
Volvieron las Eliminatorias Sudamericanas y nosotros, Venezuela, teníamos una final pendiente. El partido contra Bolivia era a vida o muerte: nos jugábamos un puesto de repechaje, que afortunadamente es nuestro (por ahora) y con la esperanza de llegar aún más lejos. Este encuentro fue catalogado como el partido de la historia, ahora faltan 2 más que pueden ser mucho más importantes. En un año donde lo imposible se hizo posible, es nuestro turno de soñar, con la diferencia de que estamos más cerca que nunca de hacerlo realidad.
- Crystal Palace fue campeón de un título mayor por primera vez en 119 años de historia.
- Go Ahead Eagles volvió a ser campeón de un título mayor después de 92 años.
- Union Saint-Gilloise volvió a ser campeón de liga después de 90 años.
- Newcastle volvió a ser campeón de un título mayor después de 70 años.
- Bologna volvió a ser campeón de un título después de 51 años.
- Tottenham volvió a ganar un título europeo después de 41 años de espera.
- Stuttgart volvió a ser campeón de copa después de 28 años.
- Harry Kane y Heung-Min Son ganaron su primer título.
- el PSG se consagró campeón de la Champions después de 55 años de historia.
Permítanme soñar, pero si no es ahora, no será nunca.
Voy a cuestionar algo que se mencionó en Vinotinto TV tras el partido contra Bolivia. Se dijo: «Pregúntenle a Argentina si se avergüenza de haber ganado un Mundial con un gol con la mano», o lo que afirmó Buffon sobre que «Italia ahora se avergüenza de su estilo defensivo». Todo esto para justificar que «ganar es ganar».
Argentina gana con un gol con la mano como consecuencia de un proyecto deportivo sólido, lleno de figuras que los hace llegar a una final; Italia gana el Mundial de 2006 a su estilo defensivo (desde que lo abandonaron, se han quedado fuera de 2 Mundiales), lo que provoca que Cannavaro, un central, ganase el Balón de Oro; incluso, la propia Bolivia no se avergüenza de jugar a 4.000 metros de altura. Todos aprovechan sus armas para ganar, pero nosotros, ¿qué tenemos? No es el primer partido que jugamos mal, sin ideas y sin identidad (ofensivamente), ni el segundo, ni el tercero… Ningún venezolano va a decir: «Para ganar así, mejor no vamos al Mundial». La crítica no está en si nos avergüenza jugar de esta manera y ganar con autogoles, porque ciertamente lo importante era sacar los 3 puntos. La crítica radica en si a Venezuela le da para competir contra otros equipos. Esta vez, porque era Bolivia y si lo sacas del altiplano no juegan a nada, pero en las próximas finales contra Colombia y Uruguay, aunque no estén en su mejor momento, vas a necesitar un argumento futbolístico para sacar los resultados: Ganar es ganar, hasta que tengas que competir para hacerlo.
Este partido tiene 2 lecturas totalmente diferentes. En el aspecto ofensivo, primordialmente se vio un nerviosismo que condicionó el principio del juego: Los primeros 20 minutos estuvimos erráticos. Los nervios, entendiendo lo que nos estábamos jugando, impidieron una propuesta futbolística colectiva en el primer tiempo y de transiciones rápidas en el segundo. Siento que tenemos jugadores de gran calidad, pero que no tienen la jerarquía o la experiencia suficiente para mantener la cabeza fría en momentos de presión. No solo se notaba en la imprecisión de los pases, sino en la toma de decisiones y en la lentitud con que se tomaban. El fútbol se define por detalles y eso nos condenó a la hora de encontrar espacios.
Esto me lleva a otro punto. Muchos pedían la titularidad de Milani y de David Martínez, pero este tipo de partidos lo deben jugar los que tienen experiencia, y quedó demostrado. ¿Quiénes fueron los que tuvieron una buena precisión de pases o mayor predisposición a la hora de controlar el juego? Si me preguntan, diría que Josef Martínez y Savarino. El rol de pivotear ambos lo hicieron a la perfección y se notó la jerarquía en la toma de decisiones. Josef no tuvo que sobresalir para hacer su trabajo; él fue el encargado de limpiar el juego y encontrar los espacios. Telasco Segovia y Ferraresi empezaron erráticos, pero al agarrar confianza, hicieron bien su trabajo en la salida.
Mucho texto y todavía no he hablado del partido. Este estuvo condicionado por un grosero error de Vizcarra (arquero de Bolivia) en el minuto 5. Antes de eso, Venezuela no había generado nada. Ahí está el poder de la mística, de que lo imposible puede ser posible. Nunca sabremos qué hubiese pasado si ese gol no hubiese llegado, y no me importa saberlo. Pero evidenció una tendencia de querer presionar alto. Algo lógico, considerando la falta de calidad de ellos, y por eso se plantean los 2 delanteros. Así llega también el gol de Rondón: una buena presión escalonada y el anticipo de Ferraresi para meter el centro al “gladiador” que no dudo en rematar.

La presión, ciertamente, diría que es algo trabajado, pero no es y no puede ser una constante en los partidos, considerando la jerarquía y la calidad de otros equipos. Sin embargo, en el partido solo se observaron 2 recursos: la presión y los pelotazos. Lo único que pudo observarse en el planteamiento del «Bocha» fue sacrificar a Eduard Bello en la banda derecha, bien abierto, para permitirle a Savarino aparecer como un enganche detrás de los 2 delanteros que se intercambiaban de posición para permitir las triangulaciones entre ellos.
Cada vez que Ferraresi tenía el balón, si no podía jugar por abajo (la mayoría del tiempo), tiraban el pelotazo hacia la parte izquierda, donde mayormente aparecía Rondón para pivotear con Savarino que aparecía por detrás. Mientras que cuando Bolivia intentaba la presión alta, se aplicaba lo mismo pero por la parte derecha para que el «gladiador» picara a la banda y ganase los duelos contra el central para encontrar opciones de pase. Cabe destacar que Vizcarra no es el único jugador que le hizo falta la clase de Pitágoras para controlar el balón. Sin quitarle mérito a Rondón ni a Josef, los centrales de ellos no sabían calcular el salto; fueron superados al menos 4 veces en el partido y nos regalaron espacios, quedando de frente al arco, pero no lo supimos aprovechar.
Después del segundo gol, abandonamos la presión alta y la marca se hizo en zona, permitiéndoles jugar (una constante en el partido), pero lejos de nuestro arco. Sin embargo, hay algo que el «Bocha» ha intentado contra Perú y Bolivia que simplemente no somos capaces de hacer porque se necesita del balón: cuando tienes un extremo bien abierto, anclado en la banda, y la orden es que el extremo, en este caso, Savarino, aparezca por dentro, el planteamiento obliga al lateral a tener un rol de carrilero. En los 2 últimos partidos solo se logró hacer una vez.
Al marcar el segundo, Savarino y Bello se cambiaron de bandas, precisamente para permitirle mayor verticalidad a Aramburu, pero si no hay balón, no puedes arrastrar marcas y generar el espacio para conectar. Algo que se logró en el segundo tiempo y fue precisamente en la ocasión del «Búfalo», que falló por milímetros. Estos fueron los únicos recursos que tuvimos en el aspecto ofensivo y es un trabajo incompleto, por la falta de tenencia, que se tradujo en pocas ocasiones, pero a diferencia de partidos anteriores, sí hubo contundencia.
La otra lectura es el aspecto defensivo. Se critica cuando se tiene que criticar, pero se felicita cuando hay que hacerlo. Fue un partido muy completo desde lo colectivo. Cuando nosotros hacíamos la presión alta, los repliegues eran bastante buenos, y las coberturas del «Brujo», que para mí fue el MVP, fueron perfectas. De resto jugamos un 4-4-2, que mutó a un 4-2-3-1 e incluso un 4-5-1, pero siempre con dos bloques compactos y juntos, que impedían el avance de Pan (porque agua no tienen) por dentro, obligándolos a retroceder o jugar por las bandas. También destacar el partido de Ferraresi y Wilker Ángel, que estuvieron perfectos en salida y en los anticipos. No por nada no tuvieron llegadas claras al arco.
Lo único preocupante es que uno pensaría que con el resultado a favor, tú le cedes el balón intencionalmente para dosificar de cara al juego contra Uruguay, pero el «Bocha» en rueda de prensa dijo que no. Entonces, él no tuvo el poder del guión y se adaptó a él. El segundo tiempo fue de contraataque y de transiciones rápidas, pero que, precisamente por esos nervios, se volvían lentas y no pudimos aprovechar los espacios que quedaban atrás.
Para mí, falta mucho por mejorar en Venezuela, pero el partido se sacó por el sacrificio de cada uno de los que jugaron. Falta una identidad, sí, no me voy a cansar de decirlo, falta una propuesta que nos haga competir contra los grandes, porque los jugadores los tenemos, pero sobre todo, falta una cabeza fría que transmita la calidad desde lo individual hasta lo colectivo. Este año es el bueno, ya lo dije al principio, aún tenemos 2 finales más para soñar con el pase directo, pero sea como sea, a diferencia de Bolivia, no me bajo de este barco.
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