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Damián Prat: “El juicio político a Rubén González es un mensaje de amedrentamiento sobre la sociedad”

A un año del encarcelamiento del líder sindical, Provea conversó con el periodista, locutor y escritor, Damián Prat, quien en los 40 años que lleva en el estado Bolívar, ha sido testigo no sólo de la debacle del parque industrial guayanés, la base del desarrollo industrial nacional, sino también de la destrucción de los derechos de los trabajadores y sindicalistas de las empresas básicas a lo largo de los últimos veinte años de chavismo

En la madrugada del 29 de noviembre de 2018, el sindicalista Rubén González, secretario general del sindicato de Ferrominera Orinoco, fue detenido en una alcabala militar en la ciudad de Anaco, estado Anzoátegui, al oriente del país.

Regresaba de una protesta realizada en Caracas, en la que la Intersectorial de Trabajadores de Venezuela le exigió al defensor del pueblo designado por la ANC, Alfredo Ruiz Angulo, que ejerciera las acciones necesarias ante el Ministerio del Trabajo en defensa de los derechos de la clase obrera, liquidados luego del paquetazo de Nicolás Maduro impuesto en agosto del año pasado que desconoció sus beneficios y conquistas obtenidos luego de años de lucha.

Ese 29 de noviembre el líder sindical, de 60 años de edad, no regresó a su casa en Ciudad Guayana, en el estado Bolívar. Los militares se lo llevaron a Maturín, Monagas, alegando que desde el 20 de agosto existía una orden de captura contra él.

Luego fue presentado en un tribunal militar, que tras imputarle tres cargos militares (ataque al centinela, ultraje al centinela y ultraje a la Fuerza Armada Nacional), ordenó su traslado a la cárcel de La Pica.

Nueve meses después, el 13 de agosto, el Tribunal Militar 5to de Control de Maturín, a cargo del coronel Alexis Baloa, lo condenó a 5 años y 9 meses de cárcel. Cien organizaciones no gubernamentales (ONG), la Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, y la Organización Internacional del Trabajo (OIT) exigieron la liberación inmediata del sindicalista. Pero Nicolás Maduro, exdirigente sindical y autoproclamado presidente obrero, ignora las denuncias y demandas.

Prat ha seguido de cerca el caso de González, quien por su lucha constante e inquebrantable por los derechos de la clase obrera venezolana ha sido perseguido y castigado incluso desde la gestión del fallecido Hugo Chávez.

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