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Opinión: Hato El Frío, Por Yolaiza Boada



Al hablar de El Hato El Frío lo primero que podemos decir es que su historia se remonta a finales de la Guerra de Independencia, momento en el cual el General Simón Bolívar otorga reconocimiento a varios militares que contribuyeron en forma decisiva a la victoria venezolana en el conflicto armado; es por ello que en el año 1824 Bolívar le otorga al General José Antonio Páez la propiedad del Hato El Frío, entregándole tanto las tierras como sus bienhechurías con una mesura de aproximadamenre veinte leguas. Con el transcurso del tiempo la propiedad fue traspasada a Bárbara Nieves, compañera de Páez y madre de 4 de sus hijos. Luego los hijos de Páez en la señora Nieves a través de sus representantes legales vendieron El Frío a la firma comercial Bauditz y Gorrín de Puerto Nutrias. Mas tarde, en el año 1911, la viuda de Fernando Bauditz quien integraba aquella firma comercial con don Gregorio Gorrín, venden la propiedad del hato al Dr. Samuel Darío Maldonado. 
La ubicación del Hato El Frío está en los llanos venezolanos; en el municipio Muñoz, entre las poblaciones de El Samán y Mantecal, parroquia Mantecal del estado Apure. Se ubica aproximadamente a unos 180 kms al oeste de San Fernando, la capital de estado. Con clima de región tropical, tiene dos estaciones bien diferenciadas durante el año: verano e invierno; cada una de ellas modifica drasticamente el paisaje llanero. Un territorio de amplias planicies atravesado por numerosos arroyos y ríos con algunas secciones del bosque llamado de galería caracterizan a esta parte de nuestro país.
Maldonado y sus herederos familiares diversificaron sus intereses económicos hacia el ramo de los Seguros,  la Banca y otras actividades urbanas, de manera que para finales del siglo XX constituían un emporio economicamente importante en el país. Uno de sus hijos Iván Darío Maldonado, dedicado entre otras cosas  al tema de la conservación se propuso impulsar claras y estrictas normas conservacionistas, en ese sentido prohibió los perros en toda la geografía del hato, prohibió a los llaneros toda forma de fuego, matar, capturar o comercializar cualquier animal silvestre, así como mantenerlo en cautiverio. Este joven heredero no solo prohibió tocar o molestar la fauna, también se dedicó pacientemente a dar charlas constructivas  para que estas reglas fuesen ley entre los llaneros y que además, fueran cumplidas gustosamente. El cumplimiento de estas medidas generaron un gran aumento en la fauna del hato, lo que motivó a adoptarlas en otros fundos y fincas vecinas.
En las sabanas del Frío se creó y desarrolló de manera consciente y progresiva la idea de “aprovechamiento”, dando paso al concepto de ganadería ecológica, donde se procuraba obtener beneficios razonables  de las bondades que ofrecían los humedales, sin la intromisión de químicos ni flora exógena que pudiera alterar el balance natural de las cadenas alimenticias que evolucionaban en perfecta armonía, prosperando de esta manera un ecosistema extremadamente rico en diversidad génetica y producción de oxígeno. Esta visión proponía que la ganadería fuera solo una actividad entre varias, un sistema fundamentado en el uso racional de la amplia gama de recursos naturales disponibles y para lograrlo se debía integrar conscientemente al hombre con su medio ambiente, con ello se  garantizaría el desarrollo socio económico y el bienestar de las comunidades apureñas en tiempo presente y futuro. 
En el año 1948 Iván Dario Maldonado lideró un grupo de ganaderos de Venezuela para constituir la Compañía Anónima de Inversiones Venezolanas Ganaderas (INVEGA), empresa dedicada a la cría, levante y ceba de bovinos; así como a la investigación científica en torno a la mejora de razas de ganado y el cultivo de diferentes tipos de pastos. De esta manera el Hato El Frío pasó a funcionar bajo la figura de esta sociedad mercantil, pero también pertenecía a la familia Maldonado. 
La visión de Iván Darío Maldonado era de vanguardia y en ese sentido contribuyó a la creación y conformación de la primera  Estación Biológica de Venezuela, en tal sentido cedió algunas hectáreas del Hato El Frío para la ejecución del proyecto y junto al biológo Javier Castroviejo, establecieron como objetivos principales la conservación de la flora y fauna nacional; así como promocionar los llanos venezolanos tanto en el ambiente nacional como internacional. En esas instalaciones se llevaron a cabo innumerables experimentos, decenas de documentales, tesis doctorales, tesis de licenciatura, ponencias en Congresos, cursos de Maestrías, publicaciones divulgativas y mas de 200 publicaciones cientificas. La Estación Biológica del Hato El Frio, fue creada en el año 1977 por iniciativa de Javier Castroviejo, doctor en Biología por la Universidad Complutense de Madrid quien llegó como acompañante de Félix Rodríguez de la Fuente, buscaban localizaciones para el rodaje de la versión suraméricana de su serie “El Hombre y la Tierra”. Despues de la visita al Hato El Frío, Castroviejo manifestó que se conmocionó al ver una bandada de garzas blancas, de rojas corocoras, manadas de chiguires, los roedores mas grandes que haya conocido, cardúmenes de todo tipo de peces bullían en los ríos. Armadillos (cachicamos), águilas e iguanas llenaron las pupilas de Castroviejo, que para esa época trabajaba en la Estación Biológica del Parque Nacional de Doñana, en Andalucía. 
En este hato se mezclaron aspectos importantes; desde sus inicios en el año 1977 la Estación Biológica se convirtió en un importante refugio de fauna, además fue concebida como un centro de apoyo directo a las personas que recibían formacion académica en áreas como la biodiversidad. Contruyéndose de esta manera una organización sin fines de lucro para estudios de tesis de pregrado, posgrado, pasantías de biólogos, etc. La Estación biológica tenía su sede en aproximadamente 15 hectáreas de las miles que abarcaba el Hato El Frio, participaba activamente en proyectos de conservación y sirvió como lugar de cría para el poco común caimán del Orinoco, oriundo de los llanos de Venezuela y Colombia. De la mano de la ONG Asociación Amigos de Doñana y en colaboración con organismos internacionales, entre ellos la UNESCO, se combinaban con éxito programas de conservación, investigación, educación ambiental y uso sostenido de recursos.
Cuando la Estación Biológica El Frío emprendió el plan de reincerción del caimán, solo existían dos poblaciones de estos reptiles en el país, de unos 500 ejemplares cada uno. La caza no controlada había llevado a la especie al peligro de extinción. Desde entonces, los científicos criaron y liberaron a mas de 2.311 individuos y lograron establecer una nueva población. Todos los meses de mayo desde 1989, en el caño Guaritico  el equipo de El Frío liberaba caimanes nacidos en cautiverio. La cria del caimán constituía por si sola una aventura, pues los mismos luego de tener una medida aproximada de 80 cms eran liberados en los caños y principales ríos de la zona como el Apure.
El hato El Frío representaba para los apureños una parte de la historia patria, ya que fue aposento del Centauro de los Llanos José Antonio Páez,  pero con el transcurso de los años se convirtió en el punto de partida para la elaboracion de planes de desarrollo sustentable. La gran diversidad biológica, contentiva de diferentes ecosistemas propios de la región llamó la atención de varios cientificos de las mas destacadas universidades, institutos de investigación y ONG, quienes se unieron para explorar las maravillas ocultas en esta parte de la geografía del estado Apure. En el Hato El Frío se practicó con éxito un modelo de manejo sustentable que combinaba la conservación del ambiente con actividades ganaderas, turismo científico y ecológico más la investigación científica. En este hato, conformado en gran medida por tierras inundables y pantanales,  el ecodesarrollo sostenible era una realidad. Podía  considerarse una reserva privada donde habían permanecido protegidos singulares ecosistemas y en especial una fauna abundante y plural. 
El Hato El Frío lo conforma una extensión de alrededor de 60 mil hectáreas, donde se albergaban decenas de anacondas, caimanes, babas, chiguires, osos hormigueros, monos aulladores entre otras muchas especies de fauna silvestre que convivían en armonía con 319 especies de aves. Los investigadores y especialistas identificaron, estudiaron y registraron 58 familias de aves que agrupan esas 319 especies entre las que se encuentran: patos, cotúas, arucos, tautacos, halcones, guacharacas, paujiés, chenchenas, nictibios, martín pescador, carpinteros, paraulatas, tordos, semilleros, entre muchas otras. La densidad de especies de aves en el hato y su presencia colorida junto a los otros animales que allí habitaban, mas el espectacular paisaje poblado de lagunas y vegetación, hacían de El Frío un singular paraíso para la diversidad biológica. Ese lugar privilegiado en naturaleza, que era cuidado con conciencia ambiental por sus trabajadores y propietarios, fue destino de los pasos de decenas de científicos que desde nuestras universidades y otros centros de conocimiento del mundo se inclinaron a llegar a esas tierras para ampliar sus saberes en materia de fauna, vegetación, ecología y otras áreas. En el Frío se realizaron proyectos de conservación para la cría en cautiverio del caimán del Orinoco, la protección de la nutria gigante, el jaguar, el puma y el delfín de agua dulce, especies en peligro de extinción. Fueron muchas las instituciones que confluyeron en la labor científica y de conservación del Hato para desarrollar de manera exitosa programas de conservación, investigacón, dedicación ambiental y uso sostenible de los recursos y bienes naturales. La Universidad Central de Venezuela UCV y la Fundación La Salle, la asociación Española “Amigos de Doñana” en colaboración con organismos internacionales como la Agencia Española de Cooperación Internacional AECIB el Comité Español del Programa Hombre y Biosfera MAB de la UNESCO son algunas de esas instituciones.
Los habitantes y trabajadores del hato El Frío eran diversos; habían obreros de campo, llaneros de oficio y tradición, profesionales, investigadores y gente de la zona que hizo de ese lugar su destino. Muchos encontraron allí la oportunidad de realización personal y el orgullo del logro alcanzado en esfuerzo colectivo. Una escuela dentro del hato y un Centro de Investigaciones con carácter de Estación Biológica eran testimonios de inusuales desarrollos dentro de un hato que tambien se dedica al negocio ganadero. Los niños en la escuela del hato reconocían la flora y fauna en su entorno inmediato y llevaban hacia el futuro la convicción de la importancia de preservar la naturaleza como garantía de calidad de vida para los humanos. A ellos, como a cualquier mortal medianamente informado de asuntos ecológicos, les debe haber resultado insólita la expresión “los chiguires y los caimanes son importantes..pero mas importante es la gente”. Lamentablemente muchos no entienden que la conservación del ambiente, la protección de un área como esa, su fauna silvestre en nada compite con la gente, sinó todo lo contrario complementa y fortalece la viabilidad de las economías locales sustentables al potenciarse como motor de desarrollo; garantizando bienes naturales colectivos de libre acceso como el aire, las aguas, el paisaje, etc. que dan calidad a la vida de los humanos. Un hato dedicado a la conservación es un hato en plena producción de bienes colectivos y su productividad es mesurable. El hato El Frío además de generar conocimientos, garantizaba la inhalación de aire puro, calidad de aguas y el mantenimiento de la red de complejas relaciones de interdependencia en las que está inserto el ser humano. 
La actividad principal del hato estaba relaciona con la cría de ganado, se caracterizaba por producir animales machos que a la edad del destete salían del grupo de cría de la finca hacia otra zona o hato dedicado al levante, donde culminarían su etapa de crecimiento antes de ser sometidos al engorde o ceba. A las hembras las dejaban en el mismo rebaño donde nacían para reemplazar a las vacas que se eliminaban. En el año se realizaban dos trabajos de llano, en el cual se hacían los aparte de mautes, el herraje de becerros e inventario de animales. Se aplicaba un plan sanitario al cien por ciento de la población bovina que consistía en desparasitación, vacunación contra la aftosa, brucelosis y rabia. No existía una temporada de monta definida, sin embargo el 60% de los nacimientos se concentraba en los meses de enero a mayo. Todas las vacas horras que parían el año anterior eran revisadas por el veterinario y las aptas se entoraban durante los meses de verano, en el mes de julio eran palpadas, las vacas que no estaban preñadas eran enviadas al matadero. Este hato tenia una producción promedio de 15 mil cabezas de ganado al año.
El Hato El Frío se extendía en mas de 60 mil hectáreas en las cuales se alojaban mas de 40 mil cabezas de ganado, 300 especies de aves, babas, chiguires, nutrias, además de especies que se conservaban para evitar su extinción como el caimán del Orinoco, el jaguar, el delfín de agua dulce y el puma. Este hato se caracteriza por contar con grandes sistemas de retención de agua en forma de módulos, los cuales cubren cerca del 70 % de su superficie, además tiene  numerosos cursos de agua entre los más importantes su límite norte determinado por el río Guaritico y el río Apure, además los caños: Caño Bravo, Caucagua, Guaratarote, Macanillal, Mucuritas, Chorrosquito y Los Guarataros, los cuales en invierno se desbordan ocupando cerca del 80% de la extensión de la sabana. Internamente contaba con una red de carreteras engranzonadas que comunicaban a casi todas las fundaciones con el Centro de Operaciones. En epoca de lluvia esta situación se complicaba por la subida en los niveles de agua, pero contaba con terraplenes de contensión a nivel de módulos que facilitaban el paso hacia las áreas de control mas importantes. Además contaba con una gran vía de comunicación fluvial a través del río Apure y los caños Guaritico y Setenta. 
Otro de los ecositemas importantes que se  encontraba en el hato El Frío eran los bosques de galería o bosques ribereños, asociados a importantes cuerpos de agua como el caño Guaritico o el río Apure que constituyen un refugio de fauna silvestre y pesca que representa el ambiente perfecto para ser usado como dormidero, alimentación y reproducción de una infinidad de especies.  En 1989 el gobierno venezolano impulsado por presiones de diversos investigadores, conservacionistas y científicos decreta esta zona como Reserva de Fauna y Refugio de Pesca del Hato El Frío. En diciembre de 2007 se presentó ante autoridades de la UNESCO la iniciativa de Reserva de Biosfera “Apuroqui”, con epicentro en el Hato El Frío. Lo importante sería promover programas de conservación para que las especies que se encuentran allí puedan ser preservadas a lo largo del tiempo.
El Hato El Frío está ubicado en el centro del humedal  mas importante de Latinoamérica. En él existe una fina lámina de agua que permite la conjunción entre el sol, el agua y la tierra, lo que hace posible la proliferación de las cadenas alimenticias en perfecta armonía; por eso era una de las zonas en el mundo con mayor capacidad de producción de biomasa. A todo lo largo y ancho del hato existían 24 fundaciones con sus casas habitadas por los llaneros y sus familias quienes realizaban un trabajo productivo que constituía un aporte importante de kilogramos de carne para el consumo de todo el pueblo venezolano, contribuyendo así a la seguridad alimentaria de nuestra patria.  
Las sabanas del hato El Frío permanecen siete meses inundadas y cinco meses en sequía. Durante los meses de inundaciones el ganado sobrevivía en los bancos secos de los humedales debido al contraste climático existente en la zona. Con mucho amor y esfuerzo se construyeron un conjunto de bienhechurías que incluían mas de 200 kilometros de terraplen, tapas para almacenamiento de agua, mas de 300 kilómetros de cercas, suficientes centros de trabajos y viviendas para albergar a las familias llaneras, mas de 200 hectáreas de lagunas dragadas y mas de 100 kilómetros de caminos. Toda esta infraestructura permitía el trabajo productivo de mas de 120 personas en el campo desarrollando una verdadera ganadería ecológica en armonía con el gran humedal. El hato el Frío como propiedad rural era un ícono en la historia del campo venezolano, tanto que su ganado alimentó al ejército libertador.
El hato El Frío se había convertido en un motor de desarrollo social que contribuía al bienestar de los pobladores de El Samán, Mantecal y Achaguas en el estado Apure. Allí se concebía la educación como un valor liberador del hombre, por eso los hijos de sus trabajadores así como los niños de los pueblos aledaños contaban con una escuela primaria en la cual se conectaba la educación, la cultura y el trabajo con la conservación del ambiente. Durante decenas de años el Hato El Frío fue uno de los mas importantes laboratorios de ganadería ecológica de los llanos venezolanos, todos sus recursos naturales, humanos y potencialidades constituyeron la oportunidad más genuina para unir esfuerzos con el fin de optimizar su productividad y garantizar su conservación. 
Muchos fueron los  estudiantes de todas las universidades nacionales y privadas, de pregrado y posgrado que completaban cada año su carga académica en la Estación Biológica de El Frío, en Ecología, Producción Animal y Medio Ambiente. También la Fundacion Carolina y el gobierno de España instrumentaron un máster de gestión de biodiversidad en los Trópicos. Los estudiantes de Iberoamérica estudiaban en El Frío un sistema de producción ganadera en equilibrio con el medio ambiente, los programas de reintroducción de especies en peligro de extinción y un programa de rescate del caballo criollo.
Todo comenzó a cambiar en el mes de marzo  de 2009, cuando fue anunciada la adquisición forzada  de los bienes muebles e inmuebles, así como las bienhechurías que conformaban el fundo conocido como Hato El Frío, en aras de garantizar la seguridad agroalimentaria de la población venezolana actual y de sus generaciones futuras”.
Sin actas y sin mayor trámite,  soldados y funcionarios del Ministerio de Tierra el 04 de abril de 2009 cumplieron las ordenes y tomaron las instalaciones y todo lo que crecía en El Frío. Conforme a lo narrado por Fernando Tierres, administrador de la Estación Biológica le comunicaron que por una orden presidencial estaban ejecutando un decreto de expropiación y que debía retirarse de la Estación inmediamente. Ante la presencia de funcionarios adscritos al Ejército no tuvo mas opción que retirarse; quedando en el sitio todo el equipo de trabajo, documemtos personales, biblioteca, pero la mayor preocupación del equipo humano que laboraba en la Estación Biológica de El Frío eran los ejemplares que quedaron a la deriva, las anotaciones, los frascos con las muestras, los 250 huevos de caimanes que estaban a punto de eclosionar, 400 juveniles de tortuga Arrau, 50 juveniles de caimán del Orinoco, un jaguar y varios morrocoyes (tortugas de tierra). Con el Decreto Presidencial 6.657 se cambió todo y el Hato El Frio pasó a integrar un sistema de producción Agroecológica controlado por el Estado, pasando a denominarse “Empresa Socialista  Ganadera Agroecológica Marisela”, su administrador era Alejandro Espejo. Fue como una especie de liberación donde nunca mas estarían presentes los conocimientos científicos y en su lugar se construiría una nueva forma comunal de conocimiento. 
Hoy muchos hablan del abandono y deterioro de los criaderos y Estación Biológica, donde de manera ilegal  se permite la cacería y la pesca. Desde los predios de El Frío se aseguró que el estado Apure sería una potencia arrocera y metieron allí a los chinos y vietnamitas a sembrar arroz para recoger como cosecha el fracaso, todo ello en contra de la opinión  de especialistas que señalaban que esos suelos son clase V y VI con pocos nutrientes, aptos para la cría de ganado extensivo.
Según la apoderada de la empresa INVEGA, en el caño Guaritico  después de la expropiación construyeron un puerto fluvial donde llegan pequeñas embarcaciones a proveerse de pescado. Vecinos del lugar refieren que la Casona que había sido de Páez fue  desmantelada y las cabezas de ganado enviados sigilosamente a los mataderoa de El Baúl y Mantecal. La cría de pavones fue eliminada y los peces se vendieron como comida para el pueblo. Los chiguires, babas y caimanes simplemente fueron desapareciendo. De la escuela para hijos de los trabajadores y el comedor para el personal del hato no se supo mas.  
El Hato El Frío una auténtica belleza natural donde quedaron  enterradas decadas de investigaciones, experimentos y trabajo realizado por un grupo de científicos a los que se les atribuye la reinserción del caimán del Orinoco en los ríos llaneros. La abundancia de animales y plantas, la salud de los ecosistemas y el cuido que mostraban los espacios de El Frío eran el reflejo de decenas de años de esfuerzo y conciencia conservacionista que muchos no podrán borrar.

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