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Opinión

Mezquindades y otras cosas de una campaña electoral Por Soc. Ender Arenas Barrios

Pasaran todos los años que le quedan de vida a cada uno de los colombianos y jamás olvidaran la campaña electoral que elegirá un nuevo presidente este domingo 19 de junio.

Y no la olvidaran porque sin lugar a dudas ha sido la campaña electoral mas torcida de la historia electoral de Colombia y probablemente de América Latina y miren que las ha habido torcidas y sucias en esta parte del continente.

Lo de Colombia es una tragedia, porque el domingo, los colombianos, se deciden entre el miedo y la incertidumbre. Entre el malo y el menos malo…. Y viceversa.

La filtración de videos por parte de la revista Semana del comando de campaña de Gustavo Petro, con la presencia del mismo candidato en las reuniones donde la miseria se elevó como el eje articulador que selló toda la gramática y narrativa de su campaña política cuyo objetivo fue el desprestigio de Fico Gutiérrez (“En el tema de mujeres, hay que ver cosas como: ¿usted confiaría en alguien como Fico? Ponerle la cara así como depravado, no sé. ¿Le confiaría usted sus hijos a un presidente como Fico? ¿Dejaría usted a su mamá o papá con los aliados de Fico? Palabras de Sebastián Guanume)

Igual trato recibieron Fajardo y Alejandro Gaviria.  Sin lugar a dudas, hay que decirlo, la campaña llevada a cabo, con estos ingredientes, tuvo un gran éxito, pues liquidó a Fico Gutiérrez a Fajardo y a Gaviria. Pero les mostró a los colombianos que bien pudieran elegir, este domingo, a un personaje que carece de todo propósito digno.

A los colombianos les aguarda una verdadera tragedia, pues van a decidir entre dos trastos, uno el de Petro, a quien pudiéramos bautizar como el demagogo irresponsable, cultor del viejo canto de sirena de la izquierda radical que convoca a la construcción de paraísos terrenales y terminan produciendo estropicios y ruinas, de allí que toda la campaña de Petro ha sido un profundo disimulo.

Rodolfo Hernández encarna, el otro trasto, y representa la más absoluta incertidumbre, portador de un populismo ramplón, de ignorancia desmesurada. La emoción como eje articulador de su campaña y de una pasión que aterriza en el insulto. Por supuesto, se ha convertido en un locutor autorizado y ha convertido su primitiva habla en una herramienta que se ha captado el sentido y los sentimientos de densos sectores de la sociedad colombiana y se convirtió en el adversario indeseable del proyecto petrista.

¿Quién ganará? Es difícil saberlo. Es preocupante el clima y atmósfera de violencia que ha impregnado el proceso en estos días previos. Por ejemplo, la hija del candidato Petro ha asomado la posibilidad de un incendio del país en caso de ganar Hernández, igualmente, es preocupante la baja calidad de la campaña de Petro que se desliza hacia planteamiento pocos éticos que vislumbrarían un gobierno bajo la filosofía de “todo vale” y es preocupante, en el caso de Hernández en quien se visualiza el diseñador de un posible retraso de la sociedad colombiana.

No sabemos quien ganará, pero si sabemos quien perderá, con uno u otro resultado: Colombia.

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