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Opinión

Cuando la ayuda viene de “arriba” Por Antonio José Monagas

Más que dar u ofrecer, “ayudar” se convierte en un deber de permanente condición. Su naturaleza está en comprender lo que se suscita alrededor de la situación-objetivo para entonces actuar de cara a la necesidad expuesta. Es ahí cuando la circunstancia se reviste de su mejor valoración no más tangible que intangible. Y eso le imprime un gran sentido y hermosa razón a la vida. 

Es un tanto lo que la magnanimidad predica y prodiga. Sólo que no muchos, la practican. Y son pocas las ocasiones, donde las realidades se lucen al pintarse de bondad. Combinado el gesto con solidaridad. Para así plasmar tan agraciada perspectiva, en el lienzo de la constancia. Y encuadrada, en el marco que la grandeza humana puede entregar.

Aunque quizás, para entender algo de lo que envuelve toda acto de humanidad expuesto por la “ayuda” que todo ser humano, en lo individual o grupal, requiere en algún momento de su existencia, parte del hecho de comprender la vida. La vida en tanto que destino, causalidad, oportunidad, camino, fortuna o tesoro. Y aunque muchas definiciones trazan la vida ante un horizonte perceptivo de toda construcción que renueve su entorno y perfeccione su contorno, siempre la vida exhorta a mejorar al hombre en todo lo posible.

Es por eso que el concepto de “ayudar”, está más allá del alcance de cuantas nociones intentan concebir la vida como expresión de amor. Tan profundo concepto, el de “ayudar”, cimienta los pivotes que sustentan la palanca que mueve al mundo. 

He ahí la razón por la cual ha progresado el mundo. O por la cual, la vida adquiere mayor significación. Y estos propósitos, son solamente posibles cuando el verbo “ayudar” consigue conjugarse en segunda o tercera persona del plural. Eso permite referir la ayuda de otros que calificados como instituciones, dan cuenta de su carácter como “virtuosos de la justicia”.

Es el caso de la organización no-gubernamental DEFIENDE VENEZUELA, cuya misión descansa en la acción comprometida de actuar como defensora de los Derechos Humanos. Sobre todo, en contextos donde la represión se convierte en torturador o verdugo. 

Esta ONG, encarna el generoso papel de conducirse entre los avatares propios de una tramoya arreciada por la oscuridad que impone la perversidad. Particularmente, cuando se confabula con cuanta arbitrariedad puede inventarse para hacer de la vida un completo escenario de angustia, pesadumbre y pánico. 

En aras de los que constituye su compromiso, DEFIENDE VENEZUELA ha venido denunciando las violaciones tramadas contra los Derechos Humanos. Esencialmente, aquellas cometidas en Venezuela las cuales eleva ante el sistema interamericano en la figura de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, CIDH. 

Entre sus múltiples mediaciones e intervenciones ante la CIDH, esta ONG ha logrado victorias jurídicas que si bien son desconocidas por el régimen venezolano, constituyen importantes referentes en el ámbito de la defensoría de tan fundamentales derechos y libertades. Vale resaltar la formalización de 20 medidas cautelares para 20 venezolanos, todos pacientes de la capciosa condición que configura la Esclerósis Múltiple. 

Este problema de salud, que incapacita la persona, fue en principio reconocido por el Instituto Venezolano de los Seguros Sociales, IVSS para los efectos que preveía y determinaba la Constitución de la República. De hecho, su artículo 83, dicta que “la salud es un derecho fundamental, obligación del Estado que lo garantizará como parte del derecho a la vida”. Por tan importante motivo, el Estado declara su compromiso de establecer “un sistema de seguridad social  regido por los principios de gratuidad (…) y solidaridad”. El mismo dará prioridad a la promoción de la salud, para lo cual garantizará “(…) tratamiento oportuno y rehabilitación de calidad” (Artículo 84).

Luego, el artículo 86, recalca que “el Estado tiene la obligación de asegurar la efectividad de este derecho”. En consecuencia, la ley que asienta las funciones del sistema integral de salud, en la persona jurídica del IVSS, recoge el dictado constitucional toda vez que son fundamentos de su normativa.

No obstante, el tiempo puso de manifiesto el desacato a los preceptos constitucionales. Eso sucedió hace 6 años. El régimen se ha escudado en cuantas excusas puedan servirle para evadir su responsabilidad expuesta a través del debido cumplimiento de tan aludido derecho. Y que también ampara distintas condiciones de salud que padecen otros venezolanos. Es el caso de las personas que han recibido trasplantes. O que sobrellevan alguna enfermedad inmune tal como el VIH. U otras de igual efecto.

Sin que las secuelas de tan perversas omisiones generen alguna resquebrajadura en la gruesa piel del régimen, estos venezolanos privados de sus respectivos protocolos de medicamentos, que deberían ser distribuidos por el IVSS, han comenzado a rendirse ante la vida. Y tan cruda situación, debe incitar la mayor repulsión de la sociedad. 

Por fortuna, DEFIENDE VENEZUELA ha estado acompañando el esfuerzo y perseverancia de estos valientes venezolanos que han seguido batallando contra “vientos huracanados y lances de puntiagudas formas” que desordenadamente impactan y rasgan todo lo que en su senda consiguen.

Es casi como advertir en tan noble apoyo, aquel secreto de la vida que exalta el sentido que hay en la “ayuda” que viene del otro. Y que la gracia de la vida, y hasta la Divinidad del Cielo, lo convierte en provecho común pues se siembra como inmortal legado para el mundo. Lo que acá vale destacar, es todo lo que puede hacerse por los demás. Y esto es casi vivir el regocijo de presenciar cuando la ayuda viene de “arriba”.

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