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¡Que belleza!: Guaidó propone “Acuerdo de Salvación Nacional” con Maduro

La declaración la semana pasada llamó la atención por lo sorpresiva. Después de mantener, con altibajos ciertamente, por más de dos años la ”Operación Libertad” anunciada el 23 de enero de 2019 por el entonces presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, éste ahora propone un “Acuerdo de Salvación Nacional” con participación del gobierno de Nicolás Maduro.

El famoso “mantra” (cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres) planteaba como necesaria la sustitución del mandato y en esa ruta se inscriben durante ese año la “Ayuda Humanitaria” con un concierto internacional en Cúcuta el 23 de febrero, el frustrado levantamiento militar del 30 de abril, y posteriormente el 3 de mayo de 2020 la “Operación Gedeón”, desde Colombia.


El nuevo planteamiento se sostiene en cambio en cinco pilares: “construir la mayor y mejor unidad posible, el rescate de la capacidad de movilización para incrementar la presión interna, la atención de la emergencia humanitaria compleja, el fortalecimiento de la alianza internacional para incrementar la presión externa y la celebración de elecciones libres y justas”.

¿Qué cambió?
La situación política nacional e internacional ha cambiado en dos años pero en dirección contraria a la vaticinada por Voluntad Popular y Primero Justicia e impuesta por la vía de los hechos cumplidos al resto de la Mesa de la Unidad Democrática. La reelección de Maduro en mayo de 2018 y considerada ilegítima por la MUD en lo interno y por la OEA, el Grupo de Lima, la Unión Europea pero particularmente por el gobierno de Donald Trump por entonces ya en busca de la reelección y la captura del voto cubano-venezolano de Miami, abrían el camino para intentar una salida incruenta del régimen mediante el uso de la legitimidad de la AN en manos opositoras.

El nombramiento del nuevo presidente del Poder Legislativo que ahora correspondía a un diputado de VP facilitaba la operación, por cuanto éste podría asumir el papel de Presidente Encargado alegando el tema de la legalidad-ilegalidad. Le correspondería entonces a Juan Guaidó dirigente de la línea media de VP, por obra de un sorteo opositor, asumir una responsabilidad con la cual seguramente nunca soñó ni en sus juegos infantiles en La Guaira.

La orden
Lo que habría de ocurrir al mediodía del 23 de Enero de 2019 en la Plaza Bolívar de Chacao respondía a un guión que otorgaba la mayor responsabilidad de su éxito no a un audaz conspirador militar como en el pasado, sino en este caso, nada más y nada menos que al Presidente de los Estados Unidos que gozaba además del favor de las encuestas. En ese momento la presión externa era decisiva aunque el malestar nacional también crecía estimulado por los efectos de una imparable hiperinflación.

Horas antes de que se realizara un acto que sería seguido por la Casa Blanca con más atención que el venezolano de la calle, Guaidó y su asistente Roberto Marrero fueron citados por Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente a un lugar en el Centro Lido para alertarlos que los servicios de inteligencia ya tenían en sus manos la trama que sería ensayada en Chacao. En fotos conocidas luego se ven los invitados con los rostros cubiertos con capuchas. Ya no había tiempo para recomponer el libreto. Guaidó aclamado por una nutrida manifestación se autoproclamó como Presidente Interino (la AN formalmente no lo hizo) en medio de gritos y apoyos.

Antes que dejara la tarima para marchar hacia la embajada norteamericana, Donald Trump -que había comprometido el respaldo a la nueva gestión de los 50 países que todavía invocan la ilegitimidad de Maduro- reconoció al nuevo mandatario de facto. Lo que seguramente no se previó nunca fue que antes que Guaidó recibiera apoyos significativos que habrían de provocar el “quiebre militar”, Maduro anunciara la abrupta ruptura de relaciones consulares y económicas con Washington y desplegara fuerzas de seguridad en los alrededores de la sede diplomática.

Cúcuta y La Carlota
La apuesta al “quiebre militar” descontado el respaldo internacional y el soporte activo de Trump explica que un mes después, el 23 de febrero se montara un gigantesco y costoso concierto musical en la “frontera caliente” de Cúcuta para acompañar la fallida entrega de “ayuda humanitaria” en presencia del mandatario colombiano Iván Duque, Sebastián Pinera (Chile) Mario Abdo (Paraguay) y Luis Almagro (OEA) en el marco del desplazamiento de 300 oficiales desertores.

Ello explica también la frustrada intentona del 30 de abril del 2020 en La Carlota que si bien no tuvo éxito facilitó el rescate del líder de VP Leopoldo López y la activación de un núcleo de suboficiales y soldados así como un acto en la simbólica Plaza Altamira en el cual Guaidó y Leopoldo López ratificaron la “Operación Libertad”.
“Operación Gedeón”
Si bien los hechos no autorizaban el optimismo sobre el “quiebre militar”, en el plano internacional la estrategia de la Casa Blanca se endurecía al máximo con la amenaza de la intervención militar y mayores sanciones económicas (“todas las opciones sobre la mesa”) en procura del cambio de gobierno, en los interno ocurrían hechos en sentido contrario. El “guaidosismo” se dividió en la elección de la directiva parlamentaria de 2020; se abrió la expectativa electoral con un nuevo CNE y la campaña para las parlamentarias del 6 de diciembre; la atención prioritaria para el ciudadano es ahora el costo de la vida y los efectos de la pandemia de Covid-19.

Las encuestas reflejan el rechazo creciente a las cúpulas políticas, los casos de corrupción se extienden también a los seguidores del gobierno interino en escandalosas operaciones en el exterior, mientras que todos los sondeos de opinión registran una caída de la credibilidad de Guaidó. En ese contexto la llamada “Operación Gedeón” o “Macutazo” organizada en Colombia con ayuda de mercenarios y que llegó a las costas nacionales el 3 de mayo de 2020 resultó un fracaso toda vez que se le pensó como la ya popular “invasión de Trump”.

Sin Trump
Sin resultados nacionales y el debilitamiento que supone ahora la derrota de Donald Trump en las elecciones presidenciales ante Joe Bien y la intención del nuevo gobernante de “suavizar” las relaciones con Maduro, más los cambios que se están produciendo y se esperan pronto en los países suramericanos y que significan el réquiem del “Grupo de Lima” y la postura de la OEA de Almagro, tiene sentido entonces la nueva propuesta de Guaidó. En la política como en la vida también se gana y se pierde.

Carlos Roque

Periodista de En El Tapete

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