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Opinión

Opinión: Un poco de sindéresis, por favor, Por Dip. Omar Ávila

El derecho a la libertad de expresión te permite disentir de la opinión de otros sin denigrar al que se adversa. Desde Unidad Visión Venezuela nuestra invitación es a no caer en lo mismo que criticamos de acusar sin ninguna base o fundamento, es decir, hay que respetar al que cree en otra vía distinta. En fin, descalificar a un grupo de personas en lugar de cuestionar las ideas o posiciones con argumentos, es caer en esa práctica que adversamos.

Además los que no comparten el contenido de la carta recientemente enviada por un grupo de representantes del sector privado y de la sociedad civil venezolana, no solo al presidente Joe Biden, sino a Nancy Pelosi, vocera de la Cámara de Representantes de Estados Unidos; al secretario de Estado Antony Blinken; a líderes del Senado, especialmente de sus comisiones de relaciones exteriores; a asesores de Biden y al embajador ante Venezuela, James Story, deben tener presente que ninguna de estas autoridades va a leer sus tuits. Entiendan que la pelea por las redes sociales la mayoría de la gente ni se entera. La comunidad de twitter es usada por apenas uno de cada diez venezolanos.

Ojo, y no es precisamente un tema de saber de estadística, ver números o de simplemente leer encuestas. Los que estamos en la calle, en contacto permanente con la gente así lo corroboramos.

La mayoría de los venezolanos no está pendiente ni del gobierno, ni de la oposición, o si las sanciones benefician a unos y perjudican a otros, sino de ver cómo se reinventan, cómo sobreviven al alto costo de la vida, a la fallas de la electricidad, a la falta de agua y de los servicios en general (porque ni internet tienen), y aunque es lamentable poco interés tienen en lo político.

A quienes están de acuerdo los invito a que si quieren hacer algo efectivo suscriban la carta y quienes no compartan lo suscrito en la misiva que redacten otra manifestando su posición.

Guste o no, la realidad es que las sanciones unilaterales han cambiado “al gobierno”, aunque no hemos cambiado “de gobierno”, como bien lo expresaba el profesor Juan Manuel Rafalli.

Hay que diferenciar entre las sanciones personales (con nombres y apellidos) y las abiertas, que no solo no han servido a su propósito, sino que ha perjudicado a la gente y beneficiado al gobierno de diversas maneras.

Nosotros de manera responsable y objetiva lo dijimos desde el día uno, las sanciones no cambian gobierno, ejemplos tenemos por doquier: Desde Cuba, Irán, Corea del Norte, Rusia y un largo etcétera. En fin, es inverosímil que aun sabiendo el pésimo resultado de las sanciones, algunos pretendan seguir anclados en la estupidez de inmolar al venezolano de a pie.

Aquí les dejo algunos de los enlaces de artículos en los que hemos fijado posición sobre las sanciones: Solo sanciones no bastan  (2019) Sanciones para quién (2020) Superemos el fanatismo y No más excusas (2021).

¿O acaso vamos a negar que estábamos peor hace 5 años, cuando no existían las sanciones? Hoy, con sanciones y en pandemia, la economía por motivos alejados de la política económica del gobierno logró que hace algunos meses saliéramos de la hiperinflación.

En resumen, la sensatez debe prevalecer para poder encontrar caminos que favorezcan al país y por ende a nuestro pueblo, es decir, el bien común es el objetivo superior.

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