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Opinión

Venezuela: Un edificio a cuidar, Juan D. Villa Romero

Bancamiga

Hay una Venezuela que debe tenernos a todos embarcados por la senda de la coherencia, la consciencia y la racionalidad.

Somos millones iguales en cuanto a gentilicio, pero distintos en cuanto a expectativas, por ello, es más que necesario hacer del diálogo y el respeto una norma republicana.

Porque somos bloques que sostenemos a un mismo edificio llamado Venezuela, por lo que estamos llamados a coexistir en las diferencias, estabilizar a nuestro país y construir desde los puntos comunes el progreso que nos merecemos.

No señalar al otro, no estigmatizar, construir, tender puentes, respetarnos y reconocernos como iguales en derechos, porque el pensar distinto es parte de la democracia; y eso no significa ser traidor, idiota, ignorante, colaboracionista, ni un malvado. Cada quien tiene el derecho a tener su propia identidad.

A partir de ahora mismo focalizar mayores esfuerzos en prevalecer valores como la convivencia, el bien común y el reconocimiento, no escuchar nunca más a los promotores del odio y la mentira.

Además, quiero ya deberíamos de tener bien claro, que la mayoría no apoya a quienes solo se dedican a insultar, a perder el tiempo tratando solo de descalificar sin argumentos a quien no piense con él, desde hace rato quedó atrás el “tenéis razón” a aquellos que menosprecian el nombre y los símbolos de Venezuela solo por sectarismos o intereses mezquinos.

Y aunque les incomode a ambos extremos, la verdad es que no existe superioridad moral entre quienes van por una ideología o quienes reman por otra.

Que jamás lleguemos a un punto en el que sea mejor guardar silencio, dejar que la otra persona se dé la cabeza contra un muro antes de advertirle los peligros a los que se enfrenta y ayudarle a enmendar el camino transitado.

Querido pueblo de Venezuela, la verdad y la mentira son subjetivas que nadie imponga su verdad.

Cuando choquen reconciliación y justicia, habrá que optar por la reconciliación y el perdón, del mismo modo cuando se contradigan partidos y dignidad humana habrá que optar por la segunda.

Ningún partido, ninguna ideología puede estar por encima, ni en contra de la dignidad humana o la unión de un país. Los derechos humanos y el progreso de más de 30 millones de venezolanos son lo primero a considerar en cualquier agenda o discusión.

Seamos políticos de hechos, con “P” mayúscula, jamás y nunca politiqueros o corruptos porque Venezuela es digna de lo mejor y es responsabilidad de todos.

Cierro con estas dos importantes reflexiones del Alcalde de Chacao Gustavo Duque Sáez: “Sí aquí no existe la madurez política para entender de qué se trata del país y no de los partidos, de la gente y no de los cogollos de los partidos, que se trata del venezolano y no de los dueños de los partidos, nosotros no vamos a avanzar”

“Veamos por el retrovisor de la historia los errores cometidos. Venezuela exige atención, unidad y liderazgos comprometidos, de base, de abajo hacia arriba. Queremos un país próspero para todos”

Por último, quiero agregar que somos un edificio y como buenos conserjes debemos dirigir todos nuestros esfuerzos a reconstruirlo y cuidarlo.

¡Dios bendiga a Venezuela! 

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