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Análisis: La lucha de la oposición en Venezuela: “No todo se vale para salir de una dictadura”

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Perseguida, exiliada, diezmada. No es fácil hacer oposición en Venezuela, pero si la oposición quiere restaurar el Estado de derecho, tiene que demostrar más espíritu democrático, y abrirse, otra vez, al diálogo.

“Comprendo totalmente la desesperación de los venezolanos, y ahora más que Venezuela está ad portas de una agudización de la catástrofe sanitaria por la pandemia, pero no todo se vale para sacar a un dictador”, dice, desde un comienzo a DW, Ronal Rodríguez, cofundador del Observatorio de Venezuela de la Universidad del Rosario de Colombia.

El politólogo alude al intento de incursión en Venezuela el pasado 3 de mayo de una veintena de hombres dirigidos por el mercenario estadounidense Jordan Goudreau que pretendía apresar a Nicolás Maduro. Las dudas sobre si el presidente interino, Juan Guaidó, estaba o no al tanto crecieron como el silencio del mismo. Apenas este 11 de mayo Guaidó salió a pedir la renuncia de su controvertido “asesor” J.J. Rendón, un personaje conocido como especialista en “propaganda negra” contra la oposición en varios países de América Latina. Otros lo consideran sencillamente un “depredador de la democracia”.

¿Cómo es que alguien que lidera la recuperación de la democracia en Venezuela se vale de los servicios de un “depredador” de la misma? “Desde el comienzo de la Revolución Bolivariana la oposición venezolana ha trabajado para convertirse en una oposición democrática, enfrentando al régimen en las urnas. Pero, a pesar de que le han negado las victorias, como la de la Asamblea Nacional, la oposición tiene que ser liderada por una persona con verdadero espíritu democrático, que se rodee igualmente de demócratas”, es la convicción del profesor Rodríguez, para quien el estratega venezolano J.J. Rendón, residente en Miami, “no es un adalid de la democracia”, y critica que “el hecho de que fuera Rendón, y no Guaidó, el que durante una semana entera estuviera dando explicaciones a la prensa internacional, incluida DW TV, ha dañado la imagen de la oposición y el liderazgo de Juan Gerardo Guaidó”.

Nicolás Maduro presenta un documento en el que aparece la firma de Juan Guaidó, como presunta evidencia de su participación en la incursión.

Reflexión versus desesperación

Por lo demás, el protagonismo de J.J. Rendón en el intento de incursión pone, además, en entredicho qué tanto sabían los principales Gobiernos aliados de la oposición venezolana: Estados Unidos y Colombia. “Queda muy mal que Colombia, que ha criticado durante 20 años la tolerancia y el apoyo de Caracas a grupos armados que han buscado y aún buscan desestabilizar el Estado colombiano, haga algo similar permitiendo que su territorio sea usado para entrenar a quienes buscan entrar a Venezuela para ir por Nicolás Maduro, así sea un terrible dictador”, critica Ronal Rodríguez.

El hecho de que en Colombia la Dirección Nacional de Inteligencia, una agencia que depende directamente de la presidencia de Colombia, aparentemente sabía de estos planes, es para Ronal Rodríguez “más que preocupante, porque Colombia, en ningún caso, puede convertirse en ayudante o deber permitir que el país se utilice como plataforma del derrocamiento de nadie”.

Ronal Rodríguez habla desde Colombia: “Aquí sabemos lo que significa el ‘todo se vale’ para atacar al enemigo político. Y se refiere a la creación de grupos paramilitares, con licencia inicial de funcionarios, para “defender a los civiles” y contrarrestar a las guerrillas en los años 80, pero que resultaron peores que el mal porque socavaron la institucionalidad y deshumunizaron más la guerra convirtiéndose en despiadados asesinos de miles y miles de personas.


Entrevista con J. J. Rendón

La impotencia desconecta la razón

“Todo en Venezuela está tras la bruma”, dice, por su parte, el sociólogo Tulio Hernández. “No sabemos hoy ni cuántos contagiados hay con coronavirus ni si J.J. Rendón es realmente un agente doble”. Y pregunta, a la vez: ¿Cómo a alguien se le ocurre invadir un país en dos pequeñas lanchas por el lugar más habitado de la costa? ¿Por qué el Gobierno interino (de Guaidó) no puede responder rápidamente? Este trágico incidente, digno de una ópera bufa, según Hernández, “pone en evidencia la descomposición no solo del Gobierno sino de la sociedad venezolana”. 

A Tulio Hernández lo consterna especialmente que tras la “supuesta” intentona de incursión “la lucha política de la oposición haya quedado sumida en la misma degradación en que el Gobierno de Maduro ha sumido al país”. Hernández reitera que “la oposición ha intentado todos los caminos democráticos posibles: se ha sentado a la mesa de negociación múltiples veces y solo está exigiendo elecciones libres”.

La impotencia política es la madre de la desesperación, concluye Tulio Hernández, resaltando que tras 20 años de este régimen “están surgiendo grupos de desesperados que empiezan a actuar por su cuenta, como lo hizo otrora el mismo Che Guevara que creyó que con una intervención de nueve hombres armados en Bolivia podía cambiar la Historia”. Un acto que considera tan delirante y condenado a fracasar como la fallida operación del mercenario Jordan Goudreau en la que Hernández sospecha la mano del mismo Gobierno de Nicolás Maduro, como el único que podía convertir en rimbombante victoria el estrepitoso fracaso de la oposición.

Jorge Rodríguez, ministro de Comunicaciones de Venezuela presenta la ficha judicial de Ayron Berry, el segundo mercenario estadounidense.

A un problema “imposible”, una solución impensable

Hernández resalta que “la oposición venezolana se enfrenta a un Gobierno que controla las armas del Ejército, las armas de las milicias, las armas de los grupos paramilitares llamados ‘colectivos’, las armas del ELN que opera en 9 estados, las armas de la guerrilla libanesa Hamás, etc.”. El analista y literato pone de presente que mientras Rendón fungía como asesor de Guaidó, la oposición se enfrenta a un régimen con cuatro potentes asesores especialistas en manipulación humana: “El G2 de Cuba, el Servicio ruso de Inteligencia Exterior (SVR), agentes de la teocracia iraní y, por último, los enviados de Erdogan”.

La convicción de Tulio Hernández es que “con la incursión de Cuba, Rusia, China, Irán y Turquía, el conflicto dejó de ser uno entre venezolanos, para convertirse otro entre potencias”, amén de ser el mayor problema regional de las Américas”.

Aún nadie puede vaticinar qué sucederá con Juan Guaidó. Las esperanzas en su presidencia interina se han esfumado. La realidad es que ni el Gobierno de Nicolás Maduro se va ni la oposición llega, por las razones que sean. ¿Por qué entonces no pensar en lo impensable? Otra negociación, pero esta vez promovida y respaldada por todos los países involucrados.

Considerando que Venezuela es el vecino más importante para Colombia, Ronal Rodríguez no encuentra descabellado que Colombia diera un giro de 180° y ofreciera mediar entre las partes, así como lo hiciera el Gobierno de Hugo Chávez en el proceso de paz con las FARC. Sergio Muñoz Bata lo propone algo similar en la columna “Palos de ciego”, de El Tiempo de Bogotá, en la que cita a Joaquín Villalobos, ‘maestro de la lucha guerrillera en Latinoamérica’ y asesor de los procesos de paz en El Salvador, Irlanda del Norte y Colombia, quien afirma que para solucionar el conflicto venezolano “es imprescindible una negociación en círculos concéntricos, en el central está la mesa doméstica y en los externos deben estar todos los países interesados o perjudicados”. A criterio de Villalobos, hasta ahora, las negociaciones han fracasado “porque suponen que es un conflicto entre venezolanos cuando, en realidad, Venezuela es un país intervenido por Cuba”. Y concluye que “para que Venezuela recupere la democracia es necesario que Cuba transite a la democracia…”.

Fuente DW español.

https://www.dw.com/es/la-lucha-de-la-oposici%C3%B3n-en-venezuela-no-todo-se-vale-para-salir-de-una-dictadura/a-53418947?maca=es-EMail-sharing

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