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Partidos sordos ante el reclamo popular: Mejores y no simplemente distintos

Lo que no oyen los partidos políticos en Venezuela

“La gente espera que los partidos de oposición presenten no solo caras nuevas sino una nueva forma de hacer política”

El politólogo Enderson Sequera ve con buenos ojos que desde ya se perfilen alianzas rumbo a las primarias opositoras de 2023. Entre la renovación y la relegitimación que se debate dentro de los partidos, se decanta por la primera: “La relegitimación no responde a los cambios que pide la gente”. Considera que la campaña de Voluntad Popular contra Daniel Ceballos fue un error porque contradice el mensaje de inclusión y no persecución que su dirigencia difunde.

Caracas. Las elecciones regionales de noviembre y enero obligaron a redibujar el mapa de los partidos de oposición y de los liderazgos en Venezuela. La respuesta de la dirigencia opositora a ese nuevo mapa —con las elecciones presidenciales de 2024 en el radar— fue anunciar el inicio de procesos internos de reestructuración, reorganización y/o relegitimación de autoridades. Incluso el PSUV instaló su V Congreso a comienzos de marzo, que seguramente culminará con el anuncio de su candidato presidencial.

Desde que comenzó 2022, la oposición ha estado movida: Juan Guaidó presentó una alianza con parte de los partidos que integran la Plataforma Unitaria; la militancia adeca se debate entre si participar en las elecciones internas convocadas por Bernabé Gutiérrez o seguir al lado de Ramos Allup; Manuel Rosales y los otros tres gobernadores de oposición se reúnen en privado en Colombia con el embajador de Estados Unidos para Venezuela; 140 activistas de Voluntad Popular renuncian en menos de un mes al partido; Primero Justicia presenta su hoja de ruta política con dos grupos internos enfrentados; Daniel Ceballos se retrata con José Gregorio Noriega y desata una sorprendente campaña de desprestigio en su contra de parte de sus antiguos compañeros.

Crónica.Uno conversó vía telefónica con el politólogo egresado de la UCV y director del portal Politiks, Enderson Sequera, para conocer su lectura del escenario político actual.

A su juicio, la falta de una unidad sólida en este momento no es motivo de preocupación, pues los partidos de oposición y sus dirigentes se están reacomodando y comenzando a perfilar alianzas de cara a unas elecciones primarias. Pero para salir con éxito de ese proceso, advierte, los partidos deben llegar allí con estructuras y liderazgos renovados. De lo contrario, la opinión pública no estaría tan ganada a acompañarlos a unas primarias. De todos los movimientos intrapartidista que están sobre el tapete, considera especialmente preocupante la situación de Voluntad Popular.

“Yo defino el momento actual de los partidos políticos en Venezuela en tres tiempos. En el primer tiempo, ellos están muy muy (sic) debilitados luego de ese proceso sostenido de contradicciones con que llegaron al 21 de noviembre y a Barinas. En un segundo tiempo, creo que la mayoría de los partidos están conscientes de que su principal reto es cómo volver a reconectar con la población. Pero el problema se presenta en el tercer tiempo, porque la respuesta que están dando para responder a ese reto es insuficiente”.

¿Por qué considera que la renovación interna es insuficiente?

–La gente espera que los partidos presenten no solo caras nuevas y nombres nuevos, sino una nueva forma de hacer política, un nuevo estado de ánimo, un nuevo estado de opinión pública. Frente a esas demandas los partidos le están dando a la gente una especie de relegitimación interna que no termina de ser una respuesta firme y decidida a lo que pide la gente.

¿Qué hace falta para que esos procesos internos sirvan al saneamiento y fortalecimiento del sistema de partidos de oposición?

–Tiene que ser una renovación verdadera y creíble. Si en lugar de eso solo le ofrecen una relegitimación que trate de pasar agachada, van a seguir teniendo los mismos problemas para los próximos dos años. Una de las cosas que mostró el 21-N es la desconexión entre las direcciones nacionales de los partidos de oposición y las direcciones regionales. No quiero decir que unas sean más acertadas que las otras, sino que hay una contradicción entre ambos niveles.

Entonces esa renovación, para que tenga efecto tiene que mostrar gestos concretos. Por ejemplo, si en Primero Justicia luego de la renovación se mantienen en sus cargos Julio Borges, Tomás Guanipa, Henrique Capriles, etcétera, los mismos de los últimos cinco, 10 o 15 años, creo que ese proceso interno no va a tener tanta aceptación en la opinión pública. Igual en Voluntad Popular, donde además hemos visto todas estas renuncias de activistas denunciando falta de respuesta a sus reclamos dentro del partido. Lo mismo puede pasar con Un Nuevo Tiempo y con Acción Democrática.

La dirigencia tradicional de AD liderada por Henry Ramos Allup rechazó la inminente convocatoria a elecciones internas que prepara el ala de Bernabé Gutiérrez. Foto: Crónica Uno / Miguel González

¿Cree que hace falta un cambio total de dirigentes, estatutos y estructuras?

–No se trata de plantear una caída y mesa limpia de la dirigencia nacional pero sí un proceso que muestre caras nuevas, que abra espacios para voceros que hay en esos partidos que tienen un trabajo qué mostrar. Por ejemplo, sería interesante ver a Gabriel Santana de Primero Justicia o a Ángel Subero de Voluntad Popular, dirigentes jóvenes que vienen haciendo un gran trabajo, conectando muy bien en las comunidades, que hicieron gran trabajo el 21-N, que movilizaron en Barinas y que podrían tener más espacio en los partidos. Creo que esa es una condición necesaria para la opinión pública y la militancia perciban una verdadera renovación, y uno, una relegitimación a medias.

¿Los partidos de oposición deberían reorganizarse primero para unirse después, o deberían estar trabajando en paralelo en los dos procesos de cara a 2024?

–La reconstrucción interna de cada partido es una condición necesaria para reconstruir la unidad. El todo es mucho más que la suma de las partes, pero si las partes vienen con discrepancias, si vienen muy debilitadas en sus capacidades, eso se va a reflejar en el todo y van a terminar con una unidad débil y no una que represente a gran parte del electorado venezolano.

Entonces sí, los partidos tienen que reorganizarse internamente para favorecer la reconstrucción de la unidad. Sin embargo, como en política dos años son un parpadeo, creo que en paralelo también se tiene que ir trabajando las bases para la reconstrucción de la unidad, pensando en el hito de las primarias para el año que viene, con un grupo de trabajo que se enfoque en un reglamento para esas primarias y llegar ahí con reglas claras.

¿Cómo ve el panorama dentro de la oposición en términos de unidad en este momento?

–Recientemente, durante una actividad en Lara, Guaidó dijo algo como que no es momento de candidaturas presidenciales sino de reconstruir la unidad y salvar a Venezuela, y Carlos Prosperi de Acción Democrática le respondió, palabras más palabras menos, que no es momento para mesías, que tenemos que reconstruir la unidad, pero que eso pasa por no tener comandos de campaña paralelos. Creo que esta división en la Plataforma Unitaria con el G4 por un lado y Salvemos Venezuela por otro, como que ya empieza a posicionar coaliciones de cara a las primarias de 2023.

Tenemos a Salvemos Venezuela por un lado, que sería la coalición de Guaidó, con Voluntad Popular y los partidos minoritarios; y vemos por otro lado un acercamiento entre Un Nuevo Tiempo y Acción Democrática, muy afines ideológica y estratégicamente, que podríamos llamar la coalición de los gobernadores, donde además ha trascendido que UNT quiere acercarse a Fuerza Vecinal. Las dudas que me quedan son si admitirían en esas primarias a la Alianza Democrática, creo que no, o lo veo poco probable; si María Corina Machado participaría en estas primarias, dado que ella hizo una propuesta similar el año pasado; y qué pasará con Primero Justicia.

El 22 de febrero Primero Justicia presentó su ruta política para los próximos años que parte de su proceso de renovación interna. Foto cortesía @Pr1meroJusticia

Primero Justicia parece andar en solitario…

–Para nadie es un secreto que en PJ hay una división entre el ala de Capriles que plantea salir de la dictadura a través de las instituciones de la dictadura y el ala de Juan Pablo Guanipa, que es más combativa. Entonces en Primero Justicia vamos a ver una competencia entre estos dos bloques y el que gane va a decidir hacia cuál coalición se acercará PJ: hacia Salvemos Venezuela o hacia la coalición de los gobernadores. La política venezolana nos ha enseñado que no es estática ni lineal y que todo puede cambiar de un momento a otro, pero esos son los escenarios que están planteados ahora mismo.

¿Entonces no debería ser preocupante para quien que sigue el acontecer político que en este momento no exista unidad entre los factores de oposición, siempre que se unan después de las primarias?

–A un año de las primarias y a dos años de las presidenciales en Venezuela me parece natural que cada político que sienta que puede aspirar a la presidencia construya a lo interno de su partido. En todo caso, esas primarias tienen, en mi opinión, dos objetivos fundamentales: uno, lograr que el o los candidatos que emerjan sean realmente electos por la oposición y no por un tribunal de la dictadura. Y dos, que sea quien sea el que resulte seleccionado, independientemente del nombre, salga en unidad acompañado de una propuesta que represente a la gran mayoría de los venezolanos.

¿Cree que el lanzamiento del partido Futuro, de Henri Falcón, o los esfuerzos de diferenciación que hace Alianza Lápiz o Fuerza Vecinal servirán para fortalecer la unidad o no tendrán ningún efecto en ese espacio?

–Son casos diferentes. El caso de Alianza Lápiz es un caso clásico de contraste. Antonio Ecarri entiende que hay rechazo de la población hacia los partidos tradicionales y trata de vender una opción independiente para 2024, pone su nombre en la mesa y habla de los votos que obtuvo en noviembre. El caso de Henri Falcón me parece un movimiento un poco más desesperado frente a la maniobra de la dirección nacional de su partido para arrebatárselo. Ahora, si esas iniciativas van a ser o no importantes para 2023 y 2024 dependerá casi exclusivamente de las reglas de juego.

Más allá del candidato o la propuesta, lo más importante de esas primarias serán las reglas de juego: quiénes se podrán postular, quiénes podrán votar, si podrán participar los inhabilitados o los exiliados. Esas reglas determinarán que quien resulte electo, sea reconocido por la mayoría de los partidos.

¿Además de la existencia de unas reglas de juego claras y aceptadas por todos, qué otros elementos necesitarían reunir los partidos de oposición para consolidar una unidad real y presentar un candidato legítimo?

–Reconectar con la gente. Los partidos de oposición tienen que aplicar el ABC de todo partido: fortalecer el frente doméstico. Un frente que en los últimos dos o tres años se ha debilitado primero por el foco externo que se le dio a la estrategia, también por la marcada persecución política y luego por la pandemia y las restricciones que esta impuso. Los partidos tienen que volver a las comunidades, reconectar con las necesidades de la gente y mostrar el contraste entre el país que tenemos y el país que podemos construir. Ese trabajo de hormiga, que no es tan atractivo para vender en las redes sociales, que no siempre se ve, que es tedioso y exhaustivo, es el trabajo que deben retomar para reconectar. Entonces si a las reglas de juego claras le sumas unos partidos reconectados con la población, el escenario para 2023 será interesante.

El riesgo de hacer unas primarias en 2023 sin haber reconectado con la gente es altísimo porque pueden terminar siendo una especie de tertulia entre un porcentaje ínfimo de la población, que no le hable a la gran mayoría del país. Si eso sucede, la derrota en 2024 estaría asegurada.

Voluntad Popular, un partido desdibujado
El politólogo Enderson Sequera considera que la campaña contra Daniel Ceballos es un error y que VP está a tiempo de rectificar. Foto captura de pantalla vídeo Voz de América

En opinión de Enderson Sequera, de los múltiples focos informativos que han estado brindando los partidos políticos venezolanos en lo que va de año, el caso de Voluntad Popular es el más llamativo.

En solo tres meses culminados del año, el partido ha tenido dos renuncias masivas de dirigentes y activistas de cuatro estados alegando violación a los estatutos entre otras cosas; el ala judicializada ha convocado a una elección interna; el exlíder y exalcalde más emblemático de la oposición y de VP para el año 2014, Daniel Ceballos, se fotografió con el dirigente de ese sector judicializado, José Noriega; y como guinda, el partido respondió a ese hecho con una campaña de desprestigio contra Ceballos en redes sociales.

“No es poca cosa que 140 activistas renuncien y haya tanta coincidencia en la denuncia. Tanto los que dieron la rueda de prensa en febrero como los que hicieron una carta pública en marzo coinciden en que en VP hay un régimen de faltas no atendidas, un régimen de imposiciones y de violación a los estatutos. Me llama poderosamente la atención que se puede trazar una línea entre las razones que ambos grupos señalan como las que les hicieron entrar al partido, que son razones idealistas, y lo en lo que consideran que se ha convertido el partido hoy”.

Parece que la dirección nacional hubiera intentado darle poca importancia a ese hecho…

–Hasta hace unos cinco años, en 2017, Datanálisis medía que el de Leopoldo López era el liderazgo mejor valorado del espectro político con un 20,3 % de apoyo, superando al resto de líderes políticos de oposición y oficialismo. Cinco años después el partido de aquel dirigente se está despedazando, se está autodestruyendo, a juzgar por las denuncias de estos activistas que renunciaron, que no hablan de persecución sino de irrespeto a los estatutos.

¿Y qué opina de la campaña lanzada en redes sociales esta semana contra Daniel Ceballos?

–Esa campaña generó reacciones muy negativas porque la gente empatiza con Ceballos desde su condición de ex preso político y como destacado líder que fue de ese partido, independientemente de que ahora él esté actuando de manera terrible al unirse a esa facción que le robó el partido a sus legítimos dirigentes y activistas. Creo que el hecho de que VP haya hecho esa campaña más desde la rabia que desde la estrategia es algo que habla mucho de la situación actual del partido: un partido que improvisa, que está desdibujado y que no está dando respuesta a la situación país y a los cambios que se están exigiendo.

Campañas similares vimos en 2019 y 2020 contra los dirigentes de partidos de oposición que participaron en la denominada Operación Alacrán. Esta semana AD publicó un comunicado con términos durísimos contra Bernabé Gutiérrez. ¿Por qué este tipo de mensajes son equivocados desde el punto de vista de la estrategia política?

–Luego de campañas como esa ¿cómo le dices al sector del chavismo descontento con Maduro, por ejemplo, que VP es un espacio para todos o que en un nuevo gobierno con VP al frente no se les va a perseguir, cuando a alguien que viene de sus propias filas le hacen esa campaña tan frontal y de mal gusto? En VP pueden repetir mil veces en el discurso que no quieren desatar una cacería de brujas pero sus acciones están mostrando lo contrario. Para mí, este episodio es muy preocupante porque revela que hay una visión revanchista dentro del partido, una visión que opera quizá desde la rabia, quizá desde la emoción, pero no desde la estrategia. E insisto: de repente Ceballos está actuando mal, pero la dirigencia de Voluntad Popular tiene que darse cuenta de que cuando ellos hablan por sus redes sociales, con sus comunicados, en sus discursos, no le están hablando solo a sus militantes, le están hablando a todo el país; también al chavismo descontento. Durante el próximo año los partidos de oposición van a hablar de amplitud, de unidad, de sumar apoyos y si eso no se corresponde con sus acciones, allí hay un problema serio. Están a tiempo de rectificar.

Tomado de Cronica.uno

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