En la foto: Un bebé, entregado a soldados de EEUU en Kabul. REUTERS
En medio del caos del aeropuerto de Kabul, los padres de niños afganos intentan entregar a sus hijos a los soldados estadounidenses para ponerlos a salvo
Antes de cerrar la puerta de su casa, Inas y su esposo Salah hicieron un pacto: “Si los tres no podemos irnos, tú y el bebé lo intentaréis”, dijo él. Luego le tocó a Inas: “Si a mí también me detienen, intentaremos que huya Ayman”. Lo que significa que tratarían de confiar la vida de su hijo de tres años a extraños. A otra familia que logre salir, a los voluntarios de una ONG, a un soldado que estire los brazos detrás de un alambre de púas. “Salah simplemente asintió”, relata la mujer por videoconferencia desde el tejado de su casa, cercana al centro de Kabul.
“Ni siquiera conseguimos llegar al aeropuerto. Por el camino, los talibán nos detuvieron dos veces y golpearon el cristal de nuestro coche con un Kalashnikov. En una de las ocasiones, uno de ellos asomó la cabeza por la ventana: ‘Tengo que ir al hospital’, le dije, y nos dejaron pasar. Ayman lloraba desesperado”, cuenta Inas.
Solo llegar al aeropuerto de Kabul estos días es todo un logro. Miles de personas se agolpan en las inmediaciones para tratar de acceder a alguno de los vuelos internacionales que los saque del país; una situación angustiosa, caótica, que ayer causó la muerte de siete personas, según informó el Ministerio de Defensa británico, sin dar detalles sobre cómo tuvieron lugar esos decesos. Ya son 20 los fallecidos durante la semana pasada, apunta la OTAN.
“Había mucha gente frente a la entrada. Cientos de familias como la nuestra, muchos niños. Nos golpearon en las piernas. Teníamos miedo de que nos dispararan, así que nos fuimos a casa“, cuenta Inas, que no duda cuando le preguntan si sería realmente capaz de entregar a su hijo a un desconocido si lograse tener ocasión.
“Claro que lo haría. Nuestra prioridad es asegurar a Ayman, y si eso significara separarnos de él, estaríamos listos. Kabul está muerto, todo lo demás es mejor. Por favor, no nos juzguen. Somos madres y padres como vosotros. Aquí, nuestros hijos corren el riesgo de ser asesinados o secuestrados y entrenados para convertirse en terroristas suicidas, nuestras hijas corren el riesgo de ser violadas. ¿Qué haríais? Estamos dispuestos a darle un futuro y morir de dolor. Mis amigos también dicen lo mismo”.
Un militar acuna a un bebé afgano en el aeropuerto de Kabul. Foto REUTERS
Algunos padres afganos han logrado entregar a sus hijos, con la certeza de que cualquier otro lugar del mundo es ahora más seguro para ellos que Afganistán. Las imágenes de militares americanos agarrando bebés que les son entregados por encima del alambrada del muro del aeropuerto, o acunándolos después, han causado un gran impacto.
Cuando Inas vio esas imágenes le vinieron a la cabeza, entre lágrimas, pensamientos sobre qué le diría a su hijo antes de encomendárselo a esos hombres: “No se me ocurrió nada. No sé qué haría, cómo lo besaría, cómo lo abrazaría. O tal vez mi cabeza siente tanto dolor al formular tal pensamiento que no me deja. Pero luego también pensé: esos niños y esas familias tienen suerte, se escapan de este infierno“.
“Mi hijo tiene miedo de cualquier ruido y no duerme por la noche. Dos de mis sobrinos no han hablado durante tres días. Nací en 2001, conocí al régimen talibán por los relatos de mi familia. Estudié. Hubiera preferido que los estadounidenses no se hubieran ido“, concluye Inas, desesperada.
Tomado de ElMundo.com.es
Comment here