La ley es un conjunto de ciertas reglas que se crean en ciertas instituciones con el fin de establecer ciertas normas de comportamiento y orden para la sociedad. Una ley dirá que puede o no puede hacer una persona en ciertos momentos o lugares. Esto resulta de la determinación de acciones que son legales o no. La justicia es la existencia de respeto a las leyes que hay una sociedad. Se fundamenta en la igualdad, la ética, el derecho y la moral. La justicia busca que todos esos conceptos permitan un trato igualitario a todas las personas.
Quienes defienden la Constitución están, sin duda, defendiendo la ley, pero no por ello es seguro que estén defendiendo también la justicia… En el fondo, toda la discusión apoyada en torno a la cuestión refleja, una vez más, ese eterno conflicto existente entre la ley y la justicia. La ley es un mandato de obligado cumplimiento que una autoridad establece para regular, imponer o prohibir una cosa; y –en el mejor de los casos– puede coincidir con la justicia; pero no es la justicia: es tan sólo un intento de hacerla definida, que se perfecciona, precisamente, en su afán de aproximarse a ella.
A mí, a estas alturas de la vida y luego de haber pasado por tantas injusticias, no me importa la ley porque vistas mis propias circunstancias, llegué a la conclusión de que en este país, mi país; no se cumple, no existe. Me importa la justicia y eso es lo que me procuraré.
Por qué digo que en este país no se cumplen las leyes? Bueno, sólo nombraré dos casos míos; uno, el referido a mis nietos y cómo el poder del dinero pudo más que el ¿poder? Legal y entre unas y otras ilegalidades –por no decir muchas-, pasaron por encima de la ley y no se hizo justicia y últimamente, en una fundación SIN FINES DE LUCRO (así lo dice) Casa de Reposo para Ancianos “San Martín de Porres” ubicado en la zona de Bárbula-Naguanagua-Valencia, donde fui en busca de cupo para mi mamá a quien retiré del asilo en donde estaba en Caracas pero a que a mí se me dificultaba visitarla por la distancia y otras situaciones, la saqué y me la traje a la casa en donde vivo en Paraparal-los Guayos y entre una y otra cosa para no extenderme tanto en el cuento, al llegar allí y hacer las preguntas pertinentes, el director del asilo en cuestión me hizo varias preguntas como que si mi madre tenía bienes, pensión del seguro, jubilación, mobiliario etc. Y al decirle que yo le llevaría su cama, gavetero, lencería, ropa y yo me ocuparía de lavarle la ropa y otros asuntos, el mencionado director me dijo que él tenía una pareja de ancianitos conocidos pore él y que si yo iba a Caracas a buscarle el resto del mobiliario que mi mamá tenía en el anterior asilo, éste me pidió su juego de cuarto matrimonial diciéndome se lo llevara a la dirección que él me daría y hace 4 días me llamó y envió mensajes en donde me dijo que dos ancianitas habían muerto y que si aún quería el cupo para mi mamá y al decirle que sí, me respondió que al asilo que él dirige no tenía que llevar cama ni mobiliario porque allí hay pero a eso le agregó que CUANDO LE LLEVARA LOS ENSERES, JUEGO DE CUARTO MATRIMONIAL DE MI MAMÁ CON SU COLCHÓN QUE ÉL QUIERE PARA REGALARLO A LOS VIEJITOS MENCIONADOS QUE NO ESTÁN EN EL ASILO QUE ÉL DIRIGE, LO LLAMARA; o sea, que el cupo está sujeto a que yo le pueda dar de mi mamá.
Por Dios, dónde está la ley, la justicia, la moral, la ética, la honestidad y todo el conjunto de valores que deben regir a quien dirige instituciones que tienen que ver con niños, ancianos, con seres humanos?
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