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Opinión: La banalización de la violencia patrimonial y económica, Por Robert Alvarado

Veraz…

“Lo que con tus padres hagas, con tus hijos lo pagarás”. Anónimo

Decía mi abuela materna: “hijo malo, más vale doliente que sano”, porque no le cabía en la cabeza como pueden existir hijos que maltraten a su propia madre y al padre también, como parece ser el caso de dos ciudadanos de ascendencia libanesa, Tarek Farhat Zeid y Bilal Farhat Zeid, ambos, de la mano de sus consortes, Claudia Elizabeth Jaimes Carmona y Liseth Carolina Chima Cañizales, pretenderían escudarse en acciones que podrían exponerlos por cuanto serían los supuestos autores de hechos notorios de cierta gravedad, sin poder borrarlos de la noche a la mañana y que pueden impactarlos negativamente.

Conductas indolentes y desdeñosas ubican a Bilal y Tarek Farhat Zeid en un escenario de poca, por no decir ninguna, consideración hacia a sus padres, a quienes vienen privando del goce, uso y disfrute del patrimonio familiar, del cual, ellos, los dos hermanos, se habrían apropiado indebidamente, y en consecuencia, incurrirían en abuso, sin tener el derecho de abuso sobre la cosa, pues no está bajo su dominabilidad como hacen ver, de tal modo que no pueden hacer con el patrimonio familiar lo que quieran, pero lo hacen en provecho propio.

Con la intención de echarle tierra al desdén con que vienen tratando a sus padres, ejecutarían una estrategia reprensible: iniciar un proceso de interdicción a fin de declarar que sus padres no están en sus cabales. De consumar ese propósito, sus padres, Alí Hassan Farhat Pagali y Ahlan Abou Zeid de Farhat, dejarían de ser hábiles en derecho, y de esa forma no podrían ejercer acciones judiciales con el objetivo de que se les restituya la propiedad de los bienes que les habrían escamoteado sus hijos varones. La única hermana de Bilal y Tarek, Rima Farhat Abou, también correría el riesgo de ser declarada incapacitada mental, por manifestar su disposición de apoyar a sus padres.

En medio de tales circunstancias, desde comienzos de este año Bilal y Tarek se esfuerzan en dejar constancia de ser buenos hijos, a tal efecto solicitaron una inspección judicial, realizada en casa de sus padres el “diez (10) de febrero de dos mil veintidós (2022), siendo tas (sic) once de la mañana (11:00 a.m.)”, aprovechando que ninguno de los dos se encontraba presente y sin su autorización. Ante este hecho, a todas luces irregular, surgen preguntas ingenuas: ¿La juez a cargo de esa inspección, Adriana Goncalvez Rodrigues (sic), sabía lo que hacía? ¿Las abogadas “Sandy Guevara Ojeda y Herley Josefina Paredes Jiménez”, que asistieron a Bilal en ese acto, tras efectuar la Solicitud No. S-2022-027, conocen de derecho? ¿Se percataron las funcionarias actuantes, Nuvia Bautista y Mireya Gamboa Parada, de la puesta en escena de Bilal, en su afán de quedar ante ellas, no ante sus padres, como buen hijo? Se podrían plantear interrogantes de mayor profundidad, sin embargo, la simplicidad de los ya enunciados, apuntan a lo írrito de esta inspección, otros detallitos así lo sugieren:

“PRIMERO: se deja constancia que en el inmueble residen los ciudadanos ALI FARHAT y AHLAM DE FARHAT”, no que estaban presentes. “…encontrándose dentro de la misma el solicitante BILAL FARHAT ZEID”, ¿se verificó que tuviese autorización para permitir el ingreso a un inmueble ajeno? ¿Los dichos del ciudadano Bilal Farhat Zeid asentados en el inciso “DECIMO PRIMERO” tienen carácter vinculante? ¿El sentido del inciso “DECIMO SEGUNDO” es promover testimoniales que constituirían ataques ilegales a la honra o reputación de “Rina Farhat” y “su novio Johan”? Resulta capcioso: “…se observa el equipo de seguridad desconectado, el monitor y las camaras (sic) apagadas…”

Así las cosas, 2022 sorprendió al señor Alí y la señora Ahlan con una desmedida preocupación por ellos de parte de sus hijos varones, quienes repentinamente se desviven porque tengan la nevera “full de comida” y por llevarlos a evaluaciones médicas con fines aviesos como lo insinuó un médico. Bilal se rasgó las vestiduras ante la negativa del padre a ir a citas médicas fijadas sin su consentimiento, mientras Tarek, en la distancia, porque se encuentra en España con toda su familia desde diciembre de 2021, como previendo que la Dama Ciega actúe en su contra, insiste en que siempre ha provisto a sus padres con todo lo necesario. Ciertos hechos contradicen la rectitud de intención que se empeñan en acreditar los hermanos Farhat Zeid.

Como parte de ese ánimo e intención, Ahlan y Rima, han sido objeto de acoso u hostigamiento y amenazas. La madre se ha visto humillada al reclamar lo que por derecho le corresponde, sus dos hijos varones no disimulan su mala fe para con ella al burlarse cuando les manifiesta sus carencias o simulan proveerle medios económicos haciéndole pasar incomodidades, como ocurrió en febrero de este año, Tarek le hizo llegar una tarjeta de débito para que realizara compras, confiada fue y al momento de pagar la tarjeta no tenía provisión de fondos, viéndose obligada a dejar la comida, lo mismo le ocurrió al querer comprar unas medicinas, lo cual alteró su estado emocional y le ocasionó un infarto que requirió hospitalizarla. Como me dijo ella: “ese infarto tiene nombre, Tarek y Bilal”, con lo cual refleja la afectación grave a su estado emocional, psicológico y físico, máxime al continuar amenazándola para que no siga reclamando la devolución del patrimonio que le quitaron.

En cuanto a la hermana, también bajo amenaza le niegan el acceso a las empresas familiares, de las cuales es accionista y directiva. “En una ocasión logré entrar y por poco me agreden físicamente, esa conducta es reiterativa y se ha tornado más incómoda al mandarme a perseguir. Esa violencia se ha vuelto algo natural en ellos al verme por alguna circunstancia, lo cual me acarrea un nivel elevado de preocupación y stress por los antecedentes que tiene mi hermano Bilal, el cual fue denunciado por su ex esposa por violencia de género. Últimamente se han mostrado más agresivos por cuanto nos han visto decididas a ejercer acciones legales contra ellos y evitar males mayores para nosotras”, me relató Rima.

Además de la burla que significa someter a su madre a bochornos, las agresiones verbales contra ellas, la violencia psicológica, el acoso y las amenazas habrían escalado, por lo cual, con claridad meridiana, sería podría afirmar que incurren en delitos previstos y sancionados en la Ley Orgánica sobre el Derecho de las Mujeres a una vida libre de violencia, lo sugiere, por caso, la actitud altanera y desafiante exhibida por Bilal en compañía de su pareja frente a Rima, al pretender llevarse a la fuerza al papá a un supuesto reconocimiento médico.

La gravedad de las circunstancias antes relatadas se torna altamente preocupante en virtud de la aparente condescendencia de instancias judiciales y organismos policiales que se estarían prestando para escalar la violencia de género, el acoso u hostigamiento e intimidación ejercidos por Bilal y Tarek Farhat Zeid sobre sus padres y su única hermana, con lo cual esas instancias oficiales banalizan la violencia patrimonial y económica que en el fondo vienen ejerciendo dichos ciudadanos en el seno de la familia que los vio nacer y en la cual contaron con el amor, cuidados y medios necesarios para desarrollarse como personas.

Lo más probable es que Tarek Farhat Zeid y Bilal Farhat Zeid, haciéndose valer con la anuencia de amigos, quizás comprando acciones de funcionarios públicos, tratan de impulsar acciones judiciales y policiales como medida de desespero, para adelantarse ante el temor de recibir lo que corresponde, en derecho y conforme a la justicia, a sus aparentes fechorías y/o actos criminales. Particularmente, han de saber que a Rima y Ahlan las asiste el derecho en razón del maltrato y las agresiones que han recibido como parte del esquema de amenazas, hostigamiento e intimidación que desarrollarían ellos, implicando responsabilidad penal que se paga con cárcel, algo que pudiese suceder a corto plazo vista la determinación de ellas a defenderse ante atropellos que les duelen en el alma por provenir de quienes más bien tendrían que velar por sus padres y hermana según la religión que profesan.

La conducta delictual no se limitaría a violencia de género, también habría que considerar la posibilidad de que estén incurriendo en falsa atentación ante funcionarios públicos que han sido tomados en su buena fe o corrompidos, como suele suceder cuando se dispone de recursos financieros en demasía, como lo hacen ver Tarek y Bilal, con un agravante, las acciones que promueven tendrían como sustrato hechos alejados de una realidad que a toda costa pretenden dejar bajo tierra con la declaratoria de incapacidad mental de sus parientes, orquestada con una clara intencionalidad de que prevalezca solo su beneficio propio.

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