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EN OPINIÓN Ramón Guillermo Aveledo: un nuevo Pacto de Puntofijo puede garantizar avance del país

Ramón Guillermo Aveledo, presidente del Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro, participó en el foro Puntofijo, valor histórico y presente. En la actividad aseveró que el Pacto de Puntofijo, firmado en octubre de 1958 era un acuerdo para adelantar y garantizar el avance, por lo que dijo ser partidario de un nuevo pacto, «pero se tiene que ver cuáles son las condiciones presentes» 

El presidente del Instituto de Estudios Parlamentarios Fermín Toro, Ramón Guillermo Aveledo, dijo que Venezuela, su sociedad y sus fuerzas políticas tienen mucho que aprender del Pacto de Puntofijo, que en este 2023 cumple 65 años de haberse firmado.

Aveledo participó en el foro Puntofijo, valor histórico y presente, donde destacó la significación de este compromiso de unidad para la democracia. «Es posible y necesario hoy en día, pero tiene que hacerse de nuevo, no podemos calcarlo del pasado; es un ejemplo para fijar los objetivos comunes», dijo.

Para Aveledo una de las enseñanzas que dejó el pacto es le hecho de que la estabilidad y la libertad tienen un costo. Destacó que la democracia exige pluralismo, tanto en su dinámica de funcionamiento en el que hay alternativas y alternancia, reconocimiento de diversidad de intereses, como en su base, para que el sistema político se parezca a la realidad social que siempre es diversa.

Aveledo se refirió a los antecedentes, intentos fallidos de democratización, que permitieron a los líderes del 1958  llegar al Pacto.

«No podemos desvalorizar la fuerza, la riqueza que puede tener un fracaso en política o en la vida, y si de allí somos capaces de extraer lecciones importantes».

Citó dos aproximaciones, que luego de la muerte de Juan Vicente Gómez, en la primera mitad del siglo XX, cobran nuevos bríos. El primero, el intento reformista que abarcó de 1936 a 1945, llamado «el 23 de enero social». Explicó que fue el detonante para que el presidente Eleazar López Contreras, sucesor de Gómez, dictara el Programa de Febrero,  un proyecto de democratización para la reinstitucionalización del país.

«Este intento gradual, cauteloso, de arriba hacia abajo, pues fue conducido por las élites tutelares, la élite militar y civil de los años 36 al 45, y que fue ampliado por Isaías Medina Angarita, va a colapsar en octubre de 1945, porque era menos de lo que el país esperaba. El intento animado por la élite que tenía el poder fracasa a los 10 años».

El segundo «ya no reformista ni gradual» ocurrió a partir del 18 de octubre de 1945 con la llamada Revolución de Octubre. Participaron jóvenes militares  junto con un AD, nuevo partido político fundado en 1941 (13 de septiembre) Eso ocasionó una revancha, la persecución de todos los que habían estado en el poder y sus cercanías, dijo.

«El Pacto fue para un gobierno, pero su espíritu se proyectó a la largo de 40 años de la vida venezolana. Hay que aprender de la historia y de la experiencia propia. Soy partidario de un nuevo pacto, es posible y necesario hoy en día, pero tiene que hacerse de nuevo, no podemos calcarlo del pasado, y se tiene que ver cuáles son las condiciones presentes. Es muy importante  que la gente lea el Pacto y se dé cuenta  de que eso no era un acuerdo para repartirse el poder, era un acuerdo para adelantar y garantizar el avance».

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