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De la perdiz y el zorro Por el Soc. Ender Arenas Barrios

Durante todo el tiempo que lleva la presencia de una flota de la armada norteamericana en el Caribe, la mayoría de los analistas han reducido y sustituido el problema político a la caracterización de los destructores, de los navíos anfibios, de los aviones y helicópteros y de los misiles, etc.

La mayoría de estas descripciones, por detalladas que sean no aportan mucho, solo dan cuenta del poderío militar estadounidense, pues, la mayoría de esos analistas, opinadores, “influencers” dudan que se produzca una intervención militar en territorio venezolano, aunque, de verdad, muchos lo desean.

He leído y escuchado tres versiones interesantes sobre la situación abierta por la movilización de la armada norteamericana en el Caribe, bajo el supuesto de atacar el narcotráfico y especialmente al llamado Cártel de los Soles. Ellas son la del coronel retirado Antonio Guevara, analista de seguridad y defensa venezolano, la del analista político Antonio de la Cruz y la de la periodista especialista en el tema militar Sebastiana Barraez.

  Lo interesante de estas tres versiones, realizadas, desde tres visiones diferentes es que coinciden parcialmente en la conclusión. Debo aclarar que estas versiones superan a todas aquellas que se quedan, solamente, en la observación de la proa de los destructores, el peso de los misiles, las medidas de los cañones, etc.

En estas tres versiones, sin descuidar (incluso subrayan su vital importancia) de lo estrictamente militar, no descuidan el tratamiento político de la situación. La versión que presenta el coronel Antonio Guevara es la que sugiere con mayor fuerza la posibilidad de una intervención en terreno de la armada norteamericana.

Todas coinciden en explicar que el repliegue de las fuerzas armadas venezolanas hacia las zonas fronterizas con el pretexto de enfrentar el problema del narcotráfico es una salida estratégica en la imposibilidad, y la conciencia que tienen de ello, de un enfrentamiento exitoso contra las fuerzas armadas estadounidense.

¡Aquí a manera de paréntesis y en caso de que produzca una intervención militar elevó mi oración a todos los dioses del Universo para que ellos hagan fuerzas para que los jefes del régimen, en caso de que lo improbables se produzca (una intervención militar) no tomen la famosa expresión de Páez, “! Vuelvan Caras!” como un lema de guerra pues sospecho que del escuálido ejército venezolano no quede ni la sombra. Eso ya lo vimos el 4 de agosto de 2018. Además, lo sensato sería aplicarles a esos jefes, la “operación Tun Tun”

Paro, hay matices que las diferencian, para el analista De la Cruz, el repliegue es un “síntoma de debilidad”, lo expresa de esta manera:

“El repliegue del Cártel de los Soles hacia la frontera no es defensa de la patria, sino confesión de vulnerabilidad: un narcoestado que se atrinchera en la zona binacional para prolongar su ocaso”

Lo interesante de esta versión es el cálculo a futuro, que según De la Cruz, hace el régimen. En el entendido de que EE. UU no se plantea una invasión militar, sino la “preservación de capacidades para la fase de la confrontación posterior”, el régimen no se plantea una lucha cuerpo a cuerpo con los norteamericanos, lo cual sería un suicidio, sino el repliegue con vistas a la desestabilización del futuro gobierno de transición.

Esto sería, según De la Cruz, “la esencia de la estrategia: sobrevivir a la salida del poder, esperar el desgaste de la transición democrática (más adelante de la Cruz, señala el poco control sobre las instituciones administrativas y armadas que tendría un eventual gobierno de transición) y regresar (al poder) cuando el tablero político vuelva a abrir espacios”.

La versión del coronel Antonio Guevara, se desliza hacia las posibilidades de Maduro de mantenerse en el poder, resistiendo y haciendo lo que hasta ahora le ha funcionado: reprimir a escala ampliada a los sectores opositores más significativos y más conectados con la ciudadanía, en segundo lugar, en caso de perder el poder, retomarlo inmediatamente, en una versión similar a la del 13 de abril de 2002 y finalmente lo que él llama “la etapa de la guerra popular prolongada”, que es el objetivo del repliegue que Padrino López, explicó frente a un mapa escolar, ante la inminencia de una invasión militar por parte de los norteamericanos y la conciencia de no tener ninguna posibilidad de éxito frente al poderío militar de los EE. UU y, por tanto, la incapacidad de mantener el poder y de recuperarlo inmediatamente una vez que lo hayan perdido.

A diferencia del planteamiento de, De la Cruz, para el coronel Guevara al sugerir la posibilidad de una invasión militar y el repliegue de las fuerzas desplegadas por el régimen en las llamadas  “zonas de Paz”, la  número 1 (estados Zulia y Táchira) la zona de paz número 2 (Apure, Bolívar y Amazonas) respaldadas del lado colombiano por los departamentos Guajira, Cesar, Norte de Santander, Arauca, Vichada y Guainía, además contar con la experiencia de la guerrilla que desde hace 60 años hace vida en esa zona, (la disidencia de la FARC, el ELN, la nueva Marquetalia) con el apoyo de los carteles de la droga, de las bandas criminales, y de delincuencia común. Además, de la participación de internacionalistas cubanos, nicaragüenses y los procedentes de medio oriente y estarán igualmente los sectores radicalizados de la FAN que se concentrarán en esas zonas.

Como puede leerse, no se ven tan débiles, pero, hoy las guerras y las confrontaciones armadas son diferentes, los bombardeos a la planta nuclear de Irán son la prueba que no es necesario la construcción de trincheras.

En todo caso, en el panorama dibujado por el coronel Antonio Guevara, el régimen dice prepararse para el peor escenario convencido de una eventual intervención militar de los EE. UU o por lo menos esa es la narrativa que quiere imponer, solo que ahora carece de la autoridad comunicativa para imponerla.

Finalmente, la versión de la periodista Sebastiana Barraez, igual que los dos anteriores, ella plantea que el repliegue hacia las llamadas Zonas de Paz tiene por objetivo atrincherarse en ellas con el mayor cúmulo de fuerzas, no para enfrentar a los norteamericanos, sino para enfrentar al futuro gobierno de transición.

Su versión coincide con la de Antonio de la Cruz, en subrayar en el tema de la incertidumbre (fricción y contingencia, lo llama Antonio De la Cruz) que es un elemento para considerar y que “advierte sobre lo imprevisto: deserciones, rupturas en las alianzas, cambios en la moral de las tropas”, que amenaza con romper la unidad interna y el principio de lealtad de la FAN.

Bueno, estos son escenarios a futuro. Narrativas que son apuestas a futuro. Todas ellas, es mi apreciación personal, parecen ignorar que, entre lo planificado, la ejecución y los resultados hay una distancia inconmensurable, cuestión que incrementa la incertidumbre. Lo ideal sería acortar la distancia entre lo planificado, lo ejecutado y los resultados.

Pero, aun así, siempre queda una zona que se sustrae a la posibilidad de ser calculada y contabilizada con certeza. Pienso, en las 24 horas, que según Putin duraría, la invasión rusa a Ucrania que, ya dura más 3 años o las 24 horas que ofreció Trump, en su campaña electoral para que, mediante una llamada telefónica terminar con la guerra, pues, ya han pasado 9 meses y Putin sigue con su cañón matando ucranianos.

Pienso, también, en Nepal, en la que una mañana, todavía cálida por el sol del verano, el primer ministro decide el veto y prohibición de  26 redes sociales, incluyendo Facebook, TikTok e Instagram y produjo la revuelta masiva de jóvenes que incendiaron al país.

La particularidad de toda confrontación o guerra, como queramos llamarla, es la “reacción viviente del otro”, no somos perdices, que cuando sienten los pasos del cazador, corretea, aletea y emprende el vuelo, el cazador, obviamente sabe que la perdiz va a ser exactamente eso, es su comportamiento genético frente a la inminencia del peligro y el cazador apunta su escopeta por donde todavía no pasa la perdiz, pero pasará y la… mata.

Que el poderío militar de EE. UU es abrumador lo sabemos, que el régimen no tiene ninguna posibilidad de éxito contra esa enorme fuerza militar, también lo sabemos. En lo personal me gustaría que pensáramos en las fuerzas del régimen no como la perdiz, sino, como el zorro. Ellos tienen 20 y tantos años paseándose por este escenario, y el repliegue que muchos lo han visto como vulnerabilidad y debilidad es la estrategia del zorro: este, al sentir y ver al cazador se esconde, se pone en su lugar y hasta “huye”.

Eso pretende hacer el régimen y seguir “jodiéndonos” y hacer de la transición un tránsito difícil, desazogado, conflictivo, procurando su desgaste. De allí que el ciudadano debe preparase, para evitar un nuevo retorno de una experiencia similar al chavismo, que su lema debe ser: “Nunca más la dictadura” no solo esta que ahora padecemos, sino toda dictadura.

Finalmente quiero comentar algo, que está fuera del espíritu de esta nota, que no se si es una coincidencia, pero cuatro personas me han enviado en mensajes la fotografía de la almohada de la cama de MCM donde se lee: “Todo va a estar bien” (descarto la mala intención en uno de esos mensajes, porque su remitente, sé muy bien que me aprecia) donde me indican: “analiza, pues, esta otra frase vacía”.

De verdad, creo que no significa nada más de lo que se lee. Es la virtud de MCM, descubrió que hay vacíos que la razón no llena y se dirige a lo que la mantiene como la líder de la oposición: a la emocionalidad de los venezolanos.

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