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Opinión: “El tren de Chávez, jamás pasó de vuelta…”Por Coromoto Díaz

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“El tren de Chávez, jamás pasó de vuelta…”
En la Venezuela profunda, en un pueblo llanero, ZARAZA, se escuchan las conversas en la plaza de humildes pobladores, fieles testigos del legado del máximo líder de la “ROBOLUCION BOLIVARIANA”, y el comentario siempre será el mismo:
“El sitio donde alguna vez hubo decenas de edificios modernos, ahora pasta el ganado, junto a una fábrica que ha sido desmantelada y saqueada. Un cartel rojo en forma de arco, con inscripciones en chino y en español.”
Hace una década el entonces presidente Hugo Chávez pensó que un ferrocarril entre Tinaco y Anaco ayudaría a poblar esa llanura y atraería progreso y desarrollo a sus pobladores. El sueño revolucionario, era considerado un modelo de fraternidad socialista: el primer tren bala de América del Sur, con tecnología china, que llevaría progreso a zonas rurales de Venezuela.
Ahora que el proyecto ha quedado prácticamente abandonado, ha pasado a simbolizar el colapso de la economía y de una megalomanía sin precedentes en nuestra nación. Hoy quedan como vestigios inertes, una carretera sin terminar que iba a formar parte de la primera red de ferrocarril de alta velocidad en Sudamérica, un proyecto abandonado por sus gerentes chinos en El Sombrero, estado de Guárico.
La fracasada obra del ferrocarril le llenó de $ los bolsillos a los “revolucionarios”
Estaba supuesto a ser concluido en el año 2012, sin saber que sería una obra impulsada por la revolución únicamente en sus inicios y que llenaría el trazado de obras inconclusas. Diosdado Cabello, ministro de Infraestructura en 2009, fue el encargado de pactar los acuerdos con la empresa China Railway Engineering Corporation (CREC), en el mes de julio, para la construcción de la vía Tinaco- Anaco.
Según el acuerdo, la empresa china dotaría a Venezuela de tecnologías y capacitaría personal venezolano, a cambio de pagos en barriles de petróleo, valorados, en su totalidad, en 7.500 millones de dólares.
En Zaraza, Edo. Guárico, el sitio donde alguna vez hubo decenas de edificios modernos, ahora pasta el ganado, junto a una fábrica que ha sido desmantelada y saqueada. Un cartel rojo en forma de arco, con inscripciones en chino y en español, es todo lo que queda de lo que hasta hace años fue un activo complejo con 800 empleados.
La debacle se aceleró a principios del año 2016, cuando los directores chinos del proyecto se fueron calladamente. Como ocurre con tantos proyectos de trasfondo político que no se concretaron en Venezuela -” elefantes rojos”.
El entonces presidente Hugo Chávez en uno de sus sueños megalómanos, pensó que un ferrocarril entre Tinaco y Anaco ayudaría a poblar esa llanura y atraería proyectos de desarrollo de las zonas costeras. Debía abarcar 468 kilómetros (unas 300 millas) y transportar 5 millones de pasajeros y 9,8 toneladas métricas de carga por año a una velocidad de 220 kilómetros (135 millas) por hora. Chávez recurrió a China, uno de sus aliados ideológicos más estrechos, para la financiación y la ingeniería del proyecto, que era parte de un acuerdo por 7.500 millones de dólares que hizo de Venezuela el país que más préstamos recibió de China. Se encomendó la construcción a un consorcio de empresas estatales encabezado por el China Railway Group Ltd, la fabricante de trenes más grande del mundo.
Pero el plazo para completar el proyecto venció hace cuatro años sin que las obras hayan sido terminadas y ya casi no se trabaja en la iniciativa.
– “En una instalación, ¡media decena de trabajadores descansaban a la sombra de una gigantesca mezcladora de cemento mientras que dos gerentes chinos reposaban en un panel de controles fumando cigarrillos…!!!
Los problemas que enfrenta el proyecto se hacen patentes en Zaraza, calurosa ciudad de 75.000 habitantes donde había una fábrica que producía durmientes de hormigón para las vías.
Irónicamente quedan registros de filmaciones del gobierno que datan del año 2013, donde se ven terrenos bien cuidados y canchas de básquetbol en las que los trabajadores chinos y venezolanos socializaban. Poco después de la partida de los gerentes chinos en enero de 2015, una turba de residentes de la zona, algunos de ellos armados, saquearon el lugar y se llevaron todo lo que tuviese valor. Empezando por los generadores, los computadores y los acondicionadores de aire, cargados en camioneta.
Vándalos destrozaron decenas de edificios para llevarse pedazos de metal, cables de cobre y azulejos. Parte de ese botín se vende hoy en puestos a lo largo de un camino…
Jesús Eduardo Rodríguez, dueño de una hacienda y de los terrenos donde se instaló la fábrica, dijo que el saqueo duró dos semanas. Varios testigos que no quisieron ser identificados por temor a represalias dijeron que el saqueo se produjo a plena vista de elementos de la Guardia Nacional, que según ellos estaban de acuerdo con los vándalos y contaban con la complicidad del alcalde de la ciudad.
El derrumbe del proyecto parece ser consecuencia de la escasez de divisas que tiene Venezuela. En una entrevista con la cadena Televen de junio de 2013, el director del servicio de ferrocarriles estatales de entonces admitió que se le debían 400 millones de dólares a los chinos. Líderes sindicales se quejaron por años de demoras en los pagos de los sueldos, las cuales se agravaron a medida que la economía se venía abajo.
Los vaivenes políticos no significan mucho para Omar Correa, zaraceño de nacimiento, quien como tantos otros en Zaraza se ilusionó con el proyecto del ferrocarril y su promesa de progreso. Todavía luce el uniforme azul con el logo de la empresa china a pesar de que hoy por hoy lo único que hay en la fábrica es ganado pastando. “¿Van a regresar?”, pregunta Correa, visiblemente acongojado. “Yo tenía esperanzas de ver ese tren andar algún día”. Pero, “El tren de Chávez, jamás pasó de vuelta…”

Coromoto Díaz

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