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Opinión

Lo que queda después de la burbuja Por el Soc. Ender Arenas Barrios

El miércoles traté de averiguar a cuánto asciende la última entrega del bono vacacional que la Universidad haría efectivo el día jueves. Cuestión importante para mí, dada mi condición de vivir en un país cuya acogida ha sido extraordinaria pero que su ayuda financiera aun cuando imprescindible, (nadie sabe cuanto), es insuficiente para lo que cuesta vivir afuera.

El caso es que la debacle del bolívar, una extraña moneda nacional que nadie quiere, porque para nada sirve, ha convertido cualquier ingreso en una suma miserable y en quien los devenga en miserables.

Para averiguar esto uno tiene que sumergirse en las páginas del personal de la Universidad y del único gremio que parece informar sobre lo que pasa en la institución:

ASDELUZ, la asociación de empleados, y entonces, leyéndolas uno no sabe si reír o llorar.

Los cientos de mensajes que se leen nos describe una comunidad que desliza sus esperanzas no en la lucha gremial, ya sabe que esta se ha diluido por que se enfrenta, por un lado, a un gobierno insensible que juega hasta el último momento con la desesperación y por otro lado, lamentablemente, a los alacranes que los hay en todas partes y en la Universidad, también abundan y aunque son ilegítimos porque no son reconocidos por la mayoría del gremio universitario, tratan de legitimar medidas gubernamentales que lesionan la calidad de vida de los universitarios. Lo peor es que esto es extensible a todo el país y todos sus habitantes.

La gente entonces se vuelca sobre quien, no me cabe duda, está sumamente distraído y seguramente atendiendo otros asuntos (por favor, también estoy seguro que tampoco está pensando en la guerra de Putin contra Ucrania, el hambre en África o de la catástrofe de todos los refugiados de un mundo que ya desconoce a otros como humanos, inclusive): me refiero que la gente reza, ora y se encomienda a Dios como una solución.

El país ha mejorado, dicen algunos, especialmente, artistas y analistas, algunos de estos últimos que parecían no sospechosos de tener lazos con el chavismo, pero hoy se duda de su independencia y de su honestidad intelectual y uno se pregunta: como es eso de que el país ha mejorado si en veinte y tanto años el régimen chavista-madurista ha liquidado una sociabilidad históricamente construida que se caracterizaba por la amistad, por el goce a estar juntos, por la solidaridad y ha tratado de sustituirla, y en algunos casos lo ha logrado con éxito, por el odio, la violencia, la mentira, la ruptura familiar y de las amistades y sobre todo por el desprecio a la democracia.

Nota aparte: Esta es una experiencia no solo nuestra se hace común en todo el continente con gobiernos de signo contrario, por ejemplo, en el Brasil de Bolsonaro se vivió exactamente esta situación tal como recoge Juan Arias el responsable de EL País de España en ese país. Probablemente se termine viviendo, también,  en la Colombia de Petro con la anuencia de “Los Nadie”.

 Como es que dicen “esos algunos” que el país ha mejorado si hoy observamos solo estropicios de lo que fue un país.

Ahora vuelvo abrir las redes y c… e´ la madre me encuentro con un tumulto frente a la Samsung del Sambil de Maracaibo, allí veo a Blanquita Parra, una vecina del barrio La Manzana de Oro, halándose el pelo con otra mujer con cara de pocos amigos. Las dos están pugnando con un centenar, o muchos más, de gente en las puertas de la tienda. El objetivo de ambas, y la de casi todos, era hacerse de las rebajas ofrecidas por la tienda en artículos como televisores, tabletas, celulares, neveras, cocinas, etc.

Se, porque la conozco del barrio que Blanquita recibe la remesa que Cecilita, así llama blanquita a su hija, le envía desde Ohio, todos los meses: 100 dólares. Cecilita, se lo gana trabajando de bar ténder en el “The Ohio Taproom”, un bar de ese estado norteamericano.

Sabrá Blanquita lo que le cuesta a Cecilia Parra ganarse los cien dólares que le envía para que pueda vivir. No sé.

Allí esta ella en el video con la cara sudada y rasguñada. No pudo hacerse con el televisor, pues los 100 dólares no le alcanzaron, y menos mal, pues los podrá invertir en tres días de comida.

No, la cosa no ha mejorado. Incluso esta semana se puso peor, el salario y los sueldos han sido pulverizados con la devaluación del bolívar. Blanquita Parra sabe que no podrá comprar el televisor, pero admitámoslo, el régimen ha tenido un relativo éxito en idiotizar a una parte sustantiva de la gente, que está desempleada, que come dos una vez al día, pero que le da a un tipo que dice ser Drácula el mayor puntaje de popularidad política.

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