Salgo a caminar todas las mañanas, muy temprano. Pero la mañana del miércoles no lo hice, al levantarme y ver la prensa me encontré con la noticia de la desaparición, detención o secuestro por el régimen de Roland Carreño.
No sé porque, pero no fue por cobardía, solo que percibo que esa desaparición significa más que una retaliación contra Leopoldo López y su huida de las manos del régimen.
¿Qué es lo que percibo de la desaparición de Carreño?, primero, lo inmediato, y es que leyendo los comentarios que emergieron en las redes: pienso que algo muy malo ha sembrado el chavismo en el corazón de los venezolanos: unos aluden al desprecio por la vida misma del secuestrado, otros hacen mofa de sus supuesta orientación sexual, otros al recriminar la fuga de López colocan a Carreño como cómplice de tal fuga incluso algunos sugieren que no aparece porque huyó junto con López.
Pero esas vainas aunque duelen si pensamos que el chavismo ha hecho un daño mayor al país de lo que creemos, pues nos hizo torvos, malucos y con poco solidaridad por los que sufren encarcelamiento, exilios y destierros. Esperamos que después de todo una vez hayamos recuperado la democracia podamos reconstruir una nueva sociabilidad en el venezolano en la que nos reconozcamos y podamos fundar un nuevo acuerdo de reciprocidad, respeto y reconocimiento que el chavismo ha desbaratado. No es fácil, pero ya veremos.
Lo otro es más preocupante, pues, esa detención de Carreño y sus acompañantes no tiene otro sentido que crear por parte del régimen una amenaza real, crear la percepción y que esta se generalice de que el régimen esta dispuesto a mantenerse en el poder y para ello requiere, dada la existencia de la crisis general de manera abierta colocar a los sectores opositores más significativos como objetivos de “peligros potencialmente mortales”.
Veamos: ya estamos enfrentando amenazas a la integridad física (mediante la tortura, el asalto y el asesinato), el informe de la comisión de los DDHH de la ONU así lo demuestran.
Solo mencionamos en este sentido dos evidencias de carácter inobjetable: el asesinato de Fernando Alban y de Acosta Arévalo. Amenazas a las condiciones materiales de vida: El incremento de la pobreza, la desocupación, la inflación, la hiperinflación, el precariato que ya domina a todos los estamentos de la sociedad, pero sobre todo el régimen pretende la instalación definitiva de lo que un excelente sociólogo llama “miedos ocultos”, esos que son apenas verbalizados y que son los nos llevan a desesperanzarnos, al desvanecimiento de las emociones. Esa vaina que es estar viviendo una vida no vivida.
Por eso tenemos que levantar la voz, levantarnos todo e impedir que esto se entronice para siempre y que reeditemos en el país una nueva Cuba.
Comment here