
El Mundial de Clubes ha revolucionado el fútbol tal como lo conocemos. Ha demostrado que la brecha de nivel entre los distintos continentes es mucho más estrecha de lo que el relato oficial nos ha vendido. Pero, sobre todo, ha dejado al descubierto a los entes que mueven los hilos a su conveniencia: detrás de este torneo se esconde una lucha de poder entre la FIFA, Estados Unidos y Arabia, en un intento por posicionarse como potencias mundiales, que trasciende lo deportivo.
Un mundial politizado:
Mientras el mundo teme una hipotética tercera guerra mundial por el conflicto entre Israel e Irán, Latinoamérica sigue bailando al ritmo del Mundial de Clubes. Ser tercermundista también tiene sus ventajas: nananananana nana nana. No lo niegues, ya empezaste a tararear la canción en tu cabeza. Es inevitable. Sin embargo, el torneo sí ha tenido un fuerte trasfondo político, buscando estrechar relaciones comerciales y personales entre sus protagonistas.
Infantino, parece ser el mejor amigo de Trump, y así lo ha dejado claro durante la competición. Ha pasado más tiempo en la Casa Blanca que en los estadios. En la primera semana, llevó a la plantilla de la Juventus a conocer al expresidente, quien no perdió la oportunidad de incomodar a todos: se puso a hablar de la guerra y a soltar comentarios tránsfobos. «¿Ustedes podrían jugar contra una mujer?», interrogó, mientras los jugadores ponían cara de póker. Todos, excepto Weston McKennie, que estaba en primera fila yse le veia con ganas de ser funado. Eso sí, muy diplomático el director deportivo de la Juve que salió jugando con clase : “Tenemos un equipo femenino estupendo”. Este episodio fue solo un indicio de lo politizado e industrializado que está el fútbol hoy.
Eso fue lo superficial, pero alguien se ha preguntado, ¿Por qué Estados Unidos está albergando tantos torneos? Actualmente se está jugando el mundial de clubes, la Copa Oro y la MLS; el año pasado (2024): La copa América, el año que viene (2026), el mundial de selecciones, el siguiente a ese (2027): Un posible regreso de la Copa Confederaciones, seguido de los juegos olímpicos (2028), mundial femenino (2031), incluso, se rumorea el mundial de clubes de 2029.Todo en un mismo lugar: Honduras. No, mentira. Claramente se ve un intento de la FIFA de estrechar sus relaciones con Estados Unidos, tal como hizo con Arabia, donde el mundial de clubes fue el resultado de esa unión.
Ya conocemos la célebre frase de Trump: “Haz que América sea grande otra vez”. El deporte se está usando como vehículo para limpiar la imagen de los países. En una competencia con China para recuperar su corona como potencia mundial, albergar los eventos deportivos más grandes del mundo le permitirán estar en el ojo del mundo. Además, en una escala mucho más insignificante, se busca consolidar una competición (MLS) en auge y desarrollar la cultura futbolística en el país (aprovechando la infraestructura), que está estrechamente relacionada con el mercantilismo (cada equipo funciona como una franquicia), algo que ya ha cambiado en la segunda y tercera división al aprobar los descensos. Por su parte, la FIFA también sale ganando, ya que crea fuertes conexiones con el país más consumista del mundo y abre la puerta a grandes patrocinios en el futuro.
Pero el que busca mayores beneficios es Infantino, que parece querer iniciar su propio partido político. En Mayo de este año se celebró el 75º Congreso de la Federación Internacional de Fútbol (FIFA) ; sin embargo, inició con 3 horas de retraso , por la falta de puntualidad del remplazo de Trump , que prefirió acompañar a su mejor amigo hasta Catar y Arabia Saudí para reunirse con dirigentes gubernamentales de ambos países.
Esto provocó un abandono por parte de la delegación europea, encabezados por el jefe de la Federación Alemana de Fútbol (DFB), Bernd Neuendorf, y por el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, en señal de protesta por el comportamiento de Infantino: “El cambio de horario en el último minuto, que parece obedecer simplemente a intereses políticos privados, no hace ningún favor al fútbol y parece poner sus intereses en segundo lugar» , dijo la UEFA en un comunicado oficial.
La relación con Arabia:
Algo similar ocurrió con Arabia Saudí. Desde 2018, Infantino ha buscado acercarse al príncipe Mohammed bin Salman, presidente del Fondo de Inversión Pública (PIF), para convertirlos en patrocinadores clave de los eventos de la FIFA. El Mundial de Catar 2022 no fue casualidad: fue un plan perfectamente orquestado, aprovechando el poder y el dinero que se mueven fuera del campo.
La petrolera estatal Aramco se convirtió en socio de la FIFA (con un acuerdo valorado en 100 millones de dólares anuales hasta 2027). Además, el PIF respaldó el Mundial de Clubes, financiando un fondo de premios de 1.000 millones para los 32 equipos y el equipo de narradores de la Rosa de Guadalupe que se ponen a coquetear en medio de los partidos .Expertos en marketing.
En diciembre, la FIFA anunció un acuerdo con DAZN para transmitir el Mundial de Clubes. Semanas después, se confirmó que Arabia invertiría 1.000 millones de dólares por el 15% de la empresa. Lo llamativo es que los partidos se emiten gratis, llevando el torneo a todo el mundo. Pero nada es gratis en esta vida. Arabia busca usar el deporte para limpiar su imagen y desviar la atención de sus violaciones a los derechos humanos. Ahora, incluso transmitirán la Champions League y la Europa League para EE.UU la temporada que viene. El Mundial de Clubes fue solo el anzuelo; el objetivo es dominar el deporte mundial. Todo esto mientras preparan el terreno mediático ideal para el Mundial 2034, intentando cambiar la percepción global sobre ellos.
Mientras el mundo del fútbol disfruta ,Javier Tebas, esta al borde del colapso . Ya le ha declarado la guerra al mundial de clubes y quiere que se acabe.Envés de atacar la enfermedad , ataca al remedio.Mientras todos se quejan por los precios de la liga española , el intenta acabar con la piratería, en lugar de buscar una respuesta que beneficie a todos ; y mientras este modelo se haga exitoso , su pésima gestión quedara aún más expuesta.
Robo al Auckland City:
No podíamos hablar del Mundial de Clubes sin mencionar al mejor equipo del torneo: el Auckland City. Recibieron 3,58 millones de dólares por su participación, incluyendo el sorpresivo empate ante Boca Juniors. Inicialmente se dijo que este dinero se repartiría entre los jugadores (quienes, además, tienen trabajos fuera del fútbol). Pero la realidad podría ser muy distinta , ya que si la política sirve de algo , es para cobrar.
https://www.elnacional.com/2025/06/lionel-messi-cree-que-el-inter-miami-dejo-una-buena-imagen/Pese a haber generado una suma importante, el club aún no ha recibido el dinero. ¿La razón? Las regulaciones de NZ Football exigen que los premios pasen primero por la federación, que luego los reparte bajo un modelo «consensuado». El problema, según el director general del club, Gordon Watson, es la falta de transparencia en los criterios de distribución. Aunque NZ Football asegura que la federación recibirá una parte mínima y que a pesar de todo, el club «no debería perder dinero», aún no hay certezas sobre cuánto recibirá Auckland City.
El Mundial de Clubes ha llegado para cambiar las reglas del juego, pero se mueve por el dinero y el poder. El fútbol no son solo once personas corriendo detrás de un balón: son emociones a flor de piel, un fanatismo extremo que la élite aprovecha al máximo. Hoy, todo lo que consumimos forma parte de una industria cultural que avanza en una sola dirección, y el deporte es el vehículo para llegar al destino que los poderosos desean. Nos enamoramos de lo superficial del fútbol, mientras tras bambalinas se libra una guerra campal que cada vez es más evidente.
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