Mi artículo de la semana pasada (Sinónimos engañosos) produjo comentarios elogiosos, que no debo dejar pasar inadvertidos. Periodistas, educadores y otras personas que escriben de forma habitual, se mostraron motivados por las consideraciones y por la manera de abordar el caso de palabras que, aun cuando son sinónimas, tienen particularidades que deben conocerse, en función de emplearlas adecuadamente.
En retribución a ese gesto afectuoso y gratificante, hoy hablaré de otras que comportan muchas dudas y con las que se incurre de manera muy frecuente en impropiedades. Sobre ellas he escrito en infinidad de veces, y en cada caso he procurado mostrar ejemplos sencillos, desprovistos de complicaciones académicas, en virtud de que contribuyan a despejar el panorama.
Me complace saber que a la luz de las observaciones vertidas en este trabajo de divulgación periodística, muchas hayan sido las personas que han adquirido facilidad en el manejo del lenguaje que emplean, lo cual evidencia que el esfuerzo no ha sido en vano.
Mi saludo y mi agradecimiento para mi hermano Luis Colina, apasionado por el buen decir y fiel cultivador de la amistad popular; y para la colega periodista venezolana Cynthia Higuera, una de las pocas comunicadoras sociales del estado Portuguesa que se preocupan por hacer un mejor uso de la comunicación escrita. ¡Gracias!
El tema es corto y relativamente fácil, pues para asimilarlo con mayor facilidad solo será necesario repasar lo que se recibió en la educación primaria y en la secundaria, además de mucho interés por superar las dificultades; de lo contrario, no conozco otra forma.
En cuanto a AUN, se debe tener presente que lleva tilde cuando equivale a todavía: «Aún no es la hora del almuerzo»; «Aún no logro descifrar las razones por las que renunció a su cargo».
Si se hace la sustitución en los ejemplos mostrados, se obtendrá: «Todavía no es la hora del almuerzo»; «Todavía no logro descifrar las razones por las que renunció a su cargo».
No llevará tilde cuando significa incluso, hasta, también o (ni) siquiera: «Aun yendo en ambulancia, no llegó con vida»; «Nunca es tarde para obtener la ciudadanía: aun a los 99»; «Ni aun en esa circunstancia se dará por vencido».
En los tres ejemplos, que los tomé de la explicación que al respecto ofrece la Fundéu (Fundación del Español Urgente), se verifica claramente el uso de incluso, hasta y (ni) siquiera. La referida fundación advierte que también van sin tilde la locución aun cuando y el conector aun así.
En relación con MAS, es menester señalar que se le coloca tilde solo cuando indica cantidad o comparación: «Cada día son más los venezolanos que abandonan su patria»; «Quiero más azúcar»; «Dame más argumentos»; «El nuevo alumno es el más alto de la clase» (comparación).
Existe un decir venezolano que muy bien pudiera ilustrar el asunto: «Mientras más masa, más mazamorra». El origen lo desconozco; pero no tengo dudas de que, mientras haya más recursos para algo, mejor podrán hacerse las cosas.
Sino y si no, aunque parecieran igual, son dos formas diferentes, ante las que conviene estar pendientes para no usarlas inadecuadamente.
La primera es una conjunción adversativa que se utiliza para contraponer un concepto positivo a otro negativo previo: «No me refiero a tus gustos, sino a tu vida»; «No estudia, sino trabaja»; «No me gusta el fútbol, sino el beisbol». También se la usa como conjunción adversativa de excepción: «Nadie lo sabe sino mi hermano»; «Nadie comió helado sino Sara».
La segunda de las formas señaladas (si no) es una expresión condicional, compuesta por la conjunción condicional si y el adverbio de negación no: «Si no te conviene, déjala ir»; «Me iré, si no aprendes a escuchar»; «Si no apruebas el semestre, no te irás de paseo»; «Perderás el examen, si no estudias».
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