En la arena política, donde el estruendo de la propaganda y el brillo de los anuncios suelen ser los heraldos de cualquier contienda, nos encontramos en esta coyuntura atípica y fugaz. Nos encontramos ante una oportunidad singular. La oportunidad de demostrar que la verdadera campaña, la más efectiva y perdurable, reside en la gestión palpable.
Me centro en el estado Zulia donde esta estrategia de comunicación se despliega de manera disruptiva al priorizar la sustancia sobre la forma.
Esta esencia se manifiesta en una doble estrategia comunicacional. Una vertiente de contacto directo, tejida a través de la labor incansable de los dirigentes de base. Estos, con su cercanía y conocimiento del territorio, transmiten de primera mano los logros y la visión de la gestión del principal candidato a la Gobernación del estado Zulia. La otra vertiente es digital; es feroz e implacable. Aprovecha la inmediatez y el alcance masivo de las redes sociales. De esta forma, amplifican mensajes clave, responden a críticas y movilizan a la opinión pública con agilidad.
La lógica de Manuel Rosales es implacable: si la gestión previa ha sido sólida.
Si los proyectos prometidos en materia educativa, salud y seguridad para el sector productivo se han materializado. Si la ciudadanía ha sido testigo de una administración atenta a sus necesidades y capaz de generar un impacto positivo en su día a día.
Entonces, ¿qué necesidad hay de invertir ingentes sumas en publicidad y propaganda?
Esta «campaña silenciosa» no es sinónimo de inacción o de falta de comunicación. Al contrario, requiere una estrategia comunicacional sofisticada y precisa. Esta se enfoca en amplificar los logros a través de canales propios y de la validación por parte de la ciudadanía. Esto se realiza tanto en el cara a cara como en el entorno digital. Lo esencial es convertir a los ciudadanos en los principales voceros de la gestión. Además, se les empodera con información veraz y se facilita su participación en la conversación pública.
Así, en este escenario particular, la ausencia de una campaña publicitaria ostentosa no debe interpretarse como debilidad, sino como la mayor fortaleza. Es la demostración de que el trabajo bien hecho no necesita de artificios ni de costosos despliegues mediáticos para ser reconocido. Es la prueba que, en política, la gestión que habla es la campaña más auténtica y, en última instancia, la más persuasiva.
Por la otra parte, Luis Caldera recorre el estado haciendo promesas.
Es poco conocido y su obra de gestión como alcalde no es conocida fuera del municipio Mara. Ha ejercido este cargo desde hace más de 20 años de manera ininterrumpida.
Su promesa la centra principalmente en seguridad ante las extorsiones, vías de comunicación para productores, suministro de combustible y soluciones parciales a comunidades sobre temas eléctricos. Son todos problemas que atiende el Estado nacional y que, como gobernador, de resultar electo, no podrá atender sin autorización y recursos. Su principal trabajo lo desarrolla con las comunas y consejos comunales. Esto es para promover lo que sería el Estado Comunal, que se impulsará como reforma constitucional desde la Asamblea Nacional.
El 25 de mayo veremos si la gestión le alcanzó a Manuel Rosales o si el dinero de la campaña de sus adversarios fue lo que imperó. Ese día, votando, nuestra opinión realmente tendrá valor. Esto será determinante para los próximos cuatro años en el Zulia.
Sandy Ulacio

Periodista/ Analista político
Comment here