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Dictadura chavista hace alarde de una mejoría económica y usted ¿Qué opina?

Foto cortesía ElMundo.com

“Estamos pasando las Navidades más bellas y felices de los últimos años gracias al espíritu de solidaridad, alegría del pueblo y recuperación económica, producto del trabajo. Tendremos un 2022 de crecimiento y de avance en el poder popular, en el socialismo y en el vivir viviendo”. Nicolás Maduro festeja estos días “un año bueno en todos los sentidos”, la recuperación económica en revolución, algo que economistas, analistas y expertos matizan o contradicen pese a que Venezuela parece que saldrá de la recesión que la ha descalabrado a niveles históricos desde su llegada al poder en 2013.

Incluso el calvario de la hiperinflación durante cuatro años, la segunda más larga de la Historia, está a punto de superarse, pese a que la variación acumulada de los precios ya ha rebasado el 600% en lo que va de año. El debate, siempre una hipérbole en Venezuela, no abarca sólo el Producto Interior Bruto (PIB) y a los precios, sino también las bonanzas para quienes viven dentro de la burbuja creada por el régimen bolivariano en Caracas, sobre todo en zonas ricas. La pax bodeguera, como ya la llaman, producto de esos bodegones repletos de productos importados, la mayoría de Miami, en precios inalcanzables para la gran mayoría.

Las distintas previsiones apuntan que en 2021 Venezuela crecerá entre un 1% y un 3% en su PIB, tras siete años de desplome que se han llevado por delante entre el 75% y el 80% de su economía. Sólo en 2019, en medio de los apagones nacionales, el PIB venezolano cayó un 20%. “Se trata de una recuperación de poco alcance, ya que sólo está concentrada en el sector petrolero y algo del comercio con los bodegones. Pero agricultura, manufacturas, construcción y telecomunicaciones están muy debilitadas y sin eso no hay crecimiento sostenido. Ni siquiera hubo rebote como en otros países del continente, con crecimientos del 8% y 9% después de la pandemia. Otras economías ya están a nivel prepandemia y nosotros estamos muy lejos”, explica a EL MUNDO el diputado José Guerra, antiguo funcionario del Banco Central de Venezuela (BCV).

En la vecina Colombia, el PIB crecerá el 9,7% en 2021, un claro ejemplo del efecto rebote de la pandemia y en medio del proceso de regularización de casi dos millones de venezolanos en su territorio. En Perú, con 1,2 millones de emigrantes, se espera que cierre el año con un crecimiento de entre 11 y 13%.

“Este posible aumento del PIB, que en el mejor de los casos sería marginal, no marcaría mayor diferencia con relación al bienestar general de la población. Tal y como indicamos en la Academia Nacional de Ciencias Económicas (ANCE), tal crecimiento es consistente con la activación de empresas que comercializan productos importados, así como la mayor estabilidad que gozan quienes venden sus servicios en dólares. La despenalización del mercado cambiario hace tres años y la creciente circulación de dólares han oxigenado la economía”, concluye para EL MUNDO el director de investigaciones económicas Urbi Garay.

El descalabro es de tal tamaño que para volver a las cifras de 2013, cuando ya Venezuela había sufrido los embates del chavismo y de la mayor corrupción conocida en la Historia, su PIB debería crecer 5,5% anual durante al menos 25 años.

El 76,6% de los hogares sufren de pobreza extrema

La sorpresa no es que haya una minúscula reanimación económica, sino más bien que le haya tomado tanto tiempo encontrarla. La reanimación no ha sido provocada por impulsos fiscales, por mayor volumen de comercio exterior o mayores inversiones. Lo que está detrás es un ligero despertar del consumo privado, una reasignación de recursos producto de la crisis y una mayor movilidad post pandemia”, aclara el economista Leonardo Vera.

Los ejemplos de la Venezuela real son tantos que se le podría dedicar un periódico entero. La crisis humanitaria extrema expulsa del país a más de 1.000 personas todos los días, que huyen del hambre, de la tasa de desempleo más alta del continente, de los sueldos miserables y de los muy precarios servicios básicos, como la electricidad (12 apagones nacionales y 178.000 fallas eléctricas durante este año), el agua (sólo el 28% tiene acceso permanente a agua corriente) y la gasolina (las colas se han mantenido todo el año pese a que el combustible se vende en dólares y la gasolina subsidiada ha duplicado su precio). La encuesta Encovi de Condiciones de Vida asegura que el 76,6% de los hogares sufren pobreza extrema.

La ONU alertó este año que 7,7 millones de personas tienen necesidades alimentarias, sanitarias y educativas urgentes, casi el mismo número que ya ha abandonado el país en busca de un futuro mejor. En la que fuera la nación más rica de América, el ingreso medio por habitante es menor que en Haití y la mitad del boliviano.

La minúscula reanimación económica también se contempla más allá de los casinos, los autos deportivos y de los famosos bodegones en las zonas de burbuja, creadas en un primer momento para aquellos que con sanciones no pueden salir del país y necesitan invertir el dinero de la corrupción. Según el gremio ganadero, el consumo de carne subió dos kilos durante 2021 para alcanzar los ocho kilos por persona. El consumo previo se acercaba a los 60 kilos.

El dirigente opositor Andrés Velásquez reaccionó con indignación tras las intervenciones navideñas de Maduro: “La economía habrá crecido para él y para su pandilla, porque el pueblo sigue pasando las de Caín. No podrán seguir estafando a la población, pretendiendo hacer ver mejoras donde lo que hay es ruina”.

Fuente El Mundo de España

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