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Opinión

Del poder al orden (1) Por el Sociólogo Ender Arenas Barrios

En todas las experiencias autoritarias, los que se oponen a tales regímenes suelen cometer el mismo error: “estos regímenes se mantienen por la fuerza y de no ser así se derrumbarían”.

Esto sin tomar en cuenta los profundos cambios que se han producido en las nuevas formas de expresión autoritaria que han emergido globalmente, por ejemplo, la Hungría de Víctor Orban, la Turquía de Erdogan. Incluso, la Rusia de Putin que han sido calificados de regímenes iliberales.

Ese error, de considerar que el régimen se sostiene por la pura fuerza, ha sido cometido por la oposición venezolana. La mayor parte de los actores de oposición de una manera u otra han mantenido esa posición desconociendo que si bien es cierto el régimen hace uso de la fuerza de su aparato coercitivo, también es cierto que no se agota en él.

Y aquí es necesario, dada las circunstancias de hoy, donde casi todos los analistas han concluido que el régimen va a pasar un tiempo más largo sumergida en “en este pantano”, como dice Margarita López Maya, que se indague cuáles son los otros mecanismos por los cuales el venezolano ha aceptado la estructura de dominación chavista.

Ojo, no es que el régimen no siga usando la fuerza, sino que “la ejerce a través de mediaciones que hacen la transmutación del poder en orden” (Lechner en “La conflictiva y nunca acaba construcción del orden deseado), por ejemplo, el TSJ, el CNE, la Asamblea Nacional, el Carné de la Patria y hasta las bolsas CLAP, etc.

Por supuesto, el artífice de esta situación no es Maduro, con todo y que hoy es la voz a través de la cual se pretende lavarle el rostro a la dictadura, fue el mismísimo Chávez que ha permitido que el gobierno ilegitimo de Maduro haya encontrado cierto consentimiento, repito, sin ser legitimo. Chávez convirtió una minoría insustancial, históricamente marginal, en una minoría consistente en el poder y a través de ese comportamiento consistente modificó la norma mayoritaria que había regido la vida del país desde 1959 e hizo pasar la norma minoritaria de su fuerza política como si fuese la norma de las mayorías y hasta la llamó “revolución bolivariana”, allí, en ese momento, que lo podemos ubicar en el proceso constituyente, el “poder de la minoría se transmuto en orden”.

Ese paso es el que no ha podido entender las fuerzas opositoras. No ha logrado entender que no se enfrenta al poder chavista sino al orden chavista que es una cosa bien distinta. Presumo, que de no entender la naturaleza de ese orden entonces seguiremos en medio de ese pantano del que nos hablaba López Maya.

Y no nos asombremos por el silencio ensordecedor de los venezolanos hoy, no nos asombremos de su conformismo, porque las fuerzas democráticas imbuidas de la ideología democrática que pasa por la creencia de que debe gobernar la voluntad mayoritaria ha olvidado que una minoría que se asume como mayoría, ojo mayoría formal, puede perfectamente demandar conformismo y lograrlo. Y, carajo, que parece haberlo logrado, aunque nos lacere el alma.

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