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Se quieren perpetuar: Mandatarios no quieren abandonar el poder

¿Por qué no abandonan el poder?

La lista de los mandatarios que buscaron y buscan;  la forma de perpetuarse en el poder es larga. La corrupción resulta evidente, como primera razón;  pero en realidad, los líderes temen más que perder dinero, y es ser procesados después de su renuncia. Y tienen buenas razones para tener miedo. Estas son las razones psicologicas de la larga lista de mandatarios perpetuados en el poder.

Repasemos los más sonados.

Vladimir Putin, el ex presidente sudanés Omar al-Bashir (derecha)  Robert Mugabe ha durado 37 años en el poder en Zimbabue;  que pasó de ser uno de los países más prósperos de África a uno de los más pobres; el primer ministro de Camboya, Hun Sen, está en el poder desde 1985; el presidente de Uganda, Yoweri Museveni, cumple su quinto mandato desde 2016; Fidel Castro, ¿Fue el político más astuto del siglo XX?; Cumpliendo su quinto mandato Alexander Lukashenko  (los críticos llaman al presidente de Bielorrusia  «el último dictador de Europa».) Los ejemplos son numerosos, pero cerremos (por ahora) con Hugo Rafael Chávez Frías. Y su heredero Nicolás Maduro.

¿Qué tiene el poder que hace que algunas personas quieran cambiar o incluso romper las reglas para mantenerlo?

«La respuesta fácil es la corrupción. Pueden ganar mucho dinero y se quedan allí para seguir siendo ricos», dice el profesor Nic Cheeseman, coautor del libro «How To Rig an Election» («Cómo amañar una elección»).

Según Cheeseman, hay algo que los líderes temen más que perder dinero, y es ser procesados después de su renuncia. Y tienen buenas razones para tener miedo.

Pero cuando se pierde ese control, por ejemplo, cuando el país del que estás a cargo entra en un estado de caos, es entonces cuando el efecto corruptor del poder puede superar al efecto positivo, apunta la Profesora de psicología en Varsovia, Aleksandra Cislak.

El doctor Dacher Keltner dice que las personas con poder tienden a comportarse como pacientes que tienen dañada la parte de su cerebro que inhibe el comportamiento impulsivo. «Dos de cada tres actos de inestabilidad son perpetrados por individuos con alto poder», dice Keltner. «Eso es información empírica».

Una larga lista

Vladimir Putin busca cambios importantes en la Constitución rusa para postularse a la reelección. (Igual que hizo el comandante Hugo Rafael Chávez Frías en Venezuela) La reelección en Rusia no existe todavía…

Pero, ¿qué hace que algunos líderes quieran perpetuarse en el poder?. La ciencia tiene hipótesis más o menos concordantes sobre la cuestión…

Vladimir Putin busca cambios importantes en la Constitución rusa para poder postularse a la reelección.

El presidente ruso, Vladimir Putin, dijo esta semana que respaldaría la reforma legislativa que le permitiría postularse para otros dos períodos, algo que la Constitución rusa prohíbe actualmente.

Él es el último de una larga lista de líderes, desde Argelia hasta Zimbabue, que se han mostrado reacios a abandonar el poder.

¿Qué tiene el poder que hace que algunas personas quieran cambiar o incluso romper las reglas para mantenerlo?

“Hay similitudes entre el comportamiento de Trump y lo que vemos en dictaduras”

¿Dinero?

«La respuesta fácil es la corrupción. Pueden ganar mucho dinero y se quedan allí para seguir siendo ricos», dice el profesor Nic Cheeseman, coautor del libro «How To Rig an Election» («Cómo amañar una elección»).

«Pero en realidad, lo que sucede es mucho más complicado», añade.

Según Cheeseman, hay algo que los líderes temen más que perder dinero, y es ser procesados después de su renuncia. Y tienen buenas razones para tener miedo.

GETTY IMAGES/ El expresidente sudanés Omar al-Bashir (derecha) fue condenado por corrupción y enfrenta cargos de genocidio y crímenes de guerra.

Según una investigación llevada a cabo por Cheeseman, entre 1960 y 2010 en África el 43% de los líderes que dejaron el poder fueron procesados, enviados al exilio o asesinados.

Es un riesgo significativo, pero eso no es todo.

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El entorno

También existe la presión que sienten los líderes por parte de su entorno: sus familias, aliados políticos o incluso la policía y los militares que pueden haberlos ayudado a llegar al poder.

«Incluso cuando crees que es tu momento, un montón de personas van a tocar tu puerta y decir que esto ‘no se trata de ti’«, dice. «Se trata de miles de personas que han hecho cosas y se han sacrificado por ti».

El profesor Cheeseman encontró evidencia de que las personas alrededor de Robert Mugabe en sus últimos años fueron influyentes en su decisión de quedarse en el poder.

Robert Mugabe, el líder autoritario de Zimbabwe durante 37 años, se vio obligado a renunciar presionado por sus antiguos aliados en el ejército.

Pero también puede haber algo aún más profundo en juego, algo sobre el control que el poder mismo tiene sobre nuestras mentes.

Cómo Robert Mugabe ha durado 37 años en el poder en Zimbabue, que pasó de ser uno de los países más prósperos de África a uno de los más pobres

Transformación

El doctor Dacher Keltner escribió sobre esto hace más de 10 años en su libro «The Power Paradox» («La paradoja del poder»).

La paradoja es que las personas que llegan al poder suelen ser sociables y agradables.

Se ganan la confianza de quienes los rodean, ya sea como el líder de un club de tenis local, una compañía o un país entero.

Pero cuando esas personas están en el poder, se convierten en personas totalmente diferentes.

GETTY IMAGES/ El primer ministro de Camboya, Hun Sen, está en el poder desde 1985

Una serie de investigaciones concluyeron que otorgar poder a las personas, incluso de manera arbitraria por un corto tiempo, cambia su comportamiento.

Comienzan a actuar de manera que se benefician a sí mismos y pierden empatía hacia los demás. Empiezan a creer que tienen razón más a menudo.

Se vuelven groseros, impulsivos y es más probable que interrumpan a otras personas o que eviten el contacto visual cuando alguien les está hablando.

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Uno de los experimentos más famosos de Keltner sobre este fenómeno se llevó a cabo en la década de 1990.

A un grupo de estudiantes universitarios se los dividió en grupos de tres, y se asignó al azar el poder a una persona.

«Les dijimos que teníamos datos sobre ellos que afirmaban que tenían buenas habilidades de liderazgo», dice. Pero era mentira.

Después le dieron una tarea al grupo y aproximadamente 30 minutos después, los investigadores colocaron un plato de galletas en la mesa.

De manera significativa, la persona a la que se le había asignado el poder tomó más galletas que la parte que le correspondería. También comió de forma desordenada, haciendo ruidos y derramando migas.

Adictivo

Investigaciones posteriores encontraron que cuando las personas obtienen poder se vuelven menos inhibidas.

Los niños ricos son más propensos que los niños pobres a robar, a tener un comportamiento sexual inusual o a insultar a sus colegas.

JACK TAYLOR/ El presidente de Uganda, Yoweri Museveni, cumple su quinto mandato desde 2016

«Dos de cada tres actos de inestabilidad son perpetrados por individuos con alto poder», dice Keltner. «Eso es información empírica».

El experto se ha dedicado a estudiar ampliamente los puestos de poder en un entorno corporativo. Y es por eso que cree que el poder es adictivo.

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Sin inhibiciones, las personas tienen la libertad de perseguir sus propios intereses y deseos, su propio placer.

«En la mente de la persona que está en el poder -y en su sistema nervioso- el poder le hace sentir bien».

«Las personas con poder sienten más felicidad, se sienten más apreciadas, sienten que tienen un mayor estatus o estima. Sus sistemas nerviosos están más tranquilos, su salud es más sólida, se sienten mejor con la vida».

Los aduladores

Keltner dice que las personas con poder tienden a comportarse como pacientes que tienen dañada la parte de su cerebro que inhibe el comportamiento impulsivo.

GETTY IMAGES/ Actualmente cumpliendo su quinto mandato, los críticos llaman al presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, «el último dictador de Europa».

Él se refiere a la investigación del neurocientífico de la Universidad McMaster, en Ontario, Sukhminder Obhi.

Esta idea hizo que recibiera comentarios interesantes de personas con lesiones cerebrales.

«Alguien (con una lesión cerebral) me escribió y me dijo: ‘¿Cómo te atreves? Me porto mucho mejor que Donald Trump’».

Tiene sentido que un líder que es todopoderoso pueda volverse arrogante y pensar que es el único que puede liderar. Puede perder de vista lo que es mejor para el país.

«La otra cosa es que cada año nombran para cargos a hombres que siempre le dicen que sí y despiden a las personas que son más críticas con ellos», dice el profesor Nic Cheeseman.

«Probablemente no tienen una gran apreciación de lo que están haciendo mal».

El impacto psicológico de perder poder también es profundo. Investigaciones en grupos de primates encontraron que los hombres mayores reaccionan violentamente cuando sienten que están perdiendo poder.

Una prueba de carácter

Un líder que es todopoderoso puede volverse arrogante y pensar que es el único que puede liderar.

Pero si el poder corrompe, ¿por qué no todos los líderes son asesinos despóticos y megalómanos?

En 2018, una profesora de psicología en Varsovia, Aleksandra Cislak, identificó dos aspectos muy diferentes y muy contradictorios del poder.

El poder le da a la persona el control sobre la vida de otras personas, pero también le da más control sobre su propia vida.

Esto es a lo que las personas se refieren cuando dicen que alguien está empoderado. Cuando una persona tiene más control sobre su propia vida, suele tener un comportamiento positivo.

El poder tiene algunos efectos muy positivos.

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Pero cuando se pierde ese control, por ejemplo, cuando el país del que estás a cargo entra en un estado de caos, es entonces cuando el efecto corruptor del poder puede superar al efecto positivo.

«El poder es bueno y se puede usar para el bien mayor», dice la profesora Cislak, «pero se debe ser consciente del precio que conlleva el poder«.

Ella dice que si los líderes son conscientes de esta paradoja, es posible mantener la parte buena y evitar la mala.

Y así, estas palabras (a menudo atribuidas a Abraham Lincoln pero que en realidad se dijeron sobre él) comienzan a tener sentido. «Casi todos los hombres pueden soportar la adversidad, pero si quieres probar el carácter de un hombre, dale poder».

Reuters/AFP

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