El Presidente número 47 de los Estados Unidos, para mí, equiparable a Ronald Reagan, dijo de manera contundente que Estados Unidos de América enfrenta en este momento, un conflicto armado no internacional con el cometido de detener ipso facto a los Carteles más destructores del continente y el mundo: el Cartel de los Soles, el Cartel de Sinaloa a quienes denomina como grupos terroristas internacionales. Donald J Trump ha autorizado una estrategia militar quirúrgica con la última tecnología bélica para desmantelar de raíz el narcotráfico en el continente americano. Antes de finalizar el 2025, se cumplirán los cometidos, en donde ya se han neutralizado con éxito al menos 4 embarcaciones con drogas como para aniquilar 500 mil ciudadanos americanos. Esto, según estimaciones precisas del Pentágono. Trump lo resumió con crudeza: “Si traficas drogas hacia nuestras costas, te detendremos en seco”. La guerra contra el fentanilo y las drogas sintéticas ya no es solo un asunto de salud pública: se ha convertido en un frente militar y geopolítico que redefine la seguridad continental.
El rostro humano de la crisis: indigencia y adicción
La historia de la indigencia ligada a las drogas en Estados Unidos tiene un punto de quiebre en la Guerra de Vietnam. Miles de soldados regresaron con traumas profundos, sin programas de rehabilitación adecuados y con fácil acceso a heroína y otras sustancias. Esa primera ola de “homeless” veteranos marcó el inicio de una crisis estructural: la combinación de trauma, adicción y abandono estatal.
Cinco décadas después, la situación ha mutado en algo aún más devastador. Ante la total indiferencia del gobierno de Joe Biden y Kamala Harris, nacieron las zonas zombies en zonas del Estado De Filadelfia, Los Ángeles y San Francisco. En estas zonas zombies, hemos podido ver despojos humanos que tienen problemas de movilidad por una droga que cuesta centavos de dólar adquirir y que combina el fentanilo con la xilazina. Según un informe detallado de la DEA, cuya labor ha sido destacada, solo en el año dos mil veintitrés más de 220 mil americanos fallecieron de sobredosis y esto se traduce en más de un setenta por ciento de muertes vinculadas a este tipo de drogas a diseño enviadas por China y traficadas por carteles mexicanos y ligados a la tiranía venezolana.
El fenómeno de los americanos zombies ya no es marginal: se ha convertido en un paisaje urbano cotidiano.
Las cifras son escalofriantes. El National Center for Drug Abuse Statistics estima que más de 1,2 millones de personas en EE.UU. consumen fentanilo de forma regular o intermitente. El costo en la calle es irrisorio: una dosis puede conseguirse por menos de 5 dólares, lo que explica su rápida propagación frente a drogas más caras como la heroína o la cocaína.
En expansión global
La llamada “zombie drug”, nació en los años sesenta como un opioide analgésico para uso hospitalario, para tranquilizar el dolor de los militares que valientemente lucharon en Viet Nam. Su potencia es cincuenta veces más poderosa que la de la heroína y cien veces mayor que la morfina, lo que nos revela como esta droga devasta totalmente a los seres humanos lentamente hasta la muerte. La química de esta droga hace que una microdosis pueda ser letal y bastan solo dos miligramos de esta droga zombie para ocasionar paros respiratorios inmediatos. La amenaza ya no es exclusiva de Norteamérica. El año pasado en la ciudad de Berlin, concretamente en Kottbusser Tor se vio a los primeros zombies alemanes. El Misfit que es un centro de investigaciones de drogas alemán, detectó, después de un estudio serio, en una pequeña muestra de supuestamente heroína pura, un once punto dos por ciento de fentanilo. Esto llamo la atención de las autoridades, especialmente porque al mezclar la droga sintética con otros componentes, se abría la puerta a muchos más riesgos de muertes, paros cardiacos y sobredosis en consumidores que simplemente ignoraban lo consumido. No es un fenómeno que se detectó en Berlin, sino también en Bremen y Baviera ya se han reportado casos de consumo y decomisos de fentanilo, lo que confirma que la droga se está expandiendo por Alemania. La prensa alemana lo describe como un “horror importado de Estados Unidos”, donde la sustancia ya es la principal causa de muerte entre menores de 50 años.
Geopolítica de la droga: carteles, China y el narcoestado venezolano
La crisis del fentanilo no es solo un drama sanitario: es un tablero geopolítico donde confluyen intereses criminales, Estados fallidos y potencias extranjeras. El papel de China es central. Son los laboratorios de las ciudades chinas más importantes las que envían estas drogas sintéticas a los Carteles latinoamericanos y Venezuela ha sido clave para la distribución de la droga zombie y la destrucción de la sociedad americana y europea.
El Cartel de los Soles, ha sido clave en este gran negocio y mientras millones de venezolanos están hoy comiendo basura en el interior del país, y buscan todavía irse por la frontera de Colombia a otros destinos, una élite de bárbaros criminales simplemente usan grandes embarcaciones petroleras para transportar todo tipo de drogas. Con esto podemos ver claramente que el hambre de la última década en Venezuela no ha sido producto de un bloqueo americano sino de una estrategia bien planificada por los Carteles de Maduro, quien junto a su padre, Chávez, aniquilo nuestra economía que fuera otrora la más pujante del norte del sur de América. La ONU ha alertado sobre este fenómeno y en sus informes revelan que son más del ochenta y dos por ciento de venezolanos viviendo actualmente en pobreza extrema, y esto se traduce en miles de familias que no pueden comer sino una comida al día, con suerte.
En las calles de Caracas, Maracaibo o Valencia, las imágenes de hombres, mujeres y niños hurgando en bolsas de basura para sobrevivir se convirtieron en un símbolo doloroso de un país que alguna vez exportaba alimentos y ahora depende de remesas y ayudas humanitarias.
La respuesta: entre la militarización y la rehabilitación con dignidad
Frente a este panorama, Trump ha ordenado operaciones navales contra embarcaciones cargadas de droga, con la justificación de que cada buque interceptado equivale a salvar cientos de miles de vidas estadounidenses. Sin embargo, la pregunta sigue abierta: ¿basta con la militarización para frenar un negocio que se alimenta de la corrupción estatal y de la miseria social?
La experiencia internacional demuestra que la rehabilitación solo es efectiva cuando se aborda de manera integral: vivienda, salud mental, reinserción laboral y dignidad. El modelo Housing First en Finlandia redujo drásticamente la indigencia al garantizar techo antes que cualquier otra condición, y programas similares en Canadá han demostrado que ofrecer estabilidad habitacional es el primer paso para romper el ciclo de adicción.
La innovación también apunta a la biotecnología. Existen proyectos que están desarrollando nanomedicamentos que podrían bloquear por completo la recepción de estas drogas sintéticas en el cerebro, reduciendo la ansiedad de los drogadictos y todo esto sin efectos secundarios como los que produce la metadona.
Conclusión: un momento crucial

La eliminación de los cárteles ya no puede seguir siendo una promesa aplazada. Bajo la administración de Joe Biden, la pasividad fue evidente: mientras la Casa Blanca anunciaba planes burocráticos, los carteles mexicanos y colombianos multiplicaban sus rutas, y el Cartel de los Soles en Venezuela consolidaba su poder. El resultado fue devastador: más de 100.000 muertes por sobredosis en 2023, ciudades zombis en EE.UU., y millones de venezolanos reducidos a la indigencia.
En contraste, Donald J. Trump ha marcado un rumbo distinto en apenas meses de mandato. Declarar a los cárteles como organizaciones terroristas y autorizar operaciones militares son pasos concretos hacia la eliminación de estas mafias. El Presidente ha entendido con claridad lo que por décadas los demócratas han escondido debajo de la alfombra: los terroristas de los principales carteles tienen que ser tratados como los terroristas de ISIS. Donald Trump ha dicho que hay que rescatar a los zombis y drogadictos de las calles de América para que se reincorporen a la sociedad de manera digna. Mientras tanto, los socialistas comunistas vinculados con el narco tráfico siguen creyendo que Trump juega. Es un panorama complejo en donde solo puedo recordar y citar a Milton Friedman, sin libertad económica no hay libertad política; y como señaló Trump, sin derrotar a los cárteles no habrá futuro para América. El tiempo de esperar ya pasó. La hora de actuar es ahora y Trump, lo está haciendo con paso firme y directo al Nobel de la Paz del año que viene.
Dayana Cristina Duzoglou Ledo para Caiga quien Caiga
X: @dduzogloul
Comment here