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Opinión

¿Aparthied a lo venezolano? Opinión por José Aranguibel

«Debemos usar el tiempo y darnos cuenta de que siempre es el momento oportuno para hacer las cosas bien».
                       Nelson Mándela

Nunca habría creído, imaginado o solo sospechado el líder anti segregación racial, Nelson Mándela, que muy lejos de Sudáfrica donde él combatió a costa de sangre, sudor y lágrimas esa miseria humana llamada “apartheid” que en la patria de Simón Bolívar existiera un gobierno que en nombre de una “Revolución Bonita” se ha convertido en una copia tropicalizada al llegar al extremo de anunciar que la vacunación contra el Covid-19 le tocará a quienes estén amparados en el sistema patria. ¿Acaso los demás será que quedamos jorobados? Menos mal que esta vez no se trata del color de la piel, ni tampoco de la raza o de la religión que profesamos. En nuestras venas corre sangre de indio, negro o blanco. Esperemos que esta vez sea otra chanza oficial a la hora de poner el brazo y recibir alguna de las vacunas certificadas y no otra discriminación política como ha sido la costumbre.

Bueno, amanecerá y veremos, pero lo que terminó de dejar a más de uno atónito fue la brillante idea de un alcalde yaracuyano de pretender colocarle a cada enfermo o sospechoso del virus en la mismísima puerta de sus casas, una calcomanía advirtiendo a los vecinos que allí no vivían personas sanas, según su criterio, sino seres desechables, acaso despreciables, en su imaginario y convencida actitud de llamar la atención de sus jefes o de ser un convencido del “así, así, así es que se gobierna”.

A Dios gracias a ese señor por querer hacer una gracia le salió tremenda morisqueta que fue reprobada, repudiada y denunciada por abusiva en las redes sociales. Esta muy roja, rojita idea obligó a la Fiscalía General de la República a intervenir para enderezar el entuerto y el correspondiente “jalón de orejas” a ese señor que no le debe aconsejar esa inhuma idea segregacionista aspirar a una reelección al cargo. Debe saber que las disculpas que luego pidió se las llevó el viento. Menos mal que su brillante idea sacada de un sombrero no cuajó, porque además de multas otro abuso sería eliminarles los “beneficios” otorgados por la revolución a esos venezolanos. En todo caso él quiso hacer realidad el “Hecho en Socialismo” y no ocuparse más bien de presionar a sus camaradas de dejar las excusas y aunque “llueva, truene o relampaguee” el primer deber de un buen gerente público es solucionar los problemas y no hacer más fuerte el nudo de la nada fácil situación sanitaria de controlar o eliminar este virus mortal que entre el universo de los héroes de blanco ha cobrado la vida de 468 profesionales, —según Médicos Unidos de Venezuela—  cuando de lo que se trata no es de ideas traídas de los cabellos, sino que el alto gobierno permita y acelere la llegada de vacunas para “darle un parao” a la cada vez más extensa lista de nombres de fallecidos que pudieron evitarse, si desde el pasado año en vez de tanta alharacas y lloriqueos por el “bloqueo del imperialismo” y el “secuestro de dinero” en el Banco Central de Inglaterra, más temprano que tarde hubiesen adquirido millones de vacunas cuando otras naciones menos favorecidas que la nuestra en recursos naturales como pocas en este planeta, están vacunando a sus ciudadanos. Otro ejemplo es que los 27 países de la Unión Europea desde el 27 de diciembre comenzaron la vacunación. ¿Seguirá o saldremos de este u otro tropiezo endosándole las culpas de sus deberes constitucionales a adversarios políticos o cuánta figura adversa aguante el chaparrón de calificativos denigrantes por denunciar que las gestiones a tiempo para comenzar el plan urgente de vacunación partían por despolitizar este gravísimo asunto del Covid-19? Lo cierto, lo verdadero, es que “el tiempo perdido hasta los Santos lo lloran” y de eso es muy responsable el gobierno revolucionario venezolano cuando ya casi estamos a mediados de abril y distintos sectores de la salud, magisterio, universitarios, transportistas o empresarios piden a gritos la compra e ingreso de las vacunas.

Otro desliz, que bien a muchos no sorprende, fue el de hace pocos días cuando el país conoció un reprochable argumento de un presentador de noticias de Venezolana de Televisión, VTV, cuando sin conectar la lengua con el cerebro aseguró que la vacunación contra el virus no es la prioridad del momento, sino otras acciones sanitarias que adelanta Miraflores. Vale decir que pareciera que entre la gente del gobierno como que existiera un concurso de ver quién es más estridente a la hora de hablar acerca del Covid-19 y no se ponen de acuerdo para evitar más confusión y desinformación de la que ya tenemos. Es decir que este “vocero oficial” le pasó por encima a trocha y mocha a las recomendaciones de la OMS, OPS, agencias sanitarias de Naciones Unidas y hasta al propio clamor del Papa Francisco  quien ha exhortado a los gobiernos del mundo a inocular, —no ningunas “góticas milagrosas”—sino cualquiera de las vacunas certificadas de distintas marcas que están en el mercado y a que los países más ricos ayuden y doten a los más pobres de las vacunas, donde calificamos en estos últimos a decir de las advertencias de agencias como la UNICEF, FAO y ONG que estudian variables de calidad de vida, alimentación o pobreza de las naciones en las que no salimos nada bien parados a lo largo de dos décadas de esta V República de la Revolución Bonita.

Pero que ha pasado con otra verdad que en su momento corrió como pólvora con el anuncio del gobierno nacional acerca de la compra de diez millones de la dosis rusa Sputnik-V, pero como el virus no descansa ni tampoco las agujas del reloj se detienen, ya han transcurrido más de cien días y ni medio millón de la Sputnik-V han aparecido en escena. Solo se sabe que al país han arribado dos lotes de 100 mil vacunas para armar y darle forma a un incipiente plan de inmunización que cubra a similar número de personas. De hecho valioso tiempo para salvar vidas se perdió con la negativa del gobierno a permitir el ingreso de la vacuna AstraZeneca basado en que provocaba reacciones mortales. A esta fecha mucho es lo escrito y afirmado por especialistas y científicos de la Agencia Europea de Medicina, EMA, sobre esa causa pero lo cierto es que países como España y Francia han retomado su aplicación en pacientes mayores de 65 años. Y por aquello de que entre cielo y tierra no hay nada oculto, la suspicacia no deja de abrir la puerta a las versiones no oficiales que todo se trató de impedir que este lote de vacunas, superior a cinco millones de dosis, entrara por el sistema Covax porque las fanfarrias no sonarían a favor del lado del gobierno, sino del opositor Juan Guaidó. Craso error ya que los caídos en esta desigual batalla contra el Covid-19 la sigue ganando este virus que deja a familias sin alguno de sus miembros sea éste militante o no del PSUV, Causa R, AD, PJ, VP, UNT o del chiripero de organizaciones de derecha o izquierda. O sencillamente no milite en ningún espacio político. Mientras, episodios como ese continúen ya no sabemos quién será el próximo, porque cuando inició en 2.019 la pandemia y corre como río desbordado desde 2.020 hasta hoy, era noticia enterarnos del fallecimiento de personas lejanas a nuestro entorno, pero hoy aterra que algún familiar, amigo, vecino o conocido de toda la vida ha partido para no regresar. Eso asusta hasta al más incrédulo o ignorante que usualmente cual erudito decía que el virus era un invento u otras especulaciones descabelladas, pero lo cierto, lo que llena las estadísticas en cierto pese a que en nuestro suelo patrio algunos han preferido el conteo de fallecidos a exponer una popularidad circunstancial.

Serio, responsable y sin titubeos lo ha señalado el exministro de Sanidad, Félix Olleta, cuando estima que no es sano continuar corriendo la arruga, porque es impostergable llevar a cabo un proceso de vacunación universal y equitativo o de lo contrario será mucho mayor el número de personas que fallezcan a consecuencia de los efectos de la pandemia que afecta al mundo y a nuestro país. Ojalá no sea tarde pero después de cruces declarativos, dimes y diretes el gobierno anuncia la noticia calientica de sólo días, que por fin “tiene el dinero” para adquirir vacunas a través del sistema Covax. Dijeron sus voceros que ya cancelaron la mitad de la transacción y tienen la otra parte segura a buen recaudo. ¿Había o no recursos? Por qué esperaron tanto? Nadar demasiado para ahogarse en la orilla? Lo responsable y serio debe ser que desde Miraflores sin ambigüedades y con la verdad por delante, porque de embustes y mentiras ya tenemos demasiado, es decirles a los venezolanos cuando, como y desde donde llegarán y acelerar la inmunización del virus con vacunas certificadas por autoridades sanitarias reconocidas de Venezuela y de las agencias sanitarias de la OMS, OPS y Naciones Unidas. Nada de tratar a los venezolanos cuál conejillo de india para probar a riesgo de sus vidas el atreverse a truncar el deseo de millones de ser protegidos, salvados y no ser presa fácil del interés político de ganar indulgencia con escapulario ajeno a costa de los venezolanos sin distinción de ningún tipo.

A Nelson Mándela le costó 27 años de su vida pasarlos en prisión por liberar a su país del “apartheid”. Lo logró y llegó a dirigir a esa nación del sur africano y ganarse el premio Nobel de la Paz como bien lo merecía. Su ejemplo debería servir cuando una vez le recordó a la clase política que “debemos usar el tiempo y darnos cuenta de que siempre es el momento oportuno para hacer las cosas bien».

@JoseAranguibelC|Periodista|CNP 5003

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