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Consecuencias de patear la calle en Venezuela con el periodismo

Hacer cobertura periodística de calle en Venezuela significa estar expuestos no solo a la conflictividad y a los niveles de violencia del país. Durante el año 2019 los mecanismos para silenciar a los medios se han hecho más fuertes, evitando la captura de imágenes, testimonios o que graben videos que desmientan o contraríen la versión oficial de la situación del actual.

Tal es el caso del equipo de transmisión del canal Venezolanos por la Información TV (VPITV), que fue atacado con piedras por funcionarios de la Policía Nacional Bolivariana (PNB), la tarde del jueves 14 de noviembre durante una manifestación de estudiantes que se produjo en la Universidad Central de Venezuela, en Caracas.

“El evento sucedió porque los estudiantes estaban lanzando piedras hacia el piquete del extremo derecho de la entrada de la universidad…estábamos justamente en el lado del canal que va hacia la autopista Francisco Fajardo. Uno de los estudiantes estaban aventando piedras hacia los funcionarios y ellos estaban lanzando también piedras, botellas de vidrio y demás objetos contundentes hacia los manifestantes y nosotros que estuvimos allí haciendo cobertura fuimos impactados por esa piedra que lanzó claramente un funcionario de la Policía Nacional Bolivariana. La piedra picó en el suelo y fue a dar a nuestro trípode”, dijo la reportera en entrevista a Espacio Público.

La violencia no solo es el arma de los funcionarios, el viernes 15 de noviembre, un grupo de civiles armados intimidaron a los equipos de prensa de Televen y Punto de Corte cuando cubrían el paro nacional de enfermeras del Hospital Miguel Pérez Carreño. El reportero de Punto de Corte, Johan Álvarez, y su camarógrafo, Edgar Hernández, al llegar al lugar fueron abordados por tres sujetos armados, vestidos de negro y con chalecos antibalas; quienes les ordenaron que debían alejarse al menos 20 o 30 metros del ingreso al centro médico asistencial.

El cuerpo de enfermeras al percatarse de la situación con los civiles, intervino. Álvarez se acercó a uno de los PNB que custodiaba el sitio y le preguntó si existía alguna manera de que les garantizaran la seguridad, pero no obtuvo respuestas. «Se hicieron la vista gorda, excepto uno de ellos que me indicó un punto específico donde ubicarnos y poder hacer el trabajo»; destacó Johan Álvarez en entrevista con Espacio Público.

Igual suerte tuvo el equipo de VPITv en el estado Monagas cuando un grupo de vecinos atacó a la periodista, Mariana González Latuff y su camarógrafo, Thomas Romero, mientras entrevistaban a algunas personas que denunciaban fallas en los servicios públicos del sector La Puente, Maturín, el pasado 29 de noviembre.

«Estábamos en una comunidad donde nos atendieron muy bien. Cuando nos íbamos, unos chavistas se acercaron a decirnos que nos fuéramos. Uno de ellos empujó a mi camarógrafo, se cayó nuestro equipo y se partió el trípode», señaló González. La situación no pasó a mayores gracias a la acción de los mismos vecinos del sector quienes los auxiliaron y acompañaron hasta el transporte del canal.

En el estado Guárico, el corresponsal del portal digital El Pitazo, Pedro Izzo, resultó agredido por un funcionario vestido de civil cuando cubría el desalojo de los locales comerciales ubicados frente al hospital de San Juan de los Morros, el 18 de noviembre.

La agresión se llevó a cabo alrededor de las once de la mañana cuando funcionarios rodearon la entrada del hospital y los periodistas de Radio Fe y Alegría, Venezolanos por la Información (VPITv) y El Pitazo quisieron hacer algunos videos sobre lo que ocurría.

En entrevista a Espacio Público, Izzo describió: «los funcionarios formaron una especie de cordón rodeando la zona , cuando empiezo a grabar un hombre vestido con camisa roja me arranca el telefóno; analizó la situación porque inicialmente pienso que se trata de una broma, pero en segundos me percato que los funcionarios empezaron a rodearnos».

«Le exigí que me devolvieran mi teléfono, les hice saber que soy periodista y que solo estaba haciendo mi trabajo. El hombre que se llevó mi celular le preguntó a otros funcionarios quién era yo y al asegurarse que realmente estaba trabajando, me lo regresó» detalló Izzo.

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