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Política

Opinion: Efecto Lucifer por Edgar Benarroch

El jueves 28 del pasado mes en horas de la tarde, el Centro de Políticas Públicas IFEDEC Aristides Calvani -Capitulo Aragua- organizó un conversatorio sobre “EL EFECTO LUCIFER”. Dicha jornada tuvo como expositora, orientadora y facilitadora a la estupenda y sustantiva psiquiatra Dra. Rosa Elena Hernández, quien ha participado como protagonista en variados foros nacionales e internacionales tratando el tema del cognitivismo. En el conversatorio participaron calificados dirigentes de la vida aragüeña, que en opiniones recogidas les resultó de importancia y esclarecimiento vital. El efecto lucifer es estudiado y analizado por una rama de la psicología relativamente nueva, el cognitivismo, se habla de él con profundidad en los últimos sesenta años. El Dr. Phillip Zimbardo, prominente estudioso del tema, estadounidense y ex presidente de la Sociedad de psicólogos de ese país, ha escrito de manera magistral y con muy buenos ejemplos y ensayos sobre este malévolo efecto.

El efecto lucifer es pasar de lo moral a lo inmoral, del bien al mal, de la bondad a la maldad, busca la perversión de la gran creación de Dios, del ser humano, persigue transformar Ángeles en demonios. Dada la fragilidad, debilidad e imperfección de los seres humanos, que fuimos hechos a imagen y semejanza del Señor, es fácil que el efecto lucifer haga mella en cualquier momento en nuestra conducta, producto de las informaciones y mensajes que a diario recibe y procesa, consciente o inconscientemente nuestro cerebro, que es la computadora más gigantesca e inigualable que existe en la humanidad. Las situaciones que nos producen ira, miedo, confusión, deseos de venganza, pueden provocarnos un deslizamiento y paso a este diabólico efecto, por ello debemos estar muy atentos a estas emociones para tratarlas adecuadamente y no ser víctima de la perversidad.

El régimen que nos desgobierna tiene instalado un laboratorio multidisciplinario donde concurren y hacen vida diaria inteligencias nacionales e internacionales a la orden del mal, la intriga y la posverdad . De allí viene el diseño del efecto lucifer, la utilización de la mentira disfrazada mil veces dicha con pretensiones de transformarla en verdad, al mejor estilo hitleriano.

Nos bombardean diariamente con mentiras y medias verdades, en el mejor de los casos, para hacernos manejables como corderos y llevarnos al camino que desean que es el de depender plenamente de los antojos del Estado, que no solamente desconoce sino que atenta contra la dignidad de la persona humana que es sagrada.

La formación, los valores, el buen manejo de las emociones y el uso de la razón para distinguir el bien del mal son buenos escudos para protegernos y evitar que el efecto lucifer nos afecte. Los carentes de valores y principios son presa fácil de ese macabro efecto que los puede transformar en delincuentes y llegar hasta atentar contra la vida del prójimo, llega el momento que son incorregibles y parecen totalmente deshumanizados viviendo por siempre en la más honda espesura de las tinieblas.

Debemos estar muy atentos frente a la información o mensaje que el régimen constantemente envía. Tal vez la única eficacia que podemos reconocerle es la manipulación y el uso de elementos psíquicos distorcionadores de la existencia y de la verdad. Preocupa que semejantes más o menos informados y avisados a menudo caigan bajo este efecto y sin mayor análisis y razón dan por buenas las especies esparcidas por los sátrapas y llegan hasta ser difusores de la ignominia oficial.

La formación y los valores bien colocados que deben guiar nuestro pensamiento y conducta son un seguro para que el efecto maligno no nos tome desprevenidos.

Estos mensajes que elabora el régimen por lo general no tienen firmas pero los difunden copiosamente. Estar pendiente de esta indigna estrategia del régimen, que es una realidad, es tarea diaria y de extrema importancia.

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