La industria humanitaria hace circular 150.000 millones de dólares al año, su motor principal es la pobreza y su maquinaria clave son las organizaciones no gubernamentales (ONG). Estas pueden compararse con las grandes corporaciones: tienen que vencer a la competencia asegurando la mayor cantidad de donaciones para arrebatarle mercados a otras organizaciones.
El 80 por ciento de los fondos de las ONG proviene de gobiernos. Los tres donantes más grandes del planeta son Estados Unidos, la Unión Europea (UE) y Gran Bretaña. Esto les permite decidir cómo y dónde se invierte, en consecuencia, no eligen a los países más pobres sino donde tienen una agenda política.
Estos fondos públicos transferidos a sectores privados sólo sirven para industrializar la corrupción.
Se trataba de una red de vendedores comerciales y empleados de ONG que se confabulan para participar en la manipulación de licitaciones y múltiples planes de sobornos relacionados con los subsidios de ayuda humanitaria.
En el caso venezolano han circulado hacia Colombia y Brasil cantidades ingentes de dólares. No se tienen detalles de dónde y cómo se distribuyen esos fondos, ya que en el ámbito global las ONG vinculadas a estas actividades carecen de mecanismos claros de contraloría o fiscalización, lo cual ha sido reconocido por muchas de ellas y por una en particular: Transparencia Internacional.
Por su parte, Jorge Rodríguez ministro de Comunicación e Información, denunció que el anunciado grupo de donantes de la Unión Europea; ha recaudado dinero para los migrantes venezolanos se lo va a quedar Juan Guaidó, Ivan Duque, Lenin Moreno y Jair Bolsonaro.
Chupate esa mandarina decía Oscar Yáñez. Así son las cosas dice la Voz de la gente con Enrique
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