito de la Cumbre de la OTAN ha supuesto para Pedro Sánchez una suerte de desquite ante esos sectores políticos y mediáticos que no le respetan como jefe de Gobierno porque fue elegido con los votos «contaminados» de ERC y EH Bildu, enemigos de España.

La caricatura se completa con tener a comunistas en el Consejo de Ministros. «El presidente no tiene necesidad de reivindicarse, todos los españoles han visto cuál es su papel en la escena internacional donde se reconoce su liderazgo, y cuál es su ambición de transformar el país en materia de seguridad y defensa, y también en lo económico y, sobre todo, en lo social», señalan sus colaboradores.

¿Cómo se compadece el compromiso atlantista del Gobierno de coalición con el «no a la OTAN» de los ministros de UP? Los socialistas responden. «Se han quedado en Mayo del 68, se niegan a asumir la realidad. En este momento, la posición de Unidas Podemos sólo puede calificarse como infantil».

Fuente ElMundo.com

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