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Opinión: “Venezuela: El país petrolero nuevamente inmerso en colas para surtir gasolina …” Por Coromoto Díaz

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La irregular distribución de gasolina, una cruel paradoja porque ocurre en el país con las mayores reservas de crudo del planeta. Ocurre lo que tenía que ocurrir, luego que la casta chavista y sucesores destruyeron  la empresa petrolera estatal más importante de Latinoamérica, tras años de corrupción, Algunos de los casos de corrupción más notorios y costosos para las arcas del país, en este tiempo han tenido a PDVSA como epicentro, la existencia de pérdidas millonarias en casos de sobreprecios, sobornos, triangulación y legitimación de capitales. Y toda esta red corrupta tiene de manera expresa la responsabilidad política y administrativa de Rafael Ramírez, el todopoderoso ministro de Energía y Petróleo durante el auge del chavismo.

Hoy luego de años de ineficiencia, corrupción y desidia el colapso llega para generar la peor y más irreversible, escasez de combustible, y junto a ella la escasez de alimentos, de medicinas y otros productos de primera necesidad, generalizando la ansiedad y poniendo en evidencia, una vez más, las incapacidades de la economía nacional y la estupidez congénita de esa enorme burocracia, narco-corrupta, que manda en Venezuela, hasta en el detalle de surtir de gasolina a toda la nación.

Igualmente Millones de familias también continúan  afectadas por falta de gas licuado,  hay desabastecimiento de leche, productos cárnicos y productos agrícolas, porque el parque automotor encargado de la distribución está paralizado. El país entero sufre el embate de la escasez,   en los centros urbanos o en la barriadas,  la gente salta de la larga fila para comprar víveres a otra similar para adquirir hortalizas o por papel sanitario, o medicinas, en medio de una pandemia global del COVID-19.  Los mercados tienen sus estantes casi vacíos y aunque la gente no se va a la cama a soñar con comida, pues ya han sido años de carencias,  pero la inquietud aumenta al mirar que el liderazgo sobre quien cifraron sus esperanzas solo quieren hacer zafra, y cohabitar en el caos, para sacar sus propios beneficios. Así ha sido durante los últimos años de forcejeo – a veces hasta con dimes y diretes -, entre los que aquí siguen un camino distinto al que proclaman los de allá.
Y en esta inquietud social generalizada, que hasta ahora no ha ido más allá, continúa la agonía; y así continúa la miopía y la disociación de la realidad nacional en un liderazgo que nunca estuvo ni  ha estado a la altura del compromiso.

La falta de combustible es la gota que derrama el vaso luego de años de crisis económica, por su parte Maduro, continúa con sus políticas de control de precios, importaciones y malversación de fondos sin remordimiento alguno.

Las dificultades para suministrar con regularidad gasolina al mercado nacional no son nuevas; afectan con más intensidad a los estados fronterizos, pero se han ido agudizando en todo el territorio nacional. Al igual que con el servicio de energía eléctrica, Maduro ha intentado que no perturbe de la misma manera a la capital, pero por lo visto y vivido esta última semana ese parece ser un intento inútil.

El origen del problema reside según los expertos al deterioro de la industria petrolera venezolana, deterioro que sufrió durante los años de Chávez y continuó con su sucesor Maduro;  el problema para PDVSA pasó de ser una cuestión de costos de oportunidades perdidas al tener que sacar divisas para cubrir el mercado interno… “más el contrabando que no se ha parado”, mina para el enriquecimiento de la casta militar chavista.

La situación que se vive en Venezuela es una combinación de fallas de las refinarías, la escasez de crudo liviano y la falta de pago por parte de PDVSA a sus proveedores internacionales. La falta de mantenimiento, la desinversión, la politización de los cargos, la emigración de personal cualificado y la corrupción han llevado a las refinerías petroleras venezolanas a la inoperancia.

Ahora bien, Imposible olvidar que Los problemas con el abastecimiento de la gasolina comenzaron a agravarse, sobre todo, tras la tragedia industrial de Amuay, en agosto de 2012, una explosión en el mayor complejo refinador del país, que causó 41 muertos, 150 heridos y 500 hogares afectados. La mayoría parlamentaria que detentaba el chavismo en aquel entonces bloqueó cualquier asomo de auditoría o interpelación de quienes tuvieron la responsabilidad en esta tragedia.

Escasez de alimentos, inflación fuera de control, caída en el suministro de energía eléctrica, de agua potable y de gasolina, dibujan el cuadro dramático del venezolano en su vida cotidiana. “En tanto, las colas siguen, la ansiedad crece y el Narco ríe…”

Coromoto Díaz

Quito-Ecuador

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