CaigaQuienCaiga.net

#Noticia

Opinión: Venezuela, el populismo como problema y el centro como solución, Por Fernando Vegas


La dialéctica de la vida es una sucesión de contradicciones que se resuelven en una síntesis que soluciona las posiciones encontradas. Los intereses, pensamientos, deseos y sentimientos enfrentados se matizan y repiten incesantemente y se van resolviendo por fusión, mutuas concesiones y balance persiguiendo el equilibrio y la paz. La otra opción es persecución y extinción de uno de los extremos.

Si trasladamos estos conceptos a la política veremos entonces como es que la clásica contradicción entre derecha e izquierda nunca desaparece como pretenden los que se refieren a las aludidas posiciones como passé de mode y superadas. Ambas serán siempre polos extremos que buscan el medio para encontrar soluciones. El ser político -zoon politikon- en mayor o menor densidad, se ubica en la izquierda o en la derecha. El movimiento de las puntas va en degradé desde la intensidad de los intereses, pensamientos, deseos y emociones originales hacia la búsqueda de la síntesis que se encuentra en el centro. Es la tendencia natural.

El liderazgo populista, que puede surgir desde la izquierda o la derecha, pesquisa las emociones negativas e inconformes relacionadas con fenómenos y realidades que impactan el tejido social para ponerse al frente de campañas que ofertan soluciones radicales. Los problemas que dejan impronta en la consciencia colectiva, como pueden ser la “amenaza africana” o “el peligro islámico” en Europa, la inaguantable competencia laboral frente a masas de refugiados que aceptan salarios de subsistencia y acaparan la oferta en países tercermundistas y los tradicionales problemas de desigualdad en naciones infra desarrolladas, son ejemplos que aprovecha el populismo de derecha o de izquierda para exacerbar las emociones y las soluciones del todo o nada que polarizan la actividad política hacia los extremos.

Un asunto más, antes de aterrizar en Venezuela y su aterradora situación económica, política y social. La mentira como instrumento de lucha la puede practicar cualquier político, sea o no populista. La diferencia estriba en que la mentira y la calumnia es relativamente fácil de detectar y castigar moral y legalmente en una sociedad democrática abierta, equilibrada, transparente y regida por leyes que aplican a todos, mientras que en las sociedades cerradas por el ejercicio autoritario del poder, el ambiente de opacidad e inequidad lo dificulta todo, pero en ambos casos sucede porque las mentiras y los fake news se han convertido en instrumentos de la lucha política actual.

El populista se aprovecha de los desequilibrios emocionales provocados por situaciones injustas, reales o aparentes, para incitar respuestas emotivas generalmente con fines destructivos o como mínimo irresponsables y, en ese ambiente, puede nadar libremente la mentira y la calumnia sin importar desde cual extremo se practica.

LA SITUACIÓN POLÍTICA ACTUAL DE NUESTRO PAÍS

Entendemos que el toque narcisista es común a oficios y actividades humanas como las de actores y políticos. Gustan de los aplausos con que el público los premia y si además hay votos para ocupar posiciones en los poderes públicos, pues mucho mejor aún. El tema se complica cuando partiendo del narcisismo y la egolatría se desarrolla una conducta personalista para relacionarse socialmente.

El personalismo ha marcado muchas veces la política venezolana en las más altas esferas del poder, pero también en escalas inferiores. Algunos políticos llegan a la presidencia de la república y siempre son quienes más saben, incluso en ocasiones consultan asesores pero los corrigen y contradicen si no coinciden con su opinión. Se consideran inmejorables e indispensables, por ello insisten en permanecer en el poder por reelección, ampliación del período constitucional o colocación de designados en la presidencia. Pertenecen a un orden divino que nunca se equivoca, tal y como los reyes absolutistas. Se rodean de cortes que confirman constantemente su sapiencia, por eso practican el nepotismo y se apoyan en adulantes, de manera que siempre podrán destacar sobre la mediocridad. Y si las cosas no van bien porque surgen los molestos contestatarios, tienen a mano el recurso de la autoridad en todos sus matices, desde la advertencia, pasando por el chantaje y hasta la cárcel.

Estamos seguros que el amigo lector, conocedor de historia patria y dueño de criterio independiente, sabrá ubicar en el retrato del párrafo anterior -en mayor o menor grado- a nuestros presidentes, incluso distinguirá –porque los hubo- a quienes ocuparon la primera magistratura del país y fueron ejemplo, para su honra, de todo lo contrario.

Ahora vamos a hablar con sentido crítico y autocrítico de la oposición, es el propósito de este artículo. No obstante, algo debemos decir antes del gobierno de Maduro porque ha superado todos los límites del engaño y la mentira, de la incapacidad y corrupción, del abuso de poder y el acaparamiento de las instituciones, del ventajismo y fraude electoral, de la represión y la crueldad. Es una dictadura que se apoya en la fuerza de las armas y el control monopólico de todas las instituciones del estado. Una inmensa mayoría de venezolanos ya no cree en los embustes del régimen, de manera que no es así como manipula nuestras emociones. Más bien estimamos que el gobierno mantiene en perenne zozobra al ciudadano porque instaló el miedo en la sociedad. El terrorismo de estado no es ficción, es una cruda realidad. En nuestro país hay presos con procesos paralizados o sin juicio, hay torturados, asesinados y desaparecidos. Se les mantiene en cautiverio, incomunicados por largos períodos, rodeados de paredes blancas, sin ventana y luz encendida día y noche, el A/C fijo en 18°. Sus policías allanan hogares en las noches, asesinan y desaparecen jóvenes. En los barrios son las bandas delincuenciales armadas por el gobierno (El Coqui, Wileisi y otros) quienes mandan. El barrio es su guarimba, el lugar donde goza de fuero porque ningún policía osa perseguirlos hasta allí, la contraprestación es evitar que sus habitantes bajen a protestar. Últimamente, también hemos presenciado como desde las adyacencias de su hábitat atacan a patrullas del CICPC y la GN, haciendo un despliegue de armamento moderno, con uso pródigo de municiones y hasta con tecnología de drones. Los videos sobre esos sucesos abundan en las redes. Pareciera que el gobierno los filtra para advertirnos que las bandas no son solamente para contener los barrios, sino a todos los habitantes de la ciudad. Hay miedo, eso paraliza a la gente y la tiranía toma ventaja de ello.

Pero, retomando el hilo argumental, nuestra actual situación es muy mala, porque al personalismo divisionista de la oposición hay que añadirle el populismo y la mentira. Veamos algunos ejemplos de falsos positivos emanados del liderazgo opositor para cabalgar sobre las emociones del antichavismo.

Desde los propios inicios del Chavismo en el poder, el liderazgo opositor afirma que todas las elecciones fueron fraudulentas, a excepción de las de 2006 cuando el candidato Rosales reconoció la victoria de Chávez Frías, un hecho parcial pero importante porque se trataba de la principal contrafigura electoral. No obstante, fueron muchos los dirigentes que por los medios insistían en el tema del fraude. Cuando ocurrió el referéndum revocatorio, todos clamaron que hubo fraude y un dirigente que más tarde tuvo resonancia como presidente de la Asamblea Nacional, aseguró frente a las cámaras de TV que presentaría pruebas de ello, lo que nunca sucedió. El 2 de diciembre de 2007, se sometió a referéndum la propuesta presidencial de una reforma de 68 artículos de la CRBV que fue inteligente y demoledoramente antagonizada por la oposición y no resultó aprobada por los venezolanos. Las fuerzas opositoras celebraron la victoria sin aludir a las autoridades comiciales. Claro, esto último no es bueno ni malo, no obstante, la incoherencia surge cuando en el 2009 el gobierno somete a referéndum la enmienda constitucional para establecer la reelección indefinida y gana, pero de inmediato reinciden y recurren a la acusación de fraude.

En el 2013, Maduro gana con un margen de 1,8% de los votos y estallan extensas protestas porque las elecciones fueron fraudulentas según el dictamen de la dirigencia opositora. En algún momento, esa misma dirigencia reflexionó sobre el hecho de que las elecciones también se ganan por estrecho margen y entendió que se le abría una oportunidad porque estuvieron muy cerca de derrotarlo. Efectivamente, trabajaron unidos para abarcar todos los espacios territoriales desenmascarando al mal gobierno de Maduro que aun con ingresos petroleros formidables sólo se dedicó a alimentar la corrupción en pantagruélico banquete. El resultado de las elecciones de diciembre de 2015 para elegir diputados a la AN fue una solemne paliza al gobierno que entregó a las fuerzas democráticas opositoras las dos terceras partes de los diputados. Y eso pasó con el mismo CNE que dirigió las elecciones de 2013 que se habían negado a reconocer.

No obstante, esta vez no hubo capacidad reflexiva, sino reacción emotiva. La dirigencia opositora que había resuelto con lucidez la situación después de abril de 2013, apreció –probablemente abrumada por tan generosa victoria- que había llegado el momento de tomar el poder. Al demonio con los tiempos establecidos en la CRBV, vamos a asaltar el poder. Así fue como activa o pasivamente, apoyaron las palabras de un veterano líder que clamó impetuosamente que la salida de Maduro se produciría en seis meses por revocatorio, abandono o renuncia y al día siguiente llamó a la prensa para que presenciara como retiraba los símbolos del chavismo del parlamento, alea iacta est, pero no se trataba de un asunto de suerte, era una declaración de guerra por parte del caballero que habló en el hemiciclo en la inauguración de sesiones de la AN, para obligar a Maduro, el actual dictador de Venezuela, a abandonar o renunciar al cargo. Ese discurso, en su momento fue aplaudido por todos los que estaban sentados escuchándolo y por quienes los vieron en TV o leyeron en los diarios. La capacidad analítica de la dirigencia opositora brilló por su ausencia. Cabe preguntarnos cómo hubiese sido el desempeño electoral de la fuerzas democráticas de oposición en las elecciones de gobernadores y alcaldes, y la presidencial del 2018, con una AN ajustada a su rol legislativo y de control sobre el ejecutivo, con muchos choques -por supuesto- por los informes de las comisiones, las votaciones en el plenario, las iniciativas legislativas, pero ninguno a muerte.

Fue a partir de allí, cuando el oficialismo decidió no perder más nunca una elección y con los comicios para la Asamblea Nacional Constituyente del 2017, comenzó la verdadera historia del fraude electoral con la manipulación de los votos en las mesas. Veamos si ahora aprendemos a diferenciar el ventajismo del fraude. Hasta las elecciones del 2015 había mucho ventajismo por parte del gobierno más no fraude. Inventaron muchas teorías; que si un cisne negro o un algoritmo de sesudo origen cambiaban, añadían, borraba votos y reconocían el nombre de los electores. La oposición se auto infligió un daño que aún hoy día pesa mucho en la consciencia colectiva y por ello el votante de oposición es renuente a participar en cualquier proceso comicial.

Figúrense que la empresa Smartmatic que vendió las máquinas y las operó en cada elección, viendo el patrón fraudulento que se seguiría en las elecciones de la ANC, se retiró y luego denunció que al menos un millón de sufragios fueron añadidos. Eso en lugar de ser saludado y aprovechado para reclamarle al CNE y al gobierno, fue rebotado contra la propia Smartmatic. Más aún, los venezolanos opositores “partidarios” de Trump –como si fuesen electores en los EEUU- denunciaron el fraude que esta empresa haría contra su catire en los estados de la Unión donde contrataron sus servicios. No escuché a ningún líder de la oposición decir lo contrario. ¡Asombroso!

Pero, hay más debilidades subjetivas en la oposición. La más protuberante es la desunión por la multiplicidad de líderes que inspirados en el tradicional personalismo de la política venezolana se sienten presidenciables y están permanentemente a la caza del atajo que los ponga en Miraflores. Lo quieren rápido y fácil. Verbigracia, nada de ir a visitar a unos cuantos –al menos los más democráticos- de los 120 países africanos y asiáticos del Movimiento No Alineado (MNOAL) que sustentan en la ONU a Maduro y con los que Cuba tiene buenas relaciones. Sería para llevarles la misma narrativa que presentamos al Parlamento Europeo y a líderes españoles. Pero no, eso queda descartado a priori porque es muy lejos, no hay que ir a África, cuando más sabroso es almorzar con la Señora Díaz Ayuso en Madrid, a quien le agradecemos el entusiasta apoyo, sólo que hay que sumar otros también.

Por esta disposición para hacer las cosas es que se cometen errores como el de hacerle lobby a Trump para resolver militarmente el asunto o, apoyar a Biden porque su comprensión de la geopolítica planetaria incluirá a Venezuela en el próximo arreglo que haga con Rusia o China. Olvidamos la máxima según la cual los estados tienen intereses. La amistad, simpatía, cooperación bilateral o multilateral son los adornos de sus intereses.

Nuestra oposición tiene que hacer algo aquí, en el país, además de andar peregrinando por los despachos de Washington, Madrid y Bogotá.

Creemos que deben comenzar por dar pasos firmes para unirse. Una idea puede ser un fin de semana de conferencia. Ahí, cara a cara, se dicen sus verdades los distintos liderazgos. Se escuchan con tolerancia y atención y después nombran por consenso un grupo de personas ilustres que hagan una propuesta unitaria. Propuesta que –en nuestra opinión- necesariamente debe ampliar la base opositora con el chavismo disidente, muchos de los cuales ni siquiera ya son chavistas. Allí esta buena parte de la media Venezuela que apoyó su gobierno ya sea comenzando, en su transcurso o hasta que se enemistaron con el pésimo gobierno de Maduro. Mientras esto no ocurra la oposición va a tener en ellos un peso muerto que no empuja pero que es óbice para avanzar. Si un chavista que quiere salir de Maduro sólo recibe rechazo de sectores de la oposición, cuando no es que lo amenazan con colgarlo de un poste cuando lleguen al gobierno, cree usted que cándidamente los apoyará o, más bien estimará que mejor es no estar con Maduro pero tampoco con la oposición, incluso puede preferir el status quo porque en el oficialismo le quedan amigos y del otro lado ninguno tiene. No será mejor que personas que fueron ministros con Chávez y contra los que no hay reclamos éticos, aparezcan haciendo frente común con el resto de la oposición para contradecir y reclamarle a Maduro. ¿Qué efecto tendrán acciones de esta naturaleza para tanta gente que votó por Chávez pero no quiere nada con el gobierno de Nicolás Maduro?

Más aun, ¿qué pensarán los militares?

Sabemos que no todos ellos son corruptos y que los hay que son críticos del gobierno, la mejor demostración de ello son los presos militares de consciencia bajo acusaciones de conspiración, a quienes –por cierto- la oposición tiene preteridos pues piensa que con incluirlos en una lista en la ONU y la OEA ya cumplió. Y eso no es así, los presos políticos civiles y militares y sus familiares requieren solidaridad material y espiritual. Sin embargo, el tema de los militares presos rara vez es incluido en las declaraciones de la dirigencia opositora.

Estimamos que el cambio de actitud y la ampliación de la plataforma de oposición con la inclusión del chavismos disidente, es determinante para que los sectores divergentes de la FAN también dejen de ser un peso muerto que reduce la marcha a la victoria al paso de tortuga.

Una aclaratoria más. En algún momento pensamos que a falta de elecciones libres era pertinente una insurrección popular. Hoy en día los desestimamos porque además de los peligros que una acción de este tipo genera,* estamos conscientes que a pesar de las causas objetivas que brotan de las enormes carencias ocasionadas directa o indirectamente por la pésima gestión gubernamental de la dictadura Madurista, el miedo que ha logrado instalar en la sociedad su aparato represivo –FAES, DGCIM, DISIP, GN- tiene paralizadas las protestas, además de que la diáspora probablemente se llevó a los más contestatarios.

Entonces, cuál es la ruta?

BUSCAR LA UNIDAD SUPERIOR

La Unidad Superior convoca a todos los que están contra la dictadura de Maduro porque se empina sobre las diferencias y entiende que hay un enemigo principal que navega sobre las diferencias de sus adversarios y cada día que pasa se afianza más en el gobierno.

Reiteramos nuestro llamado a la cúpula de los diversos partidos de nuestra balcanizada oposición para que se reúnan y hagan una discusión abierta que analice sus errores para no volver a cometerlos, deben ser autocríticos. Nadie es dueño de la verdad y todos nos equivocamos pero hay que saber reconocerlo. Tal vez lo recomendable es nombrar una comisión de mentes lúcidas que elaboren una plataforma unitaria lo más amplia posible y la entreguen para que los operadores políticos comiencen a armarla.** Al incluir al chavismo disidente y a los militares (que también votan) debe cesar el lenguaje excluyente, tarea educativa que convierte a la dirigencia opositora en profesores. Si hay éxito en la tarea, tendremos la seguridad que obtener una mayoría arrolladora y decisiva, imparable. Ninguna trampa electoral podrá impedir que la avalancha de sufragios de la nueva mayoría atrape la victoria.

Sólo así se puede participar en un proceso comicial que siempre estará diseñado y procesado por CNE gobiernero para que lo gane Maduro. Esperar que mejoren las condiciones electorales no es una expectativa verosímil. Eso no va a pasar. Dos voces de cinco miembros del CNE, son minoría y no garantizan elecciones libres.

No podemos conformarnos con participar en elecciones que entregarán unas pocas gobernaciones y alcaldías que tendrán sus “Protectores” fondeados con dinero central, así como tampoco sentarnos a esperar por la solución extranjera milagrosa. Lo primero no debe pasar y lo segundo no pasará.

Depongamos las posiciones extremas y marchemos al centro del espectro político, desde allí forjemos la unidad de todas las fuerzas que derrotarán a Maduro y después construirán la nueva Venezuela democrática y próspera.

¡El camino es la UNIDAD SUPERIOR!

* El miedo no durará para siempre y cuando no quede más salida por la extrema agudización de los problemas, el temor podrá ser superado por el odio y producirse el estallido social. Las masas iracundas en la calle son capaces de todo y pueden ser presa fácil del liderazgo de los pranes de los barrios que entonces pueden cambiar de bando para atacar a todo el que tenga quinta y carro, enchufado o no. Por el lado de las fuerzas del orden gubernamental también pueden venir operaciones delincuenciales porque ellos también tienen sus pranes en las fuerzas militares y policiales. Un ejemplo de todo esto se puede apreciar en la reciente película mexicana NUEVO ORDEN (Nomadland), dirigida por Michel Franco. Véanla, está en Amazon.

** Se acaban de instalar el Consejo Rector de la Conferencias para el Restablecimiento Constitucional mediante el cual la Sociedad Civil hará cumplir el mandato vinculante de la Consulta Popular al iniciar el proceso de promoción y activación de su objeto, lo que puede ser una oportunidad para desarrollar el tema.

www.caigaquiencaiga.net no se hace responsable de los conceptos emitidos aquí, ya que son de la absoluta responsabilidad del autor.

Comment here

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.