«La justicia es la reina de las virtudes republicanas y la base de toda sociedad libre.»
Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Ponte y Palacios Blanco.
La historia de nuestra hoy muy aporreada Venezuela, ha estado signada por algunas familias y apellidos relevantes, que, desde la época de la colonia, son reconocidas como las dueñas del Valle. Desde la fundación de Caracas en 1567, el poder mantuano se asentó en 20 familias y, después, poco a poco, con la evolución histórica de nuestro país, llegamos a la era petrolera en donde surgieron entonces los “nuevos cacaos” conformados por inmigrantes y familias de abolengo. La mayoría de estos grandes profesionales y empresarios se hicieron millonarios con trabajo duro y honesto, sin dejar, por supuesto, el “amiguismo” de lado; algo que es y siempre será una característica de nosotros como venezolanos, ya que el “pónganme donde haiga” (así mal escrito y pronunciado) ha sido el lema más usado de los políticos y/o personas que quieren entrar en nuestro sistema criollo tan singular.
Estas familias, desde los amos del Valle de la Colonia, hasta los grandes empresarios de la época pre-Chávez, siempre generaron mucha envidia y, como lamentablemente el resentimiento de los comunistas fue ganando terreno en las universidades de Venezuela e incluso en los medios de comunicación, ese fatal sentimiento de rivalidad malsana impulsó la mayor desgracia que ha padecido Venezuela: los arribistas con sed de venganza y con armas que llegaron tomando el poder de la mano del paracaidista Hugo Chávez. Y desde 1998, jurando sobre una Constitución moribunda, esta caterva de resentidos ahora con legalidad, llegaron a implantar un mazacote llamado “Socialismo del Siglo XXI”, anormalidad ideológica que nos ha regido hasta hoy con los resultados que todos sabemos: más de 9 millones de venezolanos que huyeron y otros pocos a los que solo les ha quedado la opción de comer de la basura, enchufarse o convertirse en las viejas desgraciadas del CLAP (bolsas de comida adulterada con gorgojos que el chavismo-madurismo tuvo el descaro de vender para medio apaciguar el hambre a través de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción.).
Hoy, los “Amos del Valle” son narcotraficantes y lavadores de dinero mal habido, y no es algo que yo esté inventando; es un hecho tan relevante que el estadista y Presidente de EE.UU, Donald J. Trump, le ha declarado la guerra por ser hoy carteles que han desmantelado a todo un país que durante 27 años solo ha conocido de sangre, sudor y lágrimas.
Como vemos, “Los amos del Valle”, título de la obra magistral de Francisco Herrera Luque, no es solo una novela del realismo mágico, sino que es un análisis de las taras psicológicas de una sociedad acostumbrada a un rico clima caribeño y a la bonanza petrolera que se administró bastante bien en tiempos de democracia, cuando, poco a poco, todos tuvieron su pedacito de la torta. Si analizamos el perfil psiquiátrico de los narcos dueños actuales de Venezuela, podríamos definitivamente entender su falta de empatía, narcisismo excesivo y, sobre todo, mitomanía y megalomanía desbordadas que los hacen creer que en Venezuela no se sabe quién es quién y que es lo que han robado hasta el día de hoy. En otro orden de ideas, para saber quienes han robado, debemos remitirnos a la experiencia vivida en Panamá con los “Panama Papers”, donde, con el seguimiento del dinero ilícito, se supo quién estaba involucrado en lavado de dinero y corrupción. Solo hay que Googlear o investigar un poquito para obtener información; imagínense, entonces, lo que dirán los rastros bancarios.
Ahora, para no entrar en detalles ni acusar a nadie, quiero creer que en la Venezuela que está por nacer, los dueños del Valle seremos todos los ciudadanos honestos que, con esfuerzo y dedicación, queremos invertir, vivir y trabajar en Venezuela y para Venezuela. Quienes están en la diáspora han hecho dinero suficiente para tener negocios en la Venezuela de nuestro presidente y premio Milton Friedman, Edmundo González Urrutia y, con la restauración de los créditos y el dinamismo del libre mercado, veremos florecer a nuestra patria en tiempo récord. Aquí ya no hay “herederos” de títulos o fortunas, a menos que sean malhabidas. Ahora todos tendremos la oportunidad de ser dueños de nuestros negocios, nuestro destino y nuestro país, entendiendo que no existe mejor herencia que la honestidad, las habilidades, idiomas, estudios realizados y el trabajo decente, no vinculado al lavado de fondos de dudosa procedencia.
Hay cifras de la mal llamada Quinta República que no podemos olvidar, para que la historia no se repita jamás:
– Se expropiaron aproximadamente 3.000 empresas privadas hasta el año 2025 y el aparato productivo está completamente destruido.
– El PIB cayó en más del 80% hasta el día de hoy.
– PDVSA ya no es la cuna de la meritocracia sino de la mediocridad y las pérdidas aproximadas hasta hoy son de casi 400.000 millones de dólares.
– El poder judicial se desintegró en su totalidad y su único fin ha sido perseguir a quien sea inconveniente y además, constituye el blindaje más sólido de toda impunidad.
Reflexión final
Simón Bolívar, el padre de la patria y fundador de varias Repúblicas, hoy llevaría a cabo una nueva “guerra a muerte” y fusilaría a todo aquel que estuviera vinculado a crímenes de lesa humanidad. Nuestro admirado prócer Francisco de Miranda, con sus dotes diplomáticas, simplemente, impulsaría un proyecto de libertad verdadera buscando alianzas internacionales, difundiendo ideas para la ilustración y también crearía una red logística y financiera para que la reconstrucción o renacimiento de Venezuela fuera inmediato. Nosotros, los ciudadanos venezolanos dentro y fuera de Venezuela, en el aquí y el ahora, tendremos que apostar al trabajo y a créditos bancarios en una nueva Venezuela que tendrá una banca robusta y moderna, y pondremos nuestros recursos y mejores capacidades para, sin mirar por el retrovisor (a menos que sea para hacer justicia), impulsar a nuestra gran patria (la de 7 estrellas) al sitial que se merece.
Hoy todos los venezolanos, como dijo Francisco Herrera Luque “somos los dueños de un mundo que hicimos con nuestras manos” y que reconstruiremos con nuestras almas. Porque, de tanto caos, nacerá la diferencia.
«La libertad no se implora; se conquista con trabajo, inteligencia y carácter.»
Sebastián Francisco de Miranda y Rodríguez de Espinoza
Dayana Cristina Duzoglou para Caiga Quien Caiga
X: @dduzoglou
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