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Opinión

El silencio de la Reina: Gladys Vera Por León Magno Montiel

Su presencia tenía esplendor, ella encarnaba el perfecto balance entre sensualidad y el más elevado misticismo.


Fue una mujer-ángel, su tez blanca reflejaba una luz rosa, su sonrisa era serena, ella sabía reclamar miradas.


Sometía a los espectadores y los ponía a derecho de su gracia.


Su voz, era la corona de su grandeza, posía una exquisita tesitura de mezzosoprano. Era dama era Gladys Vera, la cantante más reconocida en el ámbito gaitero de todos los tiempos.

Nació el 4 de julio de 1949 en el sector La Hoyada, en donde estuvo la sede de la primera hidrológica de la ciudad, hacia el final de la avenida Bella Vista. Fue bautizada con nombres clásicos: Gladys Mercedes, sus apellidos, Vera Mora. La ciudad de Maracaibo aún rememoraba a los aguadores y sus recuas de asnos, llevando las botijuelas a las casas de barro reseco y caña.

Como todas las muchachas zulianas, Gladys Mercedes comenzó a participar en las veladas musicales familiares, le gustaba ejecutar el furro, el instrumento insignia de la gaita.
A principios del decenio 1960 ingresó al conjunto Santa Canoíta, con el rol de percusionista, quizá poco usual para una fémina.

Por esos años, recibió la influencia de grandes cantoras del género, solistas que le marcaron un sendero de calidad:

Altagracia Vílchez, Raiza Portillo, Betty Alvarado.


En 1966 ingresó al conjunto Santanita, divisa fundada el 26 de julio de 1964, el día de Santa Ana, de allí su nombre. Participó junto a sus hermanos Oswaldo Vera y Miguel Mora. Solía actuar en el centro nocturno Los Alisos y en la Fuente de soda El Naranjal, allí comenzó su estelar trayectoria como solista, sustituyendo a su mentora Raiza Portillo, quien había sonado en todo el país con los temas “La bella del tamunangue”, “Las campanas de San Juan” y “El gavilán”, expresando una gran alegría y un potente carisma.

En 1973 Gladys pegó el tema “Yo soy la gaita”, en 1974 logró el primer premio en El Festival de gaitas Virgilio Carruyo, con el tema “Mi orgullo” de Astolfo Romero.

Ese fue el aldabonazo para anunciar su carrera llena de éxitos. Así comenzó, su saga de triunfos, le siguieron gaitas de gran calidad, como “Estampas” de la autoría de Astolfo Romero:

“Se solía emperifollar
la vieja María Dolores
cuando con furros
y tamboras a su casa llegaban
era la abanderada
y una gaita le iban a dar”.
(Astolfo Romero, 1979).

En 1976 grabó la danza “Amor marginal” de la autoría de Víctor Hugo Márquez, donde  retrata a la mujer marginada y abusada de las barriadas venezolanas de entonces:

“Tenía yo quince años
veinticinco vos
y con picardía
nos decíamos adiós
por la puerta del racho
pasabas mirón
me echabas piropos
y me hablabas de ilusión”.
(V. H. Márquez, 1976).

Ese mismo año grabó uno de sus temas más relevante “La antorcha” de la autoría de Simón García, una sublime protesta contra la antigua planta petroquímica El Tablazo, ubicada en los Puertos de Altagracia, un complejo industrial altamente contaminante.

Su obsoleta planta de cloro-soda vertía desechos al lago y emanaba gases malignos que produjeron graves daños a la población zuliana, especialmente a los habitantes del pueblo mirandino El Hornito:

“Mira como altiva
se levanta al cielo
hiriendo tus noches
su resplandecer,
antorcha que humilla
que es escarnio
felonía permanente
luz incandescente
que engaña a la gente
con brillo oropel”.
(Simón García, 1976).

El conjunto Santanita tenía como principal distinción sus coros polifónicos, los arreglos vocales realizados por su hermano Oswaldo Vera, quien tenía formmación coral. Respaldados por una percusión de alto nivel ejecutada por Hugo Bohórquez, Diógenes Madrid, William Caraota Molina, Juan Carlos Viloria, Antonio Espina “El Mandril”. Y la armonía vanguardista a cargo de José Luis Suárez, Edwin “Sopita” Carrasquero y Sundín Galué. Sus compañeros cantantes fueron:

Cheo Beceira, Astolfo Romero, Danelo Badell, Ricardo Hernández, Alberto Carruyo, Marvin González, Hermilo Suárez, Chuchín Ferrer, José Isea, Jhonny Campos, Perucho Espinoza, Ramón Rosado, Carlos Méndez y Alberto Villasmil. Un gran batallón de talentos vocales.

Siguieron apareciendo sus éxitos en las carteleras del país, Gladys Vera sonaba en las emisoras de occidente, con los temas “Galante y coqueta”, “Por eso gaita” en 1977 de Humberto Mamaota Rodríguez; “Mi gentilicio”, “Latinoamericano” de Rafael Rodríguez en 1979, “Siempre estaré contigo” y “Anhelo” en 1980.

A finales del año 1979 una terrible noticia estremeció a la ciudad; Gladys fue diagnosticada de lupus. En esos días de confusión e incertidumbre, se le realizó un gran homenaje donde participó todo el gremio gaitero, también participaron los comunicadores liderados por Henry José Chirinos.

Su gran amigo Ricardo Portillo le compuso el tema “Mis gratos recuerdos” era una mirada retrospectiva a su carrera. Afortunadamente, su patología autoinmune se hizo estacionaria, ella superó ese trance y pudo seguir desarrollando su gran pasión, el canto.
Con la gaita “Mi vieja plaza Baralt” compuesta por Jesús Bravo González, participó en el Festival una gaita para el Zulia en 1985, logrando una destacada figuración, el tema quedó como un clásico para la posteridad.

Junto a Neguito Borjas grabó un tema de desamor, en tiempo gaitero, que se quedó en la memoria colectiva, titulado “Cuando el amor se va”, inserto en el  álbum de Santanita de 1984:

“Te lo debo decir
tienes que comprender
yo no te quiero herir
pero debes saber
que ya mi corazón
pertenece a otro querer
no preguntes porqué
no encuentro una explicación
dime qué te he hecho yo
para esto merecer
si te he dado mi amor
y siempre te fui fiel
no puedes irte así
dime al menos quién es
¿quién te aleja de mi,
cuál es la otra mujer?”
(Abdénago Borjas, 1984).

“Mi entrega” es otro tema romántico icónico, compuesto por Ricardo Portillo, ella lo grabó en 1991 con Maragaita. Con esa agrupación militó desde 1988 hasta la temporada de 1991, al año siguiente pasó a Cardenales del Éxito. En su primera temporada con esa divisa grabó “Fuente Divina”, una danza con características de salmo, cuya letra es de Jesús Rizo y la música del trovador Jorge Luis Chacín:

“Hermoso lago
hermosa fuente divina
lleno de plenitud y transparencia
viste nacer a mi China.
Fueron los peces
junto a las olas
los que llevaron la tabla
de nuestra Santa Patrona”
(Rizo y Chacín, 1992).

En esa década sonó en toda Venezuela con “Corazón y sentimiento”, “Sangre gaitera” en 1995, “Lucero de amistad” acompañada por el coro de la iglesia San Ramón Nonato. El gran animador Jesús Terán Chavín solía presentarla como “La monumental de la gaita”, con mucha emoción, el público la recibía de pie, como tal: “Si tuvimos un Aguirre monumental, ahora tenemos a Gladys, ella es nuestra monumental”.


Desde 1999 acompañó a Ricardo Cepeda en el lanzamiento de la agrupación Los Colosales, con ellos participó en el tema “Cántame”. En esa divisa se mantuvo hasta la temporada 2001.

En paralelo Gladys Vera grabó como invitada especial con la agrupación Birimbao “Juanita prendé el fogón” junto a Jerry Sánchez. Participó durante una temporada en Los Compadres del Éxito, y el cuatrista Douglas Isea la invitó a participar en su proyecto discográfico El Trabuco Gaitero en “Somos la gaita”.

Con la Orquesta Sinfónica de Maracaibo dirigida por Havid Sánchez realizó un gran concierto de gala, que más tarde se grabó.

El talentoso saxofonista y director de orquesta Juan Belmonte, escribió para ella “La suite gaitera” que tituló “Gladys Perpetuum”, una oda a su extenso repertorio como solista. Se estrenó en el Teatro Bellas Artes el 4 de noviembre de 1994 con éxito resonante. Es una obra innovadora.

Gladys compartió sus días con Fernando Calzadilla, fue su esposo por 32 años, un militar retirado, perteneciente a la Armada Venezolana, pero además, es un hombre prendado de la gaita, esa pasión los unió.

En su hogar siempre sonó su música, está lleno de sus recuerdos, de sus preseas y fotografías testimoniales. Él le ayuda a organizar su agenda de visitas a los medios y sus actuaciones, con una gran dedicación. Con Fernando compartió gustos sencillos: su predilección por la gastronomía zuliana, sus paseos por La Vereda del Lago, sus giras musicales, sus amistades.

Desde el año 2001 nuestra sempiterna reina de la gaita colaboró con la agrupación Los Chiquinquireños, con ellos ha grabado varios surcos para ofrendar a la Virgen Chiquinquirá, de la que se considera su hija.

Logró notoriedad con el tema “Cuando habla mamá” de Víctor Hugo Márquez, grabado junto a Carlos González. Ella las define como gaitas oraciones, cargadas de gran expresividad y talento, con la misión de homenajear a la Virgen de rostro moreno, la que nos identifica desde hace tres siglos.

Esa mujer elegante, que lucía hermosos ropajes y se cubría con chales señoriales, fue la voz femenina referencial de la gaita venezolana: Gladys Mercedes, no sólo tuvo título de reina, tuvo andar y la pose natural de una reina.

Como cantó el vate chileno Huidobro en su “Altazor”:

“Si tú murieras
las estrellas a pesar de su lámpara encendida
perderían el camino
¿Qué sería del universo?”

Desde su nuevo paisaje, al que partió la tarde del lunes 14 de septiembre, Gladys Vera seguirá ejerciendo su reinado gaitero, para la mayor gloria de nuestra música.

León Magno Montiel
@leonmagno.

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