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#ULTIMAHORA El jurado declara a Donald Trump culpable en el juicio por comprar el silencio de una actriz de cine porno

El expresidente se convierte en el primer expresidente de Estados Unidos condenado en un juicio penal

Los 12 miembros del jurado popular del caso Stormy Daniels, la primera causa penal de las cuatro que afronta, han declarado al expresidente y candidato republicano Donald Trump culpable en el juicio en que se le juzgaba por falsificar registros contables para encubrir el pago de un soborno a la actriz con fines electorales.

Ha sido declarado culpable de los 34 cargos por la unanimidad requerida para alcanzarse un veredicto.

Trump se convierte en el primer expresidente de Estados Unidos condenado en un juicio penal.

La sentencia llega a poco más de cinco meses de las elecciones presidenciales del 5 de noviembre y suponen un terremoto en el panorama político estadounidense.

Los 34 delitos graves de falsificación de registros comerciales que se le imputaban eran punibles con hasta cuatro años de prisión.

La ausencia de antecedentes penales obraba en su favor.

El jurado tenía la opción de condenarle por todos los cargos, absolverle de todos ellos o emitir un veredicto mixto de culpabilidad en algunos delitos y no culpabilidad (el equivalente a inocencia en el sistema estadounidense) en otros.

En cada una de las decisiones, se requería unanimidad:

Bastaba una sola opinión discordante, para que el juicio fuera declarado nulo, si bien el juez Merchan podía invitar a los miembros del jurado a reconducir las deliberaciones para intentar un acuerdo.

Cualquiera que fuera el veredicto, solo una cosa estaba clara: Trump podría seguir adelante con su carrera electoral e incluso ser reelegido en noviembre.

Tras recibir instrucciones del juez Juan Merchan sobre la ley y los factores que debían tener en cuenta, las deliberaciones comenzaron el miércoles 29 de mayo. A petición de aquel, los miembros del jurado revisaron la declaración de otros testigos ya que, como subrayó Merchan, no podían basarse únicamente en el relato del “cómplice” Michael Cohen, principal testigo de cargo y sobre cuyo testimonio se sustenta el caso.

Por ello, solicitaron en primer lugar revisar la declaración de David Pecker, amigo de Trump y editor del tabloide The National Enquirer, una publicación clave en la ocultación de información desfavorable para los intereses del republicano en la campaña presidencial de 2016.

Durante la maratoniana sesión de alegatos finales, el martes 28, fiscalía y defensa intentaron convencer a los siete hombres y cinco mujeres, todos ellos vecinos de Manhattan, de la culpabilidad o la inocencia de Trump, respectivamente.

Durante más de cuatro horas, el fiscal Joshua Steinglass acusó al expresidente de intentar “engañar” a los votantes en las elecciones presidenciales de 2016 mediante una trama delictiva para enterrar historias embarazosas que podían torpedear su campaña, especialmente entre las votantes.

El pago del dinero negro a Daniels se realizó en octubre, semanas antes de los comicios, para acallar una relación sexual en 2006 que el republicano niega.

“Este caso, en esencia, trata de una conspiración y un encubrimiento”, dijo Steinglass en el último turno de las conclusiones.

Por el contrario, el abogado principal de Trump, Todd Blanche, relativizó el argumento de la conspiración (”cualquier campaña presidencial lo es”, afirmó) y tildó al testigo estrella de la acusación, el ex abogado de Trump Michael Cohen, de “mayor mentiroso de todos los tiempos”, al tiempo que proclamaba la inocencia de su cliente en todos los cargos y presionaba al jurado para una absolución.

En el juicio se presentaron evidencias de que Trump y sus aliados —Cohen, que ya fue juzgado y condenado por el soborno y la subsiguiente financiación ilícita de la campaña, y Pecker, el editor del National Enquirer— conspiraron para silenciar historias potencialmente embarazosas durante la campaña presidencial de 2016 mediante el pago de sobornos a Daniels y a la exmodelo de PlayBoy Karen McDougal. El abogado defensor dedicó buena parte de sus intervenciones durante el juicio a rebatir los testimonios de Daniels, a la que presentó como una aprovechada movida por el interés económico, y de Cohen, que le adelantó los 130.000 dólares que supuestamente costó su silencio. Al reembolsarle en 2017 el ya presidente ese dinero, más un bono y la parte proporcional de los impuestos —en total, 420.000 dólares—, la Organización Trump, el emporio familiar, lo registró como “gastos legales”, el meollo, para los fiscales, de los 34 delitos.

Donald Trump, flanqueado por sus abogados, el 29 de mayo en la sala de vistas.JABIN BOTSFORD / POOL (EFE)

Aunque Trump ha negado repetidamente antes y durante el juicio su relación con Daniels, el fiscal explicó que el relato de la mujer sobre el supuesto encuentro de ambos en un hotel del Lago Tahoe, estaba lleno de detalles “que suenan a verdad”, como la decoración de la suite y lo que vio en el neceser de Trump. Steinglass admitió que la historia de la mujer era “confusa, hace que la gente se sienta incómoda al escucharla. Pero esa es la clave, porque refuerza el interés [de Trump] en comprar su silencio”, dijo Steinglass.

Abortar otro escándalo

El pago se realizó con el ruidoso telón de fondo provocado por el audio Access Hollywood, una grabación de 2005, pero divulgada en septiembre de 2016 —un mes antes del soborno a Daniels— en la que se podía oír a Trump jactándose de agarrar sexualmente a mujeres sin su permiso por ser famoso. Según los fiscales, la publicación de esa cinta, por parte del diario The Washington Post, convenció a Trump de la necesidad de abortar la posible revelación de la aventura con Daniels, para evitar otro escándalo de cara, sobre todo, a las votantes.

Las declaraciones de fiscales y abogados, antagónicas a la hora de evaluar la credibilidad de los testigos, la responsabilidad penal de Trump y la solidez de las pruebas, ofrecieron al jurado las últimas pinceladas para completar una tarea trascendental, sin precedentes en EE UU: la de decidir la condena o absolución de un mandatario y candidato presidencial antes de las elecciones de noviembre. El juicio de Manhattan, instruido por el fiscal Alvin Bragg, era ya histórico antes de celebrarse: ha sido el primero contra un expresidente de EE UU, y el único de los cuatro procesos penales que afronta Trump que se resuelve antes del 5 de noviembre, fecha de las elecciones presidenciales.

El mismo día que empezaba a deliberar el jurado, Trump no desaprovechó el plató mediático —delimitado por vallas, como una metáfora del porvenir— que le ofrecía el lóbrego pasillo de la 15ª planta del tribunal penal de Nueva York, para dar rienda suelta a las más peregrinas ocurrencias. La primera, compararse con la Madre Teresa de Calcuta, premio Nobel de la Paz. “La Madre Teresa no podría vencer estos cargos. Los cargos están amañados. Todo está amañado, pero ya veremos…”.

A su rival en la reelección en noviembre, el demócrata Joe Biden, a quien acusa de instigar el proceso, le dedicó denuncias infundadas: “Todo esto [el juicio] está armado para que los demócratas golpeen a su oponente político. Por Joe Biden, el peor presidente en la historia de Estados Unidos. Está destruyendo nuestro país. Está dejando entrar a millones de personas de las cárceles, de las prisiones, de manicomios, de instituciones mentales, traficantes de drogas. Venezuela, si nos fijamos en sus estadísticas de criminalidad, ha bajado un 72% porque están liberando a todos sus criminales en nuestro país debido a este horrible presidente que tenemos” (sic, según la transcripción de los periodistas acreditados en el pasillo).

Tampoco se ahorró un pronóstico electoral: ” El 5 de noviembre va a ser el día más importante en la historia de nuestro país. Vamos a recuperar nuestro país de estos fascistas y estos matones que nos están destruyendo con la inflación, y todo lo que hacen.”

El candidato republicano, que ha aprovechado los ratos libres entre sesión y sesión del juicio para hacer campaña, lidera la mayoría de las encuestas de intención de voto.

Tomado de El País de España

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