El expresidente diseñó la operación con chavistas en el exilio y recurrió al diplomático Thomas Sannon para tratar de buscar en vano el aval de Trump.
EEUU ha reforzado su veto a José Luis Rodríguez Zapatero tras rechazar de plano la iniciativa del expresidente del Gobierno español de contribuir a sacar del poder en Venezuela a Nicolás Maduro para sustituirlo «transitoriamente» por la vicepresidenta Delcy Rodríguez y la tutela en la sombra del hermano de esta, Jorge Rodríguez, presidente de la Asamblea Nacional venezolana.
Ambos son los contactos de referencia del exjefe del Ejecutivo socialista desde que este recaló en Caracas en 2015 para impulsar unas actividades de lobby en favor del chavismo que la Casa Blanca pone ahora bajo sospecha cada vez con menos disimulo.
Según fuentes conocedoras de la operación, el expresidente ha mantenido durante el pasado mes de agosto reuniones en Madrid con exiliados procedentes del chavismo caídos en desgracia ante el régimen de Maduro, así como con representantes del sector opositor más posibilista.
Las mismas fuentes apuntan a que Zapatero habría intentado validar el plan ante las autoridades de Washington a través del diplomático Thomas Sannon, subsecretario de Estado durante el mandato de George W. Bush. Shannon, retirado en 2018 tras más de tres décadas como representante exterior de EEUU, cuenta con una trayectoria especialmente amplia en destinos en Iberoamérica y fue el responsable de dirigrir la transición entre la Administración de Barack Obama y Donald Trump, cuando ejerció por unos días como secretario de Estado interino.
El despliegue de la US Navy como respuesta
La negativa de la Administración Trump a transigir con las pretensiones de Zapatero ha sido frontal, hasta el punto de que el despliegue de la Armada estadounidense en el Mar Caribe después del señalamiento de Maduro y su régimen como parte de una estructura ‘narcoterrorista’ ha sido interpretado en fuentes diplomáticas como «una manifestación de fuerza que supone también un mensaje claro para el propio expresidente español».
A partir de aquí, se ha intensificado tanto la confrontación como el marcaje sobre Zapatero por parte del Gobierno de EEUU. Primero, con el rastreo, en el marco de una demanda judicial presentada el pasado 14 de agosto contra Maduro y varios de sus colaboradores, de sus actividades de ‘blanqueamiento’ internacional del régimen bolivariano de Venezuela y de sus negocios en el país. Y, posteriormente, con el reciente pronunciamiento público en el que el actual subsecretario de Estado, Christopher Landau, proponía prohibir la entrada del expresidente en EEUU retirándole el visado.

El diplomático Thomas Sannon y Nicolás Maduro. EFE
La diplomacia norteamericana, encabezada por el hispano Marco Rubio, considera nocivo el rol de Zapatero en el proceso de normalización democrática de Venezuela, recela de sus intereses personales en el asunto y atribuye a su influencia en el Gobierno de Sánchez la deriva de España en política exterior.
En este sentido, el amago de Zapatero de presentar esta pretendida solución transitoria con el compromiso de que cristalizará en unas elecciones democráticas con Maduro ya fuera de circulación, ha sido percibido por Washington como la constatación de que, lejos de representar «una mediación constructiva», el expresidente español busca perpetuar el chavismo a través del ‘clan Rodríguez‘ y, de paso, preservar sus intereses en el país.
«Un negociador de presos»
El cambio en la valoración de EEUU sobre el papel de Zapatero en Venezuela ha venido motivado especialmente por su labor de ‘negociador de presos‘ que se le atribuye. «Cada vez hay más presos como consecuencia del incremento irrefrenable de la represión madurista en el país. Y Zapatero se ha limitado a arrancar medidas de gracia a Maduro para disidentes del régimen a los que este ha encarcelado, pero no para tratar de lograr la liberación de los presos de la oposición democrática», indican desde los grupos opositores.
Entre los chavistas de primera generación caídos en desgracia por los que Zapatero ha mediado destaca un nombre, el del general Miguel Rodríguez Torrres, quien llegó a estar al frente del Sebin, el tembile servicio de inteligencia venezolano, y ocupó luego la cartera del Ministerio del Interior. El disidente chavista ha coloborado estrechamente en el diseño del ‘plan transitorio’ para Venezuela tutelado por el expresidente español.
Entre los chavistas de primera generación caídos en desgracia por los que Zapatero ha mediado destaca un nombre, el del exgeneral Miguel Rodríguez Torrres, expatriado por Maduro a Madrid en 2023 tras permanecer varios años en la cárcel. Rodríguez Torres ha colaborado estrechamente en el diseño del ‘plan transitorio’ tutelado por Zapatero
De acuerdo con las fuentes consultadas, Zapatero ha tratado de involucrar también a contactos en Qatar para intentar garantizar su acceso a las autoridades norteamericanas, al margen del propio concurso de Shannon.
No ha recibido sin embargo ningún tipo de respaldo de la Organización de Estados Americanos (OEA), cuyo secretario general, Luis Almagro, tomó distancia hace años respecto a la actividad del expresidente español en Venezuela, que ha criticado sin tapujos en reuniones privadas.
Miguel Rodríguez Torres fue defenestrado en 2018 por sus diferencias con Maduro y un intento de conspiración contra Diosdado Cabello. Estuvo preso en las cárceles que él mismo se encargó en el pasado de administrar hasta que, en 2023, Maduro lo expatrió a Madrid a petición del propio Rodríguez Zapatero.

Miguel Rodríguez Torres. EFE
El exgeneral, que sigue residiendo en España, forma parte de la dirigencia chavista investigada por la Corte Penal Internacional (CPI), donde Zapatero ha tratado también de ejercer su influencia.
La clave de los militares
Además, el pasado mes de julio la Audiencia Nacional inadmitió una querella interpuesta por una ciudadana venezolana contra Rodríguez Torres y la exfiscal general del país Luisa Ortega por presuntos delitos de lesa humanidad, tortura y contra la integridad moral. La inadmisión se fundamentó precisamente en que la Justicia española carecía de jurisdicción para investigar los hechos denunciados y se remitía en consecuencia a la causa internacional del CPI.
A Rodríguez Torres se le acusó también de poner contra el régimen a mandos de las Fuerzas Armadas venezolanas, donde no hay un respaldo monolítico a Maduro. De hecho, la oposición democrática del país cuenta con datos electorales que revelan un alto índice de apoyo a María Corina Machado en los distritos militares en los comicios presidenciales del 28 de julio del año pasado, una información que conoce el Departamento de Estado norteamericano.
Se calcula que actualmente hay encarcelados unos 170 militares en Venezuela por su oposición a la gestión del legado chavista por parte de Maduro y sus principales cómplices.
EEUU alberga también recelos sobre el papel determinante de Zapatero en las decisiones de Pedro Sánchez al frente de un Gobierno que se apoya en formaciones, como Podemos, con viejos vínculos con el chavismo, así como en exdirigentes socialistas como José Luis Ábalos, protagonista, por mandato de Sánchez, del nunca aclarado ‘Delcygate’.
Tomado de Voz Populi
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