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Opinión: Ronda Dominical, Por José Ángel Borrego

Regionalización de la Inteligencia política

De chamos militamos en URD. Teníamos 13 años cuando Fortunato Herrera nos reclutó. URD tenía un solo jefe: Jóvito Villalba. Incluso estatutariamente era la instancia decisoria: La Palabra. Posterior a las elecciones que ganó Rómulo Betancourt en 1958 (URD apoyó a Wolfgang Larrazábal) se hizo un paréntesis de reflexión y entre algunos (Fortunato, Alirio Guacarán, el Dr. Castillito y este servidor) decidimos que el directorio regional, salvo excepciones puntuales (Guzmán Lander, Bello Valera, Rolingson Herrera y algún otro, no marchaba lo eficiente que exigía el momento. Desde Caracas se convocó al proceso interno que pasaba por diversas instancias (barrios, municipios, distritos, regional y nacional). En Anzoátegui el grupito antes citado llegó a la regional (en el Teatro Barcelona) con mayoría de delegados. Vino Jóvito a prestigiar la cita y gracias a ello, cuando notó que la Vieja Guardia perdía la convención, confiscó el evento para designar desde Caracas (repito, estatutariamente) al directorio regional de Anzoátegui. Lo hizo bien balanceado. URD era, para ese momento, el partido de mayor democracia interna del país. En los demás todo lo decidía Caracas. Era y sigue siendo así. Ello ha impedido que la democracia se modernice (no interesa a los CEN) y que los gobiernos operen con eficacia. Porque aunque antes los partidos “liberaban” de toda disciplina al Presidente de la República, no era tan cierto. Lusinchi para designar a los secretarios generales regionales, gobernadores en sus estados, debió solicitar a un CPN la eliminación del “Inciso Piñerúa” que lo vetaba. En síntesis, esos vicios han mantenido a la democracia venezolana en parvularios mientras en otras naciones, incluso cercanas, se descuella modernidad, audacia e inteligencia. Los liderazgos se eternizan en países donde los “demócratas” son napoleoncitos risibles. Pero al menos, en nuestro caso, hasta 1998 se pautaba constitucionalmente la alternabilidad y Chávez, que se hizo presidente gracias a ello, la borró de la Carta Magna por la abulia opositora.

23 años sí es algo
La ineficacia de la oposición posibilitó la perpetuación del régimen. Si aun “imperimible”, el chavismo lo hiciera medianamente regular tal vez pasaría. Pero ha sido tan malo como gobierno que nos llevó, de ser el primer país emergente del mundo hasta 1999, al último en todos los niveles existentes. (Nos salvan Miguel Cabrera, Yulimar Rojas y el chocolate caripiteño). Juan Guaidó, con 62 naciones respaldando su interinato y 70% del país aupándolo no supo esquivar las zancadillas del G4, incluido su partido. Conclusión: el gobierno no funciona y la oposición menos. Dicen los abogados que “a confesión de parte relevo de pruebas”. Más confesos que estos dos encausados, imposible. Más ineficaces, improbable. Más antidemocráticos, habría que fabricarlos. En consecuencia ¡expúlsense!, diría el galáctico. (Salvo que alguno disponga de ideas adecuadas, no románticas, realistas, concretas, productivas, sin discursos, muy práctica y factible). ¿Alguien en algún partido reúne estos estándares tan sencillos? No existe y por ende pasamos la página.

Las franquicias que sustituyen a los partidos en este país carecen de liderazgo. Sus jefes se hacen eternos porque controlan también el CNE e impiden ser conminados a democratizarse. De lo contrario los capitostes del G4 estarían cuidando bisnietos.

La inteligencia
Cada estado tiene sus liderazgos propios. Unos muy evidentes como Zulia (Rosales), Nueva Esparta (Morel) y otros no tanto, que no son gobernadores por ese “no tanto” y por ukases capitalinos. Ramos Allup impuso en Anzoátegui a Barreto Sira, sabedor de que sería derrotado. En Táchira, prefirió elegir a Freddy Bernal que reelegir a Leidy Gómez, no por el apoyo de Bernabé, sino porque era su competidora natural interna. Pero Henry es el que manda a los tachirenses y a todos los adecos de todo el país. En la primera elección de gobernadores, AD, encompinchado con Alfaro, pretendió desconocer el triunfo de Carlos Tablante en Aragua y de Ramón Martínez en Sucre, chimbeando actas. Tablante habló con Piñerúa y este ordenó respetar el resultado electoral real. Piñerúa era un demócrata, autócrata en veces, pero por lo general, serio. En Sucre, Eduardo Morales Gil no aceptó la directriz de Alfaro y debió irse de AD. Igual podríamos recordar muchos capítulos de la Venezuela reciente que demuestran lo dictatorial de todos los CENáculos capitalinos y la sumisión total de sus dirigencias.

Regionalización
En cada estado hay empresarios y profesionales que descuellan por su trabajo productivo, inteligencia, carisma, liderazgo y preocupación por su estado y el país. Gente que no vive de la teta estatal. Gente que trabaja y produce.

Sugerimos ir por parte. El objetivo es identificar a ese personaje y con solo otras cuatro personas cuadrar el “primer anillo”. Citemos, por ejemplo, a Anzoátegui que tiene 21 municipios. El equipo primario (cinco miembros) contacta a UNA persona de similares características en cada municipio. Empresario/Profesional, exitoso, etc, quien debe hacer lo propio, armar un equipo con otras 4 personas. No más. Pero que cada uno sepa compaginar con su municipio e informar el propósito de recuperar la conducción del estado, excluyendo de esta cruzada a políticos profesionales, eligiendo a un empresario o profesional que se maneje sin monitoreo partidista ni capitalino. Él es su municipio.

En Anzoátegui, los 21 cabezas de municipio se alían con un partido local, sin antecedentes negativos, para baipasear los obstáculos que coloca el liderazgo partidista. No es tarea sencilla pero realizable. El premio es suculento desde lo moral. Una vez configurado ese equipo en los 23 estados estaremos preparados para la Gran Batalla. Hay que apoderarse como mínimo de 15 de los 23 estados para lograr el objetivo máximo.

Factor táctico
No podemos desgranar por esta vía la estrategia. Pero sí garantizamos que hay más de 60% de factibilidad en 15 estados y más de 50% en los restantes 8, aun con intrusión divisionista partidocrática.

Los partidos están desmenuzados y nada indica que mejorarán su performance. Al contrario, los tiempos por venir son fatales para la partidocracia opositora porque su minusvalía frente al Psuv, al estar dividida, la sume en guerrillas intestinas; más la terquedad de quienes aún se creen líderes e impiden la renovación de cuadros. O como dijera un adeco recientemente. “¡Hacer convenciones que en AD hace más de 20 años que no se realiza ninguna!” ¿Eso es democracia? Para nada. Tan impúdica actitud es tan o más vituperable que la del gobierno. Impide a las nuevas generaciones disponer de en un partido para luchar por sus destinos. Porque este vejestorio partidista, ni con Viagra levanta cabeza.


(José Ángel Borrego, 0414-8187722)

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