El gobierno de Nicolás Maduro manifiesta que la presencia del secretario de Estado de EE.UU. a Colombia, Antony Blinken es parte de “una estrategia sostenida de agresión en contra del pueblo venezolano y sus instituciones democráticas”.

El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, estuvo en Colombia y habló entre otros temas, de la migración que recibe el país, de la lucha antidrogas y la implementación del acuerdo de paz. Llegó después de hacer una visita a Ecuador, en donde también habló con el presidente Guillermo Lasso.

Pero eso no le gustó al régimen de Venezuela, que entiende la llegada de Blinken a Colombia como “un irrespeto al hermano pueblo colombiano”, pues, asegura la cancillería venezolana, se usa el territorio de Colombia “para agredir a Venezuela toda vez que ese país [Colombia] se encuentra atravesando una de las peores convulsiones sociales de su historia por causa del desgobierno del Sr. Duque”.

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En su visita a Colombia, al Secretario de Estado de los Estados Unidos también le hablaron de una posible reunión de presidentes, pero evadió la pregunta.

La virulenta reacción hace evocar irremediablemente el fragmento bíblico (Mateo 7:1-5) que dio origen a la famosa expresión de ver la paja en el ojo ajeno, pero no la viga en el propio. Por la aguda crisis que vive Venezuela, más de 5 millones de personas han huido de ese país, y casi dos millones están en Colombia. Para ellos, el Gobierno de Iván Duque creó el Estatuto de Protección Temporal por 10 años.

Cuando se producía la visita de Blinken al país, Nicolás Maduro (aplaudiendo una propuesta del Senado colombiano para crear una comisión bilateral que tienda al restablecimiento de las relaciones entre los dos países) pidió “normalizar” esas relaciones, pero el presidente Duque reiteró que no lo reconoce como presidente de Venezuela.

Además de hacer una relación de hechos relacionados con el paro nacional en Colombia, por los que la cancillería de Venezuela le reclama a Blinken y le exige “rendir cuentas ante su propio pueblo por la promoción y defensa inmoral de un gobierno responsable de masacres violentas”, le dice que debe hablar del “aumento […] de la producción de cocaína en [Colombia] un país considerado aliado estratégico en la lucha contra el narcotráfico”.

Si bien Colombia y Estados Unidos son actores de primer orden en la cadena de distribución del narcotráfico, Ni Venezuela ni Nicolás Maduro son ajenos a los señalamientos del gobierno estadounidense sobre su participación en ese delito. Ya el jefe del Comando Sur de Estados Unidos, Craig Faller, advirtió: “Estamos viendo el incremento del narcotráfico de Colombia a Venezuela, […] y eso es una preocupación”.

Faller también sostuvo que Maduro utiliza el tráfico de drogas para “financiar sus actividades ilícitas”. Venezuela, dijo el alto mando estadounidense, vive una situación “terrible” porque una “generación de autócratas” se encuentra en el poder, lo que ha empujado a millones a huir del país suramericano.

La cancillería de Venezuela, que retoma en un comunicado las palabras de Maduro, también dice que Blinken “debería explicarle al pueblo de los Estados Unidos en qué se basa su apoyo que ha permitido el incremento de la actividad paramilitar y criminal” en Colombia.Publicidad

Esa es una realidad que enfrenta Colombia, pero el país también debe lidiar con el hecho de que el régimen de Maduro permite que en el territorio venezolano permanezcan y deambulen grupos del Eln y de las disidencias de las Farc, sin que las autoridades de ese país hagan ni digan nada.