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Opinión

Destinos que se encuentran Opinión por Sociólogo Ender Arenas Barrios

Bancamiga

Creo que fue Ernesto Sábato en “Sobre héroes y tumbas” quien dice que no hay casualidades sino destinos que se encuentran. Esto es justamente lo que les ha ocurrido a Nicolás Maduro y a Alex Saab, el hombre  de quien se dice ha acumulado una gran fortuna gracias a los negociados con el régimen chavista y ha sido el testaferro de los negocios del mismo Maduro.

A ambos hombres les une algunas cosas. Cosas que no pueden ser vistas como esos eventos en las que uno, por ejemplo, piensa en una persona y de pronto suena el celular y adivinen? Es justamente la persona en que uno venía pensando.

Pero, las casualidades o coincidencias  que unen a estos dos hombres son totalmente diferentes, son de otro tipo: por ejemplo, ambo nacieron en la otra ribera del Arauca vibrador y por esas cosas que solo pueden explicarse desde la política ambos dicen haber nacido en la ribera del Arauca vibrador, pero de este lado.

Tanto Saab como Maduro vienen de actividades en las que jamás soñaron tener lo que ahora tienen, Saab vendía llaveros en Barranquilla y Maduro era chofer de colectivo.

Ambos se vincularon a políticos que le facilitaron la entrada a grandes negociados. Saab se vinculo a Piedad Córdova y a José Manuel santos, presidente  Colombiano, aunque ahora ambos dicen que nunca lo trataron ni lo conocían. Mientras Maduro, ya lo saben, se autoproclamó hijo de Chávez, quien de “manera rotunda y absoluta como la luna llena” lo impuso de presidente.

A los dos les gustan los negocios y de hechos son hombres exitosos haciendo negocios y ya son dueños de fortunas bastantes significativas obtenidas (otra coincidencia) por la vía irregular de negocios oscuros.

Otra coincidencia es que ambos son solicitados por la justicia norteamericana y por ambos se ofrecían millonarias recompensas.

Dos hombres dos destinos  que inequívocamente la vida, los negocios, la corrupción, la política y el dinero los ha unido. Es más que posible que cerrarán el círculo y terminarán como una sola unidad armónica, compartiendo su Mandala en la misma celda de algún centro de reclusión gringo.

Pero, saben, en algún momento, mucho antes de que ambos mueran, saldrán del hueco en la que la corrupción los hundió y aunque nos produzca dolor y espeluzno disfrutaran de sus fortunas, porque aunque no nos guste, para algunos, el crimen paga y paga bien.

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