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Salud

COVID-19: Naciones Unidas redobla esfuerzos intentando controlar y vencerlo, Por Coromoto Díaz

El mundo sigue su lucha contra la pandemia, las Naciones Unidas redoblan sus esfuerzos intentando controlar el coronavirus y vencerlo, el COVID-19 sigue latente, causando muertes y atacando al corazón de la economía mundial: el comercio, las cadenas de suministro, las empresas, los trabajos… Ciudades y países enteros están en cuarentena. Fronteras cerradas, muchas empresas tienen problemas para seguir abiertas, y millones de empleos se han perdido, con lo cual centenares de miles de familias luchan por mantenerse a flote. Indudable la necesidad de mantener la solidaridad y el apoyo a todos los afectados, a quienes han visto morir a familiares y amigos a causa del coronavirus, y particularmente a los más vulnerables. Pero es urgente pedir la atención del mundo en otro tema no menos importante:

Doloroso ver como siguen muriendo migrantes venezolanos por distintas causas. La mayoría de ellos estaría vivo si no hubieran sido obligados a emigrar por el régimen criminal. Huyeron del régimen para salvar sus vidas, su futuro y el de sus familias, pero no lo lograron. Muchos otros sí lo están logrando, afortunadamente.
Todo nuestro rechazo y repudio a la marcha contra los venezolanos en Lima, a sus promotores y participantes.
Esa marcha es la más reciente demostración del sentimiento anti-venezolano que crece entre muchos latinoamericanos. Esa xenofobia contra los venezolanos no tiene justificación, pero si tiene explicación: han llegado tantos venezolanos a esos países que han colapsado frágiles sistemas y servicios; han exacerbado problemas existentes; y han creado nuevos. Súmenle a eso el discurso populista de políticos irresponsables que pretenden obtener rédito estigmatizando a los migrantes venezolanos y bueno, allí tienen un cóctel explosivo.
Ojalá nuestros hermanos latinoamericanos, sus gobiernos y dirigentes, entiendan e internalicen que esos migrantes no llegan a sus países porque quieren, sino porque no tienen alternativa. Desesperados. Y no importa cuantas marchas anti-venezolanos hagan, ni cuantos tanques de guerra coloquen en sus fronteras, seguirán llegando.
La única manera de frenar ese proceso migratorio y revertirlo es liberando a Venezuela del régimen que la oprime y hambrea. Pero ese costo -el costo de sacar a un conglomerado criminal que se mantiene en el poder a punta de balas- es un costo que ni nuestros hermanos latinoamericanos, ni sus gobiernos, ni nadie está dispuesto a asumir.

Coromoto Díaz

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