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Política

Opinión: Pensando sobre el día después, Por Eduardo Martínez

Ya está todo listo para el domingo 21 de noviembre. Solo falta que los electores vayan a votar. Las matemáticas están claras. Todas las encuestas determinan que el régimen se presenta muy débil a la contienda por su mal gobierno. La oposición se presenta también con debilidades, por la terquedad de algunos de abstenerse, y de otros a no ir con candidaturas únicas.

Ante esta situación, también asoma la cabeza en el escenario electoral, las sospechas de las maniobras, triquiñuelas y otros artilugios a los que suele recurrir el CNE en los últimos 20 años. Se trata de los llamados “resultados irreversibles”.

Lo que si no se tiene claro es que ocurrirá el día después, tanto en las entrañas del régimen como en las de la oposición. Aunque se tienen sospechas de hacia dónde apuntan los tiros. Porque sea también dicho, que más de uno no estará sorprendido.

Poniendo en práctica la metodología de los llamados “escenarios”, donde los analistas dibujan posibles cursos de acción en jugadas adelantadas, las proyecciones pueden resultar estresantes, para unos y otros.

Lo común

Tanto en área interna del régimen, como en el de la oposición, probablemente veremos surgir masivamente el descontento. Algo que ya no se puede ocultar.

A pesar del ensayo de sonrisas y de fingido bienestar colectivo, el chavismo o madurismo -o ambos dos- no pueden negar el deterioro y colapso del país. Lo viven todos los venezolanos, inclusive ellos.

Los opositores por su parte, experimenta el desencanto de un gobierno Guaidó que no gobierna. No sale de Maduro, y tampoco está en la calle.

En este sentido, en los últimos años Maduro ha gobernado en las cadenas vespertinas de radio y televisión, y Guaidó en las redes sociales. Por mucho tiempo, ambos han estado ausentes de las calles.

Los resultados electorales, no dejarán -en general- a los dirigentes opositores en buen terreno. Eso los llevará a tener que redimensionar sus aspiraciones y posiciones. Si no van unidos, incluyendo a los que llaman alacranes, no podrán ser un factor real de poder. Más allá de que saquen de los armarios con olor a naftalina, los argumentos del fraude y de las trampas electorales. Argumento de las trampas, que no siendo mentira, probablemente no sean en esta ocasión tragados con facilidad por los electores molestos tanto con el régimen como con la oposición.

Estas situaciones, en ambos bandos, impulsaría el barajo de un régimen “sin Maduro” y una oposición “sin Guaidó”. ¿Lograremos llegar a un escenario de este tipo? Quién sabe. Por cuanto hasta el momento Maduro practica la muy cubana estrategia de hacerse el muerto, cada vez que la situación se le hace no respirable. Mientras que a Guaidó lo apoya el establishment de Washington. Un apoyo para nada insignificante, por una parte. Y a la vez por otra, por cuanto buena parte de los opositores, pueden resistir una llamada de Miraflores, pero se derriten ante la posibilidad de una llamada de la capital estadounidense.

Recordando que se hace camino al andar, ya en ambos bandos se están preparando los que creen que van a suceder a Maduro y a Guaidó. Reciben a factores importantes del poder político, social y económico; reciben clases de oratoria y economía, con algún barniz de historia; y hasta han contratado asesores para remozar su perfil público. Después de todo, están iniciando una especie de precampaña electoral. Solo que esta vez, los electores serán conspiradores de palacio: unos pocos.

Mientras tanto…

No es un secreto a voces que el régimen ha proclamado el poder comunal, independientemente de lo que esto signifique. Lo que no es otra cosa, como lo ha alertado la Iglesia venezolana, de una profundización del poder centralista hegemónico por el cual ya se ha avanzado un largo trecho.

Al elector, común y corriente, que se entera por las redes sociales de lo que se cree está pasando, o de que lo único que se entera a diario es por su empobrecido bolsillo, la opción que tiene a la vista es: Votar. Ese es el único rol protagónico al que tiene acceso, y que le queda. ¿Lo va a rechazar? Tiene que pensarlo.

editor@eastwebside.com

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