Primer dato; el kirchnerismo llega a su fin tras 20 años dominando la política argentina, Cristina Kirchner tiene ya poco para decir y para hacer. Segundo dato: el peronismo ha hecho la peor elección de su historia. Tercer dato: a la oposición tradicional, nucleada en la coalición social-liberal Juntos por el Cambio (JxC), se le coló un cisne negro, un Javier Milei que tiene patas arriba la política y la economía del país, un ultraliberal que sueña, y con razón, con instalarse el 10 de diciembre en el despacho principal de la Casa Rosada.
«Estoy listo para gobernar hoy», dijo este lunes el economista de 52 años, antes de que los mercados financieros abrieran y mostraran el abismo tan temido: devaluación de un 22% del peso, caída de los bonos y de las acciones argentinas en Wall Street, remarcación feroz de precios en comercios e industrias o incluso algo peor, la negativa a vender algunos productos. La inflación de agosto, pronostican los analistas, superará la cifra del 10%.
Que se entienda bien: la inflación mensual.
«Los proveedores no contestan», admitía en la televisión un comerciante en medio de un lunes sin valores de referencia, sin precios.
Milei ganó las primarias, pero la feroz Argentina le mostró casi de inmediato todos los problemas que afrontará si finalmente llega al poder. En el país del 130% de inflación anual, en el país con un PIB per cápita que es el mismo de 1974, en el país de 60% de pobreza infantil, gritar que se va a dinamitar el Banco Central y que se dolarizará la economía alcanza para obtener el 30% de los votos y ganar las primarias presidenciales, que es lo que sucedió este domingo. Pero con eso sólo no alcanza.
Jorge Liotti, analista político del diario La Nación y autor del libro La última encrucijada, había advertido de la posibilidad de una «emboscada» de los votantes a las dos grandes coaliciones. Y la emboscada sucedió: el peronismo perdió la gobernación de la provincia de Santa Cruz, génesis del kirchnerismo tres décadas atrás, está amenazado en sus otrora potentes feudos del extrarradio de Buenos Aires y podría perder la provincia del mismo nombre.
Pero la emboscada también sorprendió a la oposición. MIlei, un ultraliberal que si pudiera prácticamente aboliría el Estado, ganó con un 30,04%, seguido del 28,27 por ciento de Juntos por el Cambio (JxC) y del 27,27% del peronismo, que compitió bajo el sello de Unión por la Patria. Juntos por el Cambio, una coalición social-liberal que gobernó entre 2015 y 2019 con Mauricio Macri, creía tener ganadas las elecciones, pero la muy mala performance de Horacio Rdoríguez Larreta, el alcalde de Buenos Aires, impidió ese triunfo.
Rodríguez Larreta, del ala posibilista y levemente socialdemócrata de la coalición, cayó con claridad ante Patricia Bullrich, ex ministra de Seguridad de Macri y representante del ala más dura de la coalición, algo que se reflejó en su eslogan de campaña: O es todo o es nada.
Bullrich es todo un fenómeno político: en los años 70, como parte de la Juventud Peronista (JP), simpatizó con el grupo armado Montoneros, o incluso, dicen biógrafos suyos, perteneció a él. Ella lo niega, y hoy es una política de derechas que creció en popularidad tras su paso por el Ministerio de Seguridad.
Su desafío ahora es triple: integrar al sector de Rodríguez Larreta, ser la opción preferente para la mayoría de aquellos que votarán el 22 de octubre en las presidenciales y no lo hicieron en las primarias y, sobre todo, enhebrar un discurso económico coherente.
«Con el bimonetarismo, los precios se te acomodan enseguida», dijo Bullrich en 2022 durante una entrevista con EL MUNDO. «La única manera de terminar con la inflación es terminar con el déficit», añadió.
Pero Bullrich no es economista y le cuesta ser clara en su propuesta de economía bimonetaria, sobre todo ante un Milei que sería el primer economista desde 1983 en llegar a la Presidencia.
DISPUTA CENTRADA EN ECONOMÍA
La disputa de cara a octubre se centrará en la economía, con los problemas de inseguridad y criminalidad en segundo término, un caladero en el que Bullrich sí tiene ventaja.
No es, en cambio, el de defender derechos un asunto que vaya a mover la aguja en la batalla por la Casa Rosada. Se lo hizo ver el cantante Andrés Calamaro a su colega Lali Espósito en un significativo contrapunto de tuits.
«Es realmente triste que haya gente que vota a un anti-derecho», escribió la argentina. Calamaro lo ve diferente: «Querida Lali, en nuestro país no existe el derecho de ahorrar, optar a una vivienda, educación ni proyectos. Los slogan no nos sirven para nada».
Tras el impactante éxito de Milei, las redes sociales estallaron de comentarios a favor y en contra. Hubo quienes plantearon un problema de desinformación o fake news que no es real.
A diferencia de las campañas que llevaron a Donald Trump y Jair Bolsonaro a la Presidencia en sus países, en Argentina no hay una campaña de noticias falsas que impulse a Milei. Lo que lo impulsa es la claridad de su propuesta: dolarizar, dinamitar el Banco Central, acabar con la «casta política».
«MIlei es un populista de derecha, además de ultraliberal», gráficó a EL MUNDO Juan Luis González, autor de una biografía de Milei de nombre que no admite demasiadas dudas: El loco.
Esas propuestas son tan claras como inconcretas en varios aspectos, pero sedujeron a ciudadanos agotados ante una sucesión de gobiernos que no han ofrecido las soluciones esperadas. Ser contrario al aborto y a la educación pública no le impidió a Milei ganar las elecciones.
«Estamos ante el final del modelo de la casta, ese modelo basado en una atrocidad que dice que donde hay una necesidad hay un derecho, pero se olvida de que ese derecho alguien lo tiene que pagar», dijo Milei, que ganó en 16 de los 24 distritos del país.
DESLIZAMIENTO IDEOLÓGICO
Los resultados de las primarias marcan un deslizamiento ideológico hacia posiciones de centroderecha, liberales y de derecha dura que no fueron precisamente las que predominaron en la era democrática iniciada en 1983 en Argentina. Y premian a los outsiders, a aquellos que no controlaban el aparato de sus partidos o formaban parte del statu quo político.
«La sorpresa es el crecimiento de Milei, demostrando el enojo que hay con la política. Yo lo advertí hace tiempo», dijo con gesto adusto a la señal de noticias TN el ex presidente Macri.
«¡Hay que saltar, hay que saltar, el kirchnerismo no existe más!», celebraban los más jóvenes en estado de euforia en el búnker de JxC. Pero tras esa euforia, un tanto impostada, está la preocupación de Bullrich y de quienes deben diseñar ahora su campaña.
Se espera que la afluencia a las urnas crezca fuertemente en octubre, lo que abre todo tipo de posibilidades de cara a una carrera presidencial lejos de estar definida, pero en la que el claro favorito tiene nombre y apellido: Javier Milei.
Tomado del Diario El Mundo de España: https://www.elmundo.es/internacional/2023/08/14/64da706ffc6c839b478b45a3.html
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