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Opinión: Roberto Marrero a Julio Borges ni lavas ni prestas la batea

Últimamente hay situaciones que me recuerdan el dicho «ni lava ni presta la batea»

Y comienzo recordando ese dicho porque son realmente inconcebibles las actitudes, acciones e incluso los egoísmos de algunos actores políticos que, pese a la situación que esté viviendo el país, se desvían y parecen estar más pendientes de derrumbar lo construido por los actores democráticos que de enfrentar al régimen, que se supone es el objetivo que nos une, y el que debe prevalecer como prioridad, pase lo que pase.

Luego de mi injusta cárcel, fui asignado por el presidente encargado, Juan Guaidó y la Asamblea Nacional, para llevar a cabo, Ad honoren, es decir, sin honorarios, ni remuneración alguna, la tarea de presidir TeleSurLibre.

Asumir esta responsabilidad de inmediato me costó que me incautaran mi casa que compré con mi trabajo hace 20 años, prohibición de venta de mis bienes, y un nuevo juicio en mi contra con orden de captura.

Y resulta que un señor como Julio Borges, que perdió el foco, o capaz nunca estuvo enfocado en lo que para mí es evidente: salir de Nicolás Maduro, se dedica más a criticar y a ponerle zancadillas al presidente Juan Guaidó, que a enfrentar al régimen.

Creo que fue el 27 de Diciembre cuando se me informó que Julio Borges, además de las peticiones inconstitucionales que quería incluir en el estatuto de la transición, exigía mi destitución en el cargo de Telesurlibre como condición para dar el apoyo a la continuidad del gobierno interino.

El apoyo a algo tan supremamente necesario incluso para potencias del mundo democrático como Inglaterra y Estados Unidos, para ti Julio, dependía de una venganza personal. Más minúsculo y ruin tu chantaje, imposible.

Al enterarme yo le respondí de inmediato al presidente Juan Guaidó que jamás sería un problema ni obstáculo alguno, así que de inmediato puse el nombramiento a la orden. Y no le digo cargo porque cargo nuca hubo. No tenía ni presupuesto, ni medios para lograr la misión que me habían encomendado, en buena parte gracias a que tu, Julio, me vetaste en el G4.

Y debo decirles que soy de los que sinceramente cree que el gobierno interino es el principal obstáculo para Maduro. Y sin esos diputados que le hacen oposición legítima con coraje y el liderazgo en conjunto con el presidente Guaidó, los venezolanos estaríamos peor. Por eso no entenderé muchas de esas posturas que terminan favoreciendo a Maduro.

No dije nada en ese momento porque era perjudicial para la política. Todo lo que sea ruido en la oposición es celebrado por el régimen y teníamos una elección pendiente en Barinas, que por cierto no vi que apoyaras. Me tomé la molestia de revisar tus redes y no vi nada, solo hay algo el día que ganamos.

Nunca es buen día para ventilar diferencias internas, pero en plena campaña de Barinas era peor. Sin embargo, ya después de derrotar a Maduro y a todo su aparato, creo que sí debo decir algunas cosas, para evitar males peores, porque tu egoísmo, la obsesión por ser tú el que dirija la transición, por la banda presidencial, te hace cometer errores que nos perjudican a todos.

Julio, cuando uno critica una gestión de la que es parte, lo honesto es separarse. Debiste haber tomado esa decisión hace mínimo un año. Pero tú seguiste allí haciendo daño. Al final anunciaste que renunciarías al gobierno interino, pero lo hiciste justamente el mismo día que el CNE daría los resultados donde Freddy Superlano le ganaba la elección a Argenis Chávez en Barinas. ¡Qué puntería vale!

La misma puntería que tuviste cuando convenientemente dividiste a Primero Justicia en plena campaña de Rosales contra Chávez en el 2006 a un par de meses de la elección. ¿Eso ayudaba a la campaña? ¡NO!

Es obvio que las peleas en el mundo «opositor» generan abstención, benefician al régimen y traen otros problemas.

Traté de buscarte algo positivo. Me puse a buscar un evento positivo donde tú hayas sido el protagonista cuando fuiste presidente de la Asamblea Nacional, o cuando fuiste «canciller» del gobierno del presidente Guaidó, y no encontré nada relevante. Un país nuevo que se pronunciara apoyando a la causa, por ejemplo, o un tratado que mejorará la situación de nuestra diáspora, no conseguí nada.

Lo que si recuerdo es que un militar te sacó a empujones de su oficina en el palacio y ese día se degradó la Asamblea Nacional y la moral opositora se vino abajo.

Recordé los traslados al Palacio de Justicia en el calabozo del sótano, donde pase muchas horas con presos políticos civiles y militares, y Julio, varios de ellos te acusan de haber sido tu quien los delató y en algunos casos, quien los incriminó injustamente.

Julio, te pregunto: ¿es Maduro el enemigo, o es el gobierno interino? ¿Es tu objetivo cambiar Venezuela, o colocar al líder que a ti convenga más, o a ti mismo?

Nadie está obligado a estar con nadie.

Yo quiero estar con los que queremos salir de maduro. Y el que no entienda eso así, que el problema es Maduro, se convierte en parte del problema, y estaremos en posiciones diametralmente opuestas.

A los que ni lavan y ni prestan la batea, y sus acciones solo indican que sus objetivos se enfocan en dañar a los líderes que se encuentran en nuestro país dando la cara, sepan que afuera hay millones de venezolanos apoyando a quienes luchan por resolver los verdaderos problemas de la gente, soluciones que comienzan por la salida definitiva de Maduro.

Roberto Marrero

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