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Análisis: El antecedente de Elliot Abrams: una salida de Chevron de Venezuela que no se podría dar

Trump decidió que a partir de este 27 la petrolera norteamericana deje de operar en ese país para acorralar al régimen de Maduro. Sin embargo, Chevron se ha estado moviendo en Washington. El escenario se parece al de 2019, aunque no es igual.

“Somos un actor comercial, no un actor político”. Así lo dijo Mike Wirth, presidente ejecutivo de Chevron, durante la presentación de resultados del segundo trimestre de 2024 de esta petrolera.

Aún si el objetivo de esta petrolera es el negocio, la política suele tener una relación inevitable en el camino para que Chevron logre sus propósitos. El año pasado, esta petrolera norteamericana gastó en lobby –una actividad regulada en Estados Unidos- 6,67 millones de dólares. Esto fue hecho para posicionar sus intereses en el Congreso y en otras instituciones políticas en el país.

En la última semana, Reuters conoció que Chevron ha adelantado conversaciones con funcionarios del gobierno de Donald Trump. Hablaron sobre el futuro de las licencias y autorizaciones concedidas por Joe Biden en noviembre de 2022. Estas fueron revocadas por el actual presidente en febrero de este año. Este cambio fue parte de su estrategia para sancionar y debilitar al régimen de Nicolás Maduro que se alimenta de las rentas petroleras.

El fin de las operaciones de Chevron está previsto para este 27 de mayo, día en el que vence la licencia 41B, que fue decretada por el Departamento del Tesoro el pasado mes de marzo. Esto revocó una licencia inicial que señalaba el 3 de abril como día máximo para que cesaran las actividades de esta y otras petroleras internacionales en Venezuela, como Eni de Italia y Repsol de España.

Enfoque Abrams

A riesgo de que pueda incurrir en posibles sanciones por continuar operando en un país sancionado por Washington, se desconocen cuáles son los planes de Chevron en Venezuela. Durante los dos años y medio, la compañía instaló una capacidad operativa en alianza con Pdvsa. Esto ha creado más de 1.800 empleos directos y 7.200 indirectos en el país.

La Administración Trump, de momento, no se ha expresado sobre una posible extensión o modificación de la licencia 41B de Chevron en Venezuela. Este silencio es estratégico y busca acorralar a Maduro ante el endurecimiento de su modelo autoritario en los últimos dos meses.

Es posible, sin embargo, que a partir de los próximos días la situación tome un rumbo inesperado. No es mera especulación. Más bien, se trata de pensar en un escenario con base en los antecedentes de la misma Administración Trump en su primer gobierno (2016-20). Durante este, la tensión entre aislar totalmente al régimen de Maduro o flexibilizar un poco las sanciones, siempre estuvo presente.

Cuando entraron en vigor las sanciones petroleras contra Nicolás Maduro en 2019, por parte de Estados Unidos, Mike Wirth viajó a Washington. Se reunió con Elliot Abrams, entonces encargado por Trump para supervisar la situación en Venezuela y reemplazante de John Bolton. Bolton fue aquel exasesor de Ronald Reagan que, en una conferencia de prensa de 2019, apareció con una libreta amarilla señalando una serie de puntos en territorio venezolano para ser atacados con 5.000 tropas.

En diálogo con The Wall Street Journal, Abrams contó que se había reunido con Wirth “tres veces”.

En la última reunión le dejó claro: “vas a volver, si puedes ganar dinero”. Durante los primeros tres años de la primera administración de Trump, Chevron permaneció en Venezuela. Sin embargo, sus condiciones cambiaron cuando en 2019 el presidente norteamericano impuso sanciones severas al sector petrolero de Venezuela.

Estas tuvieron como consecuencia el deterioro de las operaciones de Chevron en el país.

Además, la empresa no podía exportar petróleo venezolano a Estados Unidos ni realizar transacciones financieras con Pdvsa.

A partir de entonces, la compañía norteamericana se mantuvo en el país tras el otorgamiento de “La Licencia General 8”. Fue hasta finales de 2020 que decidió salir progresivamente de Venezuela luego de que el Departamento del Tesoro decretara que todas las empresas norteamericanas debían dejar de operar en ese país. Este abandono no fue total, según la consultora S&P Global. Chevron mantuvo una baja operación.

Licencias moderadas

Si bien Donald Trump, en su segunda administración, está rodeado de funcionarios como Marco Rubio y Daniel Diaz-Carone que defienden una posición más dura contra el régimen de Maduro, la visita de Mike Wirth a Washington esta semana recuerda un episodio anterior. Tuvo que ver con Elliot Abrams y que le abrió la posibilidad, con la “Licencia General 8”, de operar alrededor de un año (2019-20).

Seis años después, ¿la Administración Trump va a conceder a Chevron una especie de “Licencia General 8”?.

Como dijo Wirth al llegar a Washington esta semana, la intención de Chevron es “extender” o “modificar” la licencia (la 41B) con la que actualmente está operando en territorio venezolano.

Desde 2022 hasta el momento, Chevron ha operado en Venezuela bajo el modelo de concesión derivado del levantamiento de las sensaciones petroleras por parte de Joe Biden. Ahora, algunos hechos parecen indicar que el gobierno de Trump buscaría modificar y limitar esta licencia o extenderla unos meses. Este cambio no supondría el cese total de las actividades de la petrolera en territorio venezolano. Eso fue lo que decidió Abrams en 2019, luego de que entraran en vigor las sanciones petroleras.

Inicialmente, el fin de las actividades petroleras en territorio venezolano estaba previsto para el 3 de abril. Sin embargo, Trump decidió extenderlo hasta este 27 de mayo. A partir de la próxima semana, es posible que Washington siga postergando esta fecha o imponga un nuevo modelo de sanciones, que son desconocidas de momento.

Con un costo político importante frente a Rubio, Díaz-Carone y Pete Navarro, funcionarios del gobierno cuya posición es aislar totalmente a Maduro, es probable que Trump decida actuar como lo hizo en 2019. Además, podría abrir una oportunidad a Chevron de seguir operando en Venezuela.

Para el régimen de Maduro, este eventual movimiento le caería como un bálsamo, ya que Chevron hoy es el responsable de producir el 25,5% de la producción total petrolera de Venezuela.

Produce más de 200.000 barriles de petróleo diarios. Según cálculos del consultor petrolero Asdrubal Oliveros, su salida del país representaría una reducción de 35% en la capacidad de mantenimiento. También una disminución de 42% en la capacidad de perforación y la pérdida de 50% en la capacidad de procesamiento.

En Washington, algunos eventualmente piensan que golpear las finanzas del régimen de una manera tan drástica podría generar una oleada de migrantes desde ese país a Estados Unidos. Pero, otros consideran que la decisión que se viene buscaría no golpear tanto a Chevron, sin que eso signifique darle oxígeno a la dictadura. ¿Cómo? No está claro.

Una decisión muy política, en la que Chevron, que dice ser sólo un actor comercial, es uno de sus principales protagonistas.


Pablo Uribe Ruan
Analista y consultor. MPhil en Universidad de Oxford. 

Tomado de El Nuevo Siglo

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