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CUALQUIER PARECIDO CON VENEZUELA ES PURA COINCIDENCIA: Sequía en Cuba, el cuento de la buena pipa

Tomado de HAVANA TIMES

Marta Estrada y su hijo de 12 años cargan agua desde una cisterna en los bajos del edificio hasta su casa en el tercer piso. Ronaldo había llegado de la escuela y se quitó el uniforme para ayudar a su mamá con un cubito pequeño. Suben y bajan más de diez veces hasta que logran llenar el tanque de 50 litros del baño y otro de 200 que está en la cocina. Viven solos en el reparto Buena Vista de Las Tunas, una de las provincias más secas de Cuba. 

“El agua nunca ha subido a la ducha del baño, pero llegaba a la cocina y con una manguera podíamos llenar los tanques. Ahora ni siquiera tiene fuerza para subir cuando “la ponen” cada tres días”, lamenta Marta.

Recuperados de la fatiga y el cansancio, los dos miran desde su balcón cómo el polvo y los árboles secos pueblan ambos lados de la calle Antonio Barrera. La escasez de lluvias en el territorio genera un panorama “complejo”, así nombran las autoridades tuneras a la sequía.

Sin embargo, la zona no es de las más afectadas. Hacia el norte de la provincia, en específico en el municipio Manatí, no hay ni siquiera agua subterránea. Un total de 6 500 habitantes (de una población de poco más de 30 mil) están directamente afectados por la ausencia de precipitaciones —un “capricho natural” de larga data—.

Aunque el Gobierno tunero asegura que “se concretan inversiones sólidas” para priorizar el abasto de agua a la población, la escasez no es un asunto de 2023, la situación ha sido crítica por años.

Desde hace una década, las lluvias en Las Tunas se mantienen por debajo del 85 % previsto. Al extenderse la sequía por un tiempo tan prolongado, los acumulados son cada vez más bajos. Hasta inicios de febrero de 2023 los 23 embalses de la provincia solo acumulaban el 30 % de su capacidad total. A ellos se suma que la escasez de combustible no permite usar con frecuencia el tren que lleva agua a varios lugares que necesitan el líquido.

Cursos para gorgojos

En Cuba, cuando la situación con el abasto de agua es tensa suele escucharse la frase “estoy pasando un curso de gorgojo”. Esos insectos no dependen del agua para sobrevivir y son mencionados por los cubanos para describir las dificultades que atraviesan cuando hay problemas con el líquido. 

La sequía en el país ha aumentado durante los últimos 30 años y para 2023 las noticias no son favorables.

Se prevé que la etapa del período seco se extienda hasta después de abril, lo cual traerá como consecuencia un incremento de la población afectada por el abasto de agua. Así lo anunció Argelio Fernández, director de Hidrología e Hidrogeología del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INRH).

A inicios de marzo de 2023, más de 400 mil personas tenían afectaciones con el servicio de agua como consecuencia de la sequía y la ejecución de obras hidráulicas. 

De acuerdo con el Instituto de Meteorología (Insmet) febrero de 2023 finalizó con “el 94 % de todo el territorio nacional con déficit en los acumulados de las lluvias. De los 168 municipios del país, 145 presentaron déficits de moderados a extremos en más del 25 % de sus áreas. De ellos, 130 con más del 50 %, 112 con más del 75 % y 58 con el 100 % de sus áreas afectadas”. 

Del acumulado de lluvias, el 50 % del territorio cubano clasificó en la categoría de severo a extremo, el 27 % moderado y el 17 % débil.

Las provincias con peor situación por el déficit de precipitaciones son Guantánamo (más de 94 mil personas), Camagüey (más de 60 mil), Santiago de Cuba (más de 50 mil), La Habana (más 47 mil) y Holguín ( más de 150 mil). 

Los sistemas de acueducto operados por INRH abastecen de agua a dos mil 416 asentamientos urbanos y rurales (8 millones 240 mil habitantes).  

900 mil personas son abastecidas por el Minag y Azcuba.  

Cerca de un millón de personas son abastecidas de forma permanente por camiones cisternas.  

800 mil deben cargarla desde 200 y 300 metros de sus viviendas.  

Fuente: Política nacional del agua

Ni siquiera agua limpia

La sequía no es el único asunto relacionado con el agua en Cuba. La mala calidad del líquido es también un problema en varios sitios del país. Según datos de la Política Nacional del Agua, 3 millones 100 mil personas consumen agua sin tratamiento. 

En Santa Clara, por ejemplo, la pésima calidad del líquido ha sido un problema constante —sobre todo en días lluviosos—. Allí, instituciones religiosas como el Obispado o plantas potabilizadoras estatales, suelen ofrecer a la población agua potable para el llenado de pomos y otros envases. Incluso la venta de agua y hielo, o la donación del líquido purificado, fue durante mucho tiempo el negocio o la iniciativa económica de algunos pobladores. 

En mayo de 2022 varios habitantes de la ciudad central —en especial aquellos con niños pequeños y familiares enfermos— se quejaron en las redes sociales por la venta en moneda libremente convertible (MLC) del agua nacional comercializada por la empresa Los Portales S. A. 

“Era lo que faltaba”, dijo la madre de un niño de dos años. “Fue lo único que quedó en las tiendas en CUP (peso cubano) y de momento también vendían los pomos de cinco litros en divisas”. 

En aquel momento las autoridades respondieron que Los Portales S. A. tenía problemas con la distribución y por tanto no habían podido abastecer los puntos de venta.

Sin embargo, el desabastecimiento de agua en las tiendas en CUP —y a veces también en las de MLC—, ha provocado largas colas desde las primeras horas de la madrugada. En el mercado informal un pomo de 1.5 litros de agua natural puede costar hasta 400 CUP. 

La potabilidad no es la única situación con el agua en Villa Clara.

A inicios de 2023 el territorio reportaba más de 98 mil personas sin abasto de agua debido a las roturas de equipos de bombeo por deterioro técnico. Los municipios con más problemas eran Camajuaní, Santa Clara, Ranchuelo y Manicaragua, a los cuales se distribuía el recurso mediante carros cisterna de acuerdo con la disponibilidad de combustible.

Agua sucia de Las Tunas (arriba) y de Santa Clara (abajo).

Vladimir Santaya Santana, director de la Empresa de Acueductos y Alcantarillado en la provincia, dijo que la solución definitiva a la crisis reiterada del suministro de agua se produciría una vez fueran sustituidos los equipos de bombeo y potabilización de los sistemas principales de Villa Clara —inversión que, hasta el momento, el Gobierno no la contempla—.

A pocos kilómetros, los cienfuegueros son “privilegiados” por tener agua en días alternos. Podría parecer un chiste, pero no lo es. En las actuales circunstancias, el agua un día sí y otro no es “calidad de vida”, como tristemente lo calificó Maridé Fernández López, primera secretaria del Partido Comunista de Cuba ( PCC) del territorio, durante un encuentro con pobladores.

“Somos privilegiados los cienfuegueros de poder tener agua un día sí y un día no. Hay otras provincias en las que los sistemas de abasto de agua demoran 15 días, un mes y hasta tres meses”, dijo Fernández López. “Pero los cienfuegueros tenemos que seguir tratando de preservar que un día sí y un día no entre agua porque eso es calidad de vida”. 

El municipio guantanamero Manuel Tames es uno de los lugares donde el abastecimiento de agua potable se produce cada 25 o 35 días por redes o carros cisternas. 7 mil personas padecen por la sequía, mientras que en esa provincia oriental suman 95 mil personas afectadas. 

A río seco, ganancia de abusadores

Un reporte de la Televisión Cubana señaló recientemente la aguda situación de la falta de agua en el archipiélago, la baja disponibilidad del recurso hídrico en las presas, las pérdidas en redes, los problemas con la potabilización, las roturas de equipos y conductoras, y los déficits de medios automotores para el servicio de pipas.

El intermitente funcionamiento de los vehículos con que cuentan las empresas Aguas Santiago y Aguas Turquino en Santiago de Cuba, por ejemplo, es un problema desde abril de 2022.

Datos publicados en Juventud Rebelde revelan que las demandas emergentes de las 47 localidades afectadas compiten con las 240 comunidades sin redes que reciben el servicio con pipas en la provincia.

Miles de personas “dependen de una técnica obsoleta, con roturas y falta de piezas. Esto se traduce en ciclos de más de 27 días, que en comunidades como Las Guásimas y El Sapo han llegado a tres y cuatro meses. La situación se hace más tensa en zonas intrincadas de Guamá, Tercer Frente y San Luis, donde se precisan medios especiales o de doble tracción para llevar el líquido”, refiere el texto.

En Guantánamo también existen irregularidades con el parque de pipas, falta de combustible y déficit de gomas y baterías, así como roturas de salideros que no han podido repararse por la carencia de plomo, necesario para soldar las tuberías. El municipio más afectado en la actualidad es Maisí, el cual tiene en cero la totalidad de sus fuentes de abasto.  

Igual sucede en Sancti Spíritus, donde las acciones empleadas para aliviar la situación han sido reajustar las operaciones de bombeo de un día para Cabaiguán y dos días para la cabecera provincial, así como el traslado de pipas de agua a las comunidades afectadas.

En una búsqueda rápida en los grupos de Revolico en Facebook es posible encontrar anuncios de las personas que se preguntan dónde hay bombas de agua, tanques, filtros, etcétera. 

Febrero de 2023 fue el mes menos lluvioso de los últimos 42 años en Matanzas. Foto: elTOQUE.

También son frecuentes las ofertas de venta de tanques de plástico con capacidad para 800, 3 mil y 5 mil litros, y cuyo pago puede realizarse en MLC, CUP, o a través del sistema de pago electrónico Zelle (radicado en Estados Unidos), el cual incluye la instalación a domicilio. Los precios oscilan entre 37 mil y 100 mil CUP. 

La sequía ha provocado que las personas busquen alternativas para paliar la tensa situación mientras otros aprovechan para sacar ventaja. 

En un comentario a un artículo publicado en Escambray una usuaria identificada como Julia asegura que “los vendedores de agua están acribillando a los trinitarios, el desfile de carretones cisternas es un trasiego en la villa y cobran hasta 600 CUP por cada viaje que solamente alcanza para una bañarse y cocinar, ¿pero esa agua de dónde es?, aquí nadie tiene pozo particular. Esto está a la orden del día y a ojos de todos”. 

La internauta también se quejó de las inversiones y reparaciones en el sector hidráulico, a las que calificó como “chapucería”. Denunció que no existía calidad y que los salideros en las tuberías nuevas eran “una vergüenza”.

En muchos casos las autoridades se quejan de las personas que rompen las tuberías para redirigir el agua hacia sus viviendas. 

Marta Estrada recuerda que cerca de la secundaria Máximo Gómez en la que estudia su hijo Ronaldo, al menos una vez vio una pipa echar agua directamente en los tanques de una casa.

“La escuela sin agua en los baños y la pipa a pocos metros abasteciendo una vivienda”, cuenta. 

Luego, unos compañeros de su hijo le confirmaron que se trataba de la casa de un dirigente de la industria azucarera. 

A finales de 2021, “comprar por la izquierda” una pipa de agua costaba entre 400 y 600 CUP. Un año más tarde el precio sobrepasa los 3 mil CUP y, en muchos casos (como sucede con los productos de gran valor) el líquido se vende al mejor postor.

Inversiones hidráulicas ¿«trasvasar» prioridades?

El 4 de noviembre de 2022 un titular del periódico Granma aseguraba que «el bloqueo es el mayor obstáculo para ampliar el acceso al agua» en el país.

Según la nota, el Gobierno cubano «tiene el compromiso y hace todo lo posible para garantizar a su población el acceso al agua», pero las sanciones estadounidenses no le permiten «avanzar en este propósito con mayor celeridad».

Una semana antes, el diario publicó un texto sobre el avance «indetenible» de la conductora de agua potable Isla de Turiguanó-La Bandera, de 27.4 km de longitud, una de las obras que «conformarán la infraestructura hidráulica final del destino turístico Jardines del Rey» y que incrementará al doble el caudal que llega a los islotes del norte de la provincia de Ciego de Ávila. 

Como un asunto de «prioridades» calificaron varios usuarios en redes sociales la relación entre ambas noticias. 

Aunque el Gobierno insiste en la voluntad de impulsar las inversiones hidráulicas que pueden paliar la sequía, los trasvases de agua —conjunto de grandes y pequeños embalses, túneles, canales magistrales y sistema de riego para desviar el agua de los ríos en las montañas— no parecen avanzar según el ritmo esperado. 

Raúl Castro clasificó en 2008 a las cuatro obras ingenieriles (Centro-Este, Este-Oeste, Norte-Sur, Matanzas-Habana) como «una previsión que nos agradecerán todos, en particular las futuras generaciones, esas que les tocará vivir en un mundo donde el agua potable será un recurso cada vez más escaso y caro».

Quince años después del discurso del expresidente cubano, se estima que solo en el Trasvase Este-Oeste (desde Moa, Holguín, hasta la presa Juan Sáez en Las Tunas), se han gastado mil millones de pesos desde el inicio de su ejecución en 2005. 

Calificada como «obra de la ingeniería hidráulica cubana», la inversión se encuentra con retrasos y transita por la tercera etapa (iniciada en 2016) de las seis planificadas. Hasta el momento solo se han terminado 35 km de túneles de los más de 100 planificados. 

Mapa del Trasvase Este-Oeste, que va desde Moa (Holguín) hasta Las Tunas (presa Juan Sáez). Imagen: ¡Ahora!

Según las autoridades, las principales causas del retraso han sido las dificultades con los recursos (partes, piezas y agregados de la importación) y «el recrudecimiento del bloqueo». 

Al cierre de octubre de 2022 se ejecutaban más de 230 millones de pesos en la Presa Levisa (44.4 metros de altura en la cortina y capacidad de almacenamiento de 6.38 millones de metros cúbicos) y el túnel de 18.6 km que conectará el sistema hidráulico con el embalse Mayarí.

A pesar de la inversión millonaria en el trasvase Centro-Este, la vice primera ministra Inés María Chapman criticó en noviembre de 2022 su «nivel mínimo de explotación».

Según se dio a conocer, la obra ingenieril tiene un «lento avance en el proceso constructivo, escaso valor de uso en las zonas agrícolas aledañas y tropiezos ocasionados por inadecuadas estrategias de trabajo trazadas, el azote de la COVID-19 y la falta de combustible y otros recursos».

El trasvase Norte-Sur, que trasladará el agua de los ríos Toa y Yateras hacia el valle de Guantánamo, comenzó su puesta en marcha en 2020 y está planificada su ejecución en cuatro etapas de cinco años cada una. En 2023 se prevé la culminación de 300 metros de los 580 por los cuales se extenderá el conducto subterráneo.

«Las limitaciones con el combustible (se trabaja con apenas el 30 % del requerido) y los áridos asignados, estos últimos ubicados en Santiago de Cuba, a más de 100 kilómetros, y en menor volumen en Cajobabo, a una distancia similar, retrasan el avance de la obra», señaló a la prensa Orlando Hernández Carralero, director de la Unidad Básica Construcción de Obras Trasvases.

El futuro pinta seco

La cobertura de agua en Cuba se comporta de forma diferente si el sector de población es urbano o rural. En las áreas citadinas son 200 mil las personas afectadas; en el campo la cifra se duplica. Un total de 866 mil cubanos no disponen de un acceso adecuado al agua y en las zonas urbanas, los servicios alcanzan el 85.4 % de los domicilios.

En la primera década de este siglo, varias investigaciones de un grupo de especialistas del Insmet determinaron que «la persistente y cada vez más expansiva influencia del anticiclón del Atlántico» sobre el área geográfica cubana es la causa principal de la repetición de la sequía —pues impone «condiciones desfavorables para los procesos de lluvia»—.

Con el objetivo de enfrentar la situación, se desarrolla un proyecto de investigación entre el Centro de Física de la Atmósfera y el Centro del Clima del Instituto de Meteorología para mejorar la precisión de la predicción de la sequía en Cuba. 

El propósito es lograr una mayor eficiencia en las estrategias de gestión del agua durante los períodos de bajo nivel en los embalses (alerta de sequía), así como en los momentos en cuales los niveles de disponibilidad sean altos o estén en el orden de lo normal (operaciones de embalse). Ello disminuiría el riesgo de sequía y daños económicos, pues determinaría las configuraciones apropiadas que contribuyan a establecer un pronóstico estacional de lluvia con suficiente antelación.

Marta Estrada y su hijo Ronaldo no necesitan de pronósticos climatológicos para saber que el año próximo, durante el período seco, volverán a tener que cargar agua desde el primer piso.

Los altos precios no les permiten ubicar en el techo del edificio un tanque de 800 litros y mucho menos comprarse una bomba para subir el agua hasta su casa. 

Los estudios meteorológicos confirman que el futuro de Cuba será extremo, con procesos de sequía más intensos y frecuentes, la reducción del potencial hídrico en más del 30 % y una disminución anual de las precipitaciones entre un 20 % y un 50 % para finales del siglo XXI. 

El curso de gorgojo, parece, se convertirá en posgrado. 

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