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Escándalo militar: La marina de EE. UU. despide a capitán y su tripulación lo aplaude por su servicio

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Marinos de la armada de EE. UU. vitorearon y aplaudieron a su excapitán, Brett Crozier, mientras este desembarcaba de la USS Theodore Roosevelt, luego de ser despedido por pedir ayuda en medio del brote de COVID-19 en el portaviones. 

Crozier había enviado una carta en la que detallaba la amenaza de la COVID-19 a bordo de su nave y rogaba por ayuda de los altos mandos. La carta se filtró posteriormente a los medios.

El secretario en funciones de la marina, Thomas Modly, despidió a Crozier por “crear pánico” y “mostrar un juicio extremadamente deficiente” durante la crisis al distribuir la carta a un total de 30 personas. 

La nave se encuentra atracada en Guam. Al momento, 137 de los casi 5.000 marineros a bordo han dado positivo en COVID-19.

De acuerdo con noticias de AP, se espera que hasta 3000 marineros sean desembarcados de la embarcación en Guam y puestos en cuarentena.

Armada de EE.UU. despide a capitán que criticó respuesta a coronavirus

El Pentágono destituyó al capitán del USS Theodore Roosevelt, portaviones azotado por el coronavirus, el jueves día 2, bajo el argumento de este habría manejado de manera deficiente la información sobre cómo el brote se estaba propagando en el buque de guerra.

El secretario en funciones de la Marina, Thomas Modly, dijo que el capitán Brett Crozier se había equivocado al distribuir a una gran variedad de personas copias de una emocional carta de cuatro páginas en la que describía la amenaza que implicaba el brote para los cerca de 5.000 marineros en la nave, permitiendo que se filtrara esta semana a los medios de EE. UU. antes de que los altos mandos de defensa la leyeran.

El Pentágono destituyó al capitán del USS Theodore Roosevelt, portaviones azotado por el coronavirus, el jueves día 2.

Modly señaló que, aunque han habido 114 casos de coronavirus en la tripulación al momento, ninguno ha sido grave y que Crozier exageró la gravedad de estos al sugerir que los marineros iban a morir si no se actuaba rápido.

El portaviones estaba en el Pacífico cuando la Armada informó del primer caso de coronavirus hace una semana. Desde entonces, se encuentra atracada en la base naval estadounidense de Guam, en el extremo sur del territorio estadounidense en el Pacífico occidental.

Crozier “mostró un juicio extremadamente deficiente en medio de una crisis”, dijo Modly, añadiendo que el capitán “tergiversó los hechos con respecto a lo que estaba ocurriendo en la nave” y creó “un poco de pánico” que era innecesario.

“No tengo dudas de que el capitán Crozier hizo lo que creyó iba en beneficio de la seguridad y bienestar de su tripulación”, indicó Modly.

“Desafortunadamente, consiguió lo opuesto”, continuó. Además de generar miedo en las familias de los marineros, agregó Modly, “creó preocupación sobre las capacidades y seguridad operacionales de esa nave, las que podrían haber incentivado a nuestros adversarios a aprovecharse”.

Cuando se le preguntó en repetidas ocasiones si el capitán enfrentaría medidas disciplinarias, Modly expresó: “No sé quién filtró la carta a los medios. Eso sería algo que violaría los principios de buen orden y disciplina, si hubiera un responsable. Pero no sé nada al respecto.” 

“El hecho de que escribió una carta a sus superiores en la jerarquía de mando para expresar su preocupación no podría resultar, en absoluto, en ningún tipo de represalia “, añadió.

La enfermedad “se acelera”.

La carta de Crozier, que se filtró el martes, desencadenó gran preocupación de que el virus estaba fuera de control y sugirió que el liderazgo de la Marina no estaba respondiendo. Crozier dejó a los expertos atónitos al decir que la embarcación había tenido que ser evacuada para asegurar que el coronavirus no se siguiera propagando.

“El contagio de la enfermedad continúa y se está acelerando”, escribió, y rogó: “No estamos en guerra. Los marineros no necesitan morir”. 

“Retirar a la mayoría del personal de un portaaviones nuclear estadounidense desplegado y aislarlos por dos semanas puede parecer una medida extraordinaria”, dijo, añadiendo que “es un riesgo necesario”.

La carta hizo que el Pentágono se pusiera a la defensiva con respecto a si estaba haciendo lo suficiente para mantener a los 5.000 tripulantes del buque de guerra a salvo, y alarmó a las familias de aquellos a bordo de la embarcación, cuyo puerto de origen está San Diego.

Modly dijo que la situación fue exagerada y que no era correcto afirmar que los líderes de la Marina no estaban lidiando con el problema al momento en que la carta salió a la luz. Además, culpó a Crozier de tener “un lapso poco característico de él en su juicio” al enviar una carta no clasificada a sus superiores a más de 30 personas, aumentando las oportunidades de que se hiciera pública.

La carta “socavó la cadena jerárquica, la cual había realizado movimientos y ajustes de la manera más rápida posible para darle la ayuda que él necesitaba”, indicó Modly.

Investigación

Modly sugirió que Crozier expuso una debilidad en la preparación de las fuerzas armadas de EE. UU. que los adversarios podrían aprovechar.

“Aunque puede que no estemos en guerra en un sentido tradicional, tampoco estamos verdaderamente en paz… Muchas naciones están aproximándose de diferentes maneras para reducir nuestra capacidad de cumplir nuestros objetivos estratégicos”, dijo.

“Necesitamos que nuestros comandantes tengan buen juicio, madurez y discreción en el liderazgo cuando estén bajo presión para entender las ramificaciones de sus acciones dentro de un contexto estratégico más grande y dinámico”.

Modly dijo que el episodio sería investigado, enfatizando que el superior inmediato de Crozier estaba a bordo del Roosevelt en ese momento, pero también refiriéndose a posibles problemas de gestión en curso dentro de la flota estadounidense del Pacífico, la que sufrió dos colisiones fatales el año pasado.

El Roosevelt, uno de los dos portaviones estadounidenses en el Pacífico occidental, se encuentra atracado en Guam, donde la mayoría de la tripulación ha sido desembarcada y enviada a residencias en la costa para desinfectar la embarcación.

A inicios de esta semana, el secretario de Defensa Mark Esper dijo que las fuerzas armadas de los adversarios también se enfrentan a la COVID-19.

La Marina informó que el contraalmirante Carlos Sardiello, un excapitán del Roosevelt, reemplazará a Crozier.

Al dejar de lado al Roosevelt, el brote del virus ha menoscabado un ventaja clave de la preparación militar de EE. UU., a pesar de que los funcionarios de defensa del país señalan que no existen amenazas estratégicas inmediatas y que la nave puede volver al mar con rapidez de ser necesario. A inicios de esta semana, el secretario de Defensa Mark Esper dijo que las fuerzas armadas de los adversarios también se enfrentan a la COVID-19.

Cuarentena en hoteles de Guam

Un primer grupo de 1.000 marineros fue trasladado de la nave a la base el miércoles. Si dan positivo en el virus o presentan síntomas parecidos a los de la influenza, se les pone en aislamiento, pero si están bien y dan negativo, se los pone en cuarentena, dijo el comandante regional de la Marina de EE. UU., contraalmirante John Menoni, durante una conferencia de prensa en la isla el jueves.

Aquellos que se mantengan asintomáticos y den negativo serán transportados a un hotel vacío a alrededor de 8 millas de distancia en el distrito comercial Tumon de Guam, donde pasaran por una cuarentena de dos semanas, dijo el gobernador territorial Lourdes Leon Guerrero a Reuters. La cuarentena estará completamente a cargo de las fuerzas armadas estadounidenses. 

La Marina informó que 2.700 tripulantes serían finalmente desembarcados de la nave en los próximos días, y que 93 de ellos han dado positivo. 

“Esta embarcación tiene armas. Tiene municiones… se necesita cierto número de personas en ella para mantener la seguridad de la nave”, dijo Modly.

Fuente: espanol.cgtn.com


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