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«Estamos olvidados»: Maduro enterró la Venezuela rural Por NYTimes

Desde el Palacio de Miraflores, el Presidente Nicolás Maduro Moros intenta proyectar una imagen de fuerza y control total, pero en la provincia, en la Venezuela rural la historia es muy diferente.

En el interior del país el servicio eléctrico y el suministro de combustible son toda una incertidumbre. Los expendios de víveres están surtidos de puros productos importados. La etiqueta “Hecho en Venezuela” es una cosa que ha desaparecido de los estantes.

Pero mientras mas te alejas de las ciudades, esta fachada de orden se derrite rápidamente. Con el fin de preservar la calidad de vida de sus patrocinadores más importantes, las élites políticas y militares, la administración central invierte los recursos menguantes del país en Caracas, abandonado a su suerte a grandes extensiones de Venezuela.

«Venezuela está rota como estado, como país», afirmó Dimitris Pantoulas, un analista político en Caracas. «Los pocos recursos disponibles se invierten en la capital para proteger la sede del poder, creando un microestado en medio del colapso del resto del país».

En buena parte del país, se han abandonado las funciones básicas del gobierno, como lo son las policías locales; el mantenimiento de infraestructuras públicas (como las carreteras), los hospitales y demás servicios públicos.

«Cada quién sobrevive a su manera» afirman los residentes de Parmana
La única evidencia que queda del estado venezolano en Parmana, un pueblo de pescadores a orillas del río Orinoco, son los tres maestros que permanecen en la escuela.

Los educadores de Parmana carecen de todo: comida, libros e incluso un marcador para la pizarra acrílica.

Según nos cuenta un artículo del New York Times sobre el colapso de la Venezuela rural, el sacerdote del pueblo fue el primero en marcharse; siendo seguido por los trabajadores sociales, la policía, el médico de la comunidad y varios maestros que también desertaron.

Abrumados por las bandas de crimen organizado que pululan en la zona, los residentes afirman que tuvieron que recurrir a la guerrilla colombiana para su protección.

«Estamos olvidados», expresó la señora Herminia Martínez, de 83 años. «Aquí no hay gobierno», agregó.

A pesar que el impulso político de hace un año, prometía cambios sustanciales a nivel político en el país, la realidad es que en Parmana nada de eso se ve: todo permanece igual; viven en un sitio apartado del mundo y especialmente del gobierno central.

La profunda crísis económica, junto con la reducción del estado, han permitido que gran parte de la infraestructura del país caiga en ruinas.

«Cada lugar sobrevive a su manera, lo mejor que puede», dijo Armando Chacín, jefe de la Federación de Ganaderos de Venezuela.

La realidad es que fuera de Caracas, los ciudadanos de lo que alguna vez fue la nación más rica de América Latina han sido relegados a sobrevivir en condiciones de la era preindustrial.

Nicolás Maduro ha enterrado a la Venezuela rural. De acuerdo al NYTimes, los ciudadanos de áreas rurales, a menudo carecen de #Electricidad, policía o moneda. Recordemos la antigua promesa Socialista, «igualdad para todos». https://t.co/9Z2if2XzBL

— Steve Hanke (@stevehanke_es) January 2020

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