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Hipótesis de los antiguos astronautas

La hipótesis de los antiguos astronautas, también conocida como hipótesis de paleocontacto,​ es una hipótesis sin base científica ni histórica que sostiene que seres extraterrestres han visitado el planeta Tierra y que estos seres han sido responsables, en varios grados, del origen y desarrollo de las culturas humanas, las tecnologías y las religiones (otra forma de llamarlo es creacionismo alienígena). Una variante común de la idea es que la mayoría de las deidades en las religiones, si no todas, son en realidad extraterrestres, y sus tecnologías fueron tomadas como evidencia de su condición divina.​

Estas propuestas se han popularizado, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX, por autores como Erich von DänikenGiorgio A. TsoukalosRobert CharrouxPeter KolosimoZecharia SitchinRobert K. G. Temple y J. J. Benítez, entre otros.​

Esta hipótesis es considerada pseudociencia, al no existir evidencia alguna que la haga verificable y estar basada solo en suposiciones

Información general

Los defensores de las «hipótesis de los antiguos astronautas» a menudo sostienen que los seres humanos son descendientes o creaciones de seres extraterrestres que visitaron la Tierra hace miles de años y que los seres híbridos de las mitologías antiguas son creaciones de estos seres alienígenas. Una idea asociada es que gran parte del conocimiento humano, la religión y la cultura vinieron de los visitantes extraterrestres en la antigüedad, en la que los astronautas antiguos actuaron como una “cultura madre”. Defensores de los “antiguos astronautas” también creen que los viajeros del espacio exterior conocidos como “astronautas” construyeron muchas de las estructuras en la tierra como las pirámides de Egipto y las cabezas Moái de piedra de la Isla de Pascua o ayudaron a los seres humanos en su construcción.​

Los proponentes argumentan que la evidencia de los “antiguos astronautas” proviene de las lagunas en los registros históricos y arqueológicos, y también mantienen que las explicaciones incompletas de datos históricos o arqueológicos apuntan a la existencia de “antiguos astronautas”. Dicen que las pruebas incluyen artefactos arqueológicos que según ellos son anacrónicos o van más allá de las capacidades técnicas de las culturas históricas con las que están asociados (algunas veces referido como “Oopart“), y obras de arte y leyendas que se interpretan como el contacto extraterrestre o con tecnologías extraterrestres.

Ciertos académicos han respondido que las lagunas en el conocimiento contemporáneo no son una prueba de tales ideas especulativas, y que muchas de estas teorías nacen a causa de una aproximación romántica y esotérica al mundo antiguo. ​

Thomas Gold profesor de astronomía sugirió la “hipótesis de la basura” para el origen de la vida. Su hipótesis dice que la vida en la Tierra podría haberse propagado de una pila de residuos de los productos que descargaron por accidente en la Tierra hace mucho tiempo los extraterrestres.​

La serie de televisión Alienígenas ancestrales en el canal History Channel cuenta con los principales defensores de la “teoría de antiguos astronautas”, e incluye entrevistas con los ufólogos Giorgio A. TsoukalosErich von DänikenSteven M. Greer y Nick Pope

Escritores y publicaciones

Erich von Däniken fue un proponente principal de esta teoría a finales de la década de 1960 y a principio de la de 1970, y ganó una gran audiencia por medio de la publicación en 1968 de su libro de mayor venta ¿Carrozas de los Dioses? y sus secuelas.

Según von Däniken, ciertos artefactos y construcciones monumentales requerían una habilidad tecnológica sofisticada mayor que la que había disponible en las culturas antiguas que las construyeron. Von Däniken mantiene que estos artefactos fueron construidos directamente por visitantes extraterrestres o por humanos que aprendieron el conocimiento necesario de dichos visitantes. Estos incluyen StonehengePuma Punku, los Moai de la Isla de Pascua, la Gran Pirámide de Giza, y las baterías eléctricas de la antigua Bagdad.

Von Däniken sostiene que el arte e iconografía antiguos encontrados por todas partes del mundo ilustran vehículos aéreos y espaciales, criaturas inteligentes no humanas, astronautas antiguos, y artefactos de una tecnología anacrónicamente avanzada. Von Däniken también sostiene que culturas separadas geográficamente comparten temas artísticos, lo cual él argumenta implica un origen común. Un ejemplo de ello es la interpretación de von Däniken de la tapa del sarcófago recuperada de la tumba del soberano de Palenque de la era clásica MayaPacal el Grande. Von Däniken afirmó que el diseño representaba un astronauta sentado, mientras que la iconografía y el texto Maya lo identifica como un retrato del mismo soberano con el árbol del mundo (wacah chan) de la mitología Maya.

Los orígenes de muchas religiones son interpretados por von Däniken como reacciones a encuentros con una raza alienígena. De acuerdo a su punto de vista, los humanos consideraban la tecnología de los alienígenas como supernatural y a los extraterrestres como dioses. Von Däniken afirma que las tradiciones orales y escritas de la mayoría de las religiones contienen referencias a visitantes extraterrestres en forma de descripciones de estrellas y vehículos viajando por el aire y el espacio. Una de ellas es la revelación de Ezequiel en el Antiguo testamento, la cual Däniken interpreta como una descripción detallada del aterrizaje de una nave espacial.

Las teorías de von Däniken se hicieron famosas en los Estados Unidos después del documental de NBC-TV En Búsqueda de Astronautas Antiguos con Rod Serling como anfitrión y la película Carrozas de los Dioses.

Los críticos argumentan que von Däniken tergiversó los datos, y que muchas de sus afirmaciones no tenían fundamento, y que ninguna de sus afirmaciones principales han sido validadas.​

Zecharia Sitchin

La serie de Zecharia Sitchin Las Crónicas de la Tierra, comenzando con El 12mo Planeta, gira en torno a la interpretación de Sitchin de los escritos antiguos sumerios y del Medio Oriente, lugares megalíticos, y artefactos de alrededor del mundo. Él teoriza que los dioses de la antigua Mesopotamia eran en realidad astronautas del planeta “Nibiru“, el cual, según Sitchin, los sumerios creían que era un remoto “12mo planeta” (contando el Sol, la Luna, y Plutón como planetas) asociado con el dios Marduk. De acuerdo a Sitchin, Nibiru continúa orbitando nuestro sol en una órbita elongada de 3600 años. Sitchin también sugiere que el cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter son los pedazos restantes del antiguo planeta “Tiamat“, que según él fue destruido en una de las órbitas de Nibiru a través del sistema solar. La astronomía moderna no ha encontrado evidencias para apoyar las afirmaciones de Sitchin.

Sitchin sostuvo que existían escritos sumerios que narraban la historia de 50 Anunnaki, habitantes de un planeta llamado Nibiru, que vinieron a la Tierra aproximadamente hace 400 000 años con la intención de minar materia prima, especialmente oro, para transportarlo de regreso a Nibiru. Debido a su pequeño número, pronto se cansaron de su tarea y comenzaron a crear obreros para las minas por medio de ingeniería genética. Después de muchas pruebas, eventualmente crearon al homo sapiens: el “Adapa” (hombre modelo) o Adán de la mitología subsequente. Sitchin contendía que los Anunnaki participaban activamente en los asuntos humanos hasta que su cultura fue destruida por catástrofes mundiales causadas por el abrupto fin de la última edad de hielo hace unos 12000 años. Viendo que los humanos sobrevivieron y que todo lo que habían construido había sido destruido, los Anunnaki se fueron de la Tierra tras haberle dado a los humanos la oportunidad y los medios de gobernarse a sí mismos.

El trabajo de Sitchin no ha recibido apoyo de expertos del campo y ha sido criticado por profesionales que han evaluado sus teorías. Michael S. Heiser, erudito en lenguas semíticas, dice que muchas de las traducciones que Sitchin hizo de palabras sumerias y mesopotámicas no son consistentes con los diccionarios bilingües de cuneiforme mesopotámico, producidos por antiguos escribas Acadios

Robert Temple

Jeroglíficos en Abidos, Egipto de los que se dice representan una aeronave.

En su libro El Misterio de Sirio, publicado en el 1976, Robert K. G. Temple argumenta que los dogones del noroeste de Malí preservaron una historia de visita extraterrestre que tuvo lugar alrededor de hace 5000 años. Entre la evidencia que él cita se encuentra el supuesto conocimiento astronómico avanzado heredado por la tribu, descripciones, y sistemas de creencias comparativos con civilizaciones antiguas tales como el antiguo Egipto y Sumeria. Su trabajo se basa en gran parte en los estudios de los antropólogos culturales Marcel Griaule y Germaine Dieterlen.​

Sus conclusiones han sido criticadas por científicos, quienes señalan discrepancias en el relato de Temple y sugieren que los dogones pueden haber recibido su información astronómica recientemente, probablemente de fuentes europeas, y que pudo haber tergiversado la etnografía de los dogones

Shklovski y Sagan

En su libro Vida Inteligente en el Universo (1966),​ los astrofísicos Iósif Shklovski y Carl Sagan dedicaron un capítulo​ al argumento que científicos e historiadores deberían considerar seriamente la posibilidad de que haya ocurrido contacto extraterrestre durante la historia registrada. Sin embargo, Shklovski y Sagan enfatizaron que estas ideas era especulativas y que no habían sido probadas.

Shklovski y Sagan argumentaron que el viaje interestelar de vida extraterrestre a velocidades menores que la de la luz era una certeza cuando se tomaba en consideración la tecnología que existía o que era factible a finales de la década de 1960;​ que repetidas visitas extraterrestres a la Tierra eran plausibles; y que narrativas precientíficas pueden ofrecer medios potencialmente fidedignos de describir contacto con extraterrestres.​ Además, Shklovski y Sagan propusieron un examen más minucioso de los cuentos de Uanna, un ser tipo pez al que se le atribuye la enseñanza de agricultura, matemáticas, y las artes a los sumerios primitivos, ya que debido a su consistencia y detalle podrían evidenciar un ejemplo de contacto primitivo.​

En su libro El Cerebro de Broca (1979), Sagan​ sugirió que él y Shklovski pudieron haber inspirado la oleada de libros de antiguos astronautas en la década de 1970, y expresó su desacuerdo con “von Däniken y otros escritores no críticos” quienes aparentemente expandieron estas ideas no como especulaciones cautelosas sino como “evidencia válida de contacto extraterrestre.” Sagan argumentó que aunque muchas leyendas, artefactos, y supuestos artefactos fuera de lugar fueron citados en apoyo de las teorías de los antiguos astronautas, “muy pocos requieren más de una simple mención” y podrían ser explicados fácilmente con teorías más convencionales. Sagan también reiteró su conclusión previa de que las visitas extraterrestres a la Tierra eran posibles pero no probadas, y quizá no probables.

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